-Quitale tus asquerosas y repugnantes manos de encima, maldito engendro – Se escucho una tenebrosa voz, llamando la atención de Naraku, el cual miro hacia donde se encontraba Inuyasha, pero fue demasiado tarde, solo vio una sombra roja moverse a gran velocidad. Con rapidez corto sus tentáculos, al mismo tiempo que lo empujaba hacia atrás, alejándolo de Kaghome.
Luego de lograr recuperarse de ese golpe, volvió a mirar a Inuyasha. Estaba convertido en youkai. Sus ojos eran rojos con su pupila celeste, unas marcas violetas marcaban sus mejillas, no podía dejar de gruñir y sus garras eran mucho mas grandes, al igual que sus colmillos.
-¿Pero que demonios...?
Sin darle tiempo a pensar con claridad, volvió a atacarlo, logrando cortar gran parte de su cuerpo. El demonio peli negro, aun sorprendido, se alejo hacia una esquina para poder regenerarse, aprovechando esos segundos, Inuyasha se acerco a la azabache que aun lloraba, desatándola.
-Vamos perra – Le dijo en un suave gruñido, mientras la tomaba con suavidad de su cintura.
- Inuyasha – Susurro entre sollozos, sintiendo un enorme alivio en su alma.
- Tranquila – Le entrego su hakama, para lograr cubrirla. Sabia que estaba manchado, pero preferia eso a que Naraku siga viéndola desnuda.
- Malditos – Siseo el demonio, atacando con uno de sus tentáculos – Me la pagaran.
- Quedate aquí, perra – La dejo en una esquina, junto con su colmillo, y a manos limpias comenzó a atacar a Naraku. Kaghome aun no podía creer que su hanyou estuviera convertido y lograra controlarse. No era el mismo de siempre, ya que se comportaba con mas brusquedad, pero la trataba con delicadeza.
Con algo de esfuerzo, y queriendo ayudar a Inuyasha, comenzó a sentir la presencia del corazón de ese demonio. Sabia muy bien que sus extensiones ya no existían, pues ellos mismos se habían encargado de destruirlos a todos, entonces ¿Dónde tendria su corazón?
Si lograba hallarlo y destruirlo, seria el fin de ese ser maligno.
Comenzo a mirar hacia todos lados, pero no había nada que pudiera darle una referencia. Ya que era una habitación vacia, sin ningún objeto. Pero tenia que estar por allí. Naraku no correría el riesgo de alejarse demasiado de la única cosa que lo mantenía con vida.
Miro nuevamente la dura pelea que estaban teniendo esos dos demonios, preocupándose aun mas por Inuyasha. Sus movimientos no habían disminuido ni un poco, pero podía notar como sus heridas se abrían cada vez mas, haciendo que pierda mas sangre.
Intento calmar la ansiedad que sentia, para poder concentrarse en lo que importaba.
Cerro sus ojos y comenzó a buscar un aura maligna. Una mucho mas fuerte que la de Naraku. No podía estar muy lejos, ya que tendria que protegerlo en caso de que alguien quisiera atacarlo. Pero tampoco podría estar a la vista.
Concentrate Kaghome. Concentrate.
Se dijo a si misma y de pronto lo sintió.
En el suelo. Cerca de la esquina de donde el demonio peli negro no se había movido. Claro. Tenia que defenderlo.
Miro hacia todos lados, sin encontrar su arco, ¿Cómo lo haría?
No podía llamar la atención de Inuyasha, ya que Naraku se daría cuenta y saldría huyendo. Entonces, ¿Cómo lo haría?
Miro sus manos y sonrio.
Colmillo de acero.
Intentando pasar desapercibida por los peleadores, comenzó a moverse lentamente hacia esa esquina donde sentia esa presencia. Podia notar un leve campo de fuerza. Esperaba que colmillo solo, sin transformarse, fuera suficiente para matar a ese maldito.
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CALVARIO.
RomanceDespertó desorientada, preocupada por sus amigos, pero todo se derrumbo cuando se vio apresada y con la sensación de unos tentáculos recorriendo su piel. El asco y el miedo la inundaron y su única esperanza estaba frente a sus ojos, completamente i...