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— Sohyung quédate quieto.

Yoongi intentaba arreglar el abrigo de su pequeño hijo pero Min Sohyung estaba demasiado ansioso por tomar el rico desayuno de su papi para que lo llevara a su escuelita, después de todo debía llegar hoy temprano para poder ver a Daehyun quien había faltado ayer; quería verlo y jugar con él.

— ¡Ya estoy! ¡Papá ya déjame! — infló sus mofletes sonrojados intentando escapar de las manos de su padre acomodando su ropa y cuando lo logró corrió torpemente de su cuarto.

Yoongi aún de cuclillas sólo puedo suspirar al escuchar a su cachorro reír tiernamente a la distancia, agarrando la pequeña mochila roja con brillantes estrellas plateadas sobre la cama desecha abandonó la habitación con paredes celeste y un techo con hermosos puntitos blancos.

Lo primero que vió al entrar en el comedor fue a su amado esposo poniendo en la mesa un vaso con leche a Sohyung y la cafetera en medio del mesón, cuando sus ojos estrellados se toparon le sonrió alzando la comisura de sus suaves labios igual a los pétalos de una flor abierta bajo el blanco rocío puro de la mañana; no puedo apartar la vista por un tiempo largo sin creer que había despertado con ese bello hombre en su cama al amanecer.

Lo sacó de su trance cuando su niño lo llamó.

— ¡Papá! ¡Papá ven a comer! —Sohyung tenía un bigote blanco sobre su labio en su brillante sonrisa encorazonada mientras agitaba vertiginosamente sus manitas intentando captar su atención — ¡Se enfría tu café Pa'!

JeonGguk rió mientras tomaba una servilleta y con cuidado limpiaba la tierna piel del rostro de su bebé.

Yoongi sonrió en grande mientras se sentaba en su silla sorbiendo su café caliente y los veía juntos, mirando lo similar que eran sus dos personas más amadas.

Sohyung terminó rápidamente su desayuno y se alejó animadamente para lavarse sus dientes una vez más, cuándo ambos adultos vieron como la cándida figura del niño se perdió detrás de la puerta del baño sobre la fría madera enlazaron sus manos con dos relucientes sortijas entre ellas.

JeongGuk robó un beso fugaz a los atractivos belfos de su esposo riendo dulcemente cuando Yoongi en su aturdimiento las puntas de sus orejas se tiñeron de un rojo vibrante incluso después de tantos años unidos, mostrando después una pequeña sonrisa de dientes completos.

Cuando sonreía parecía ser el sol que sube y alumbra el cielo; brillante y entrañable, dejando en el corazón del joven Omega cosquilleando con una agradable calidez en su indefenso pecho.

Su cachorro con su mochila sobre su espalda y una afelpada bufanda blanca que apenas dejaba sus brillantes ojitos miel a la vista los apuró para salir y subir al auto, con su cuaderno a rayas y su lápiz de la suerte que le regaló Daehyun en sus manos cuando lo conoció en el jardín de infantes.

Sohyung obediente se sentó en el gran sofá jugando con sus manitas mientras su padre buscaba las llaves del carro extraviadas y su corbata perdida en algún rincón de su cálido hogar.

Yoongi suspiró  de alivio cuando encontró la corbata al lado de una recóndita maceta de un bello crisantemo blanco en una mesita de vidrio y al ver a JeonGguk con una sonrisita burlesca colgando de sus labios rosáceos, con las llaves jugando traviesamente entre sus dedos.

— Ah señor Min realmente no puede vivir sin mí. ¿Qué haría usted si yo no estuviera aquí? — arrastrando la burla en sus palabras el atractivo Omega se acercó reduciendo la distancia entre sus cuerpos logrando que el simple beta pueda oler su seductor aroma por el íntimo contacto; la misma exquisita fragancia prendadas en las cobijas de su cama.

JeonGguk robando la corbata de su esposo dejó caer sus manos en el cuello de la camisa ajena haciendo el nudo de la corbata azul cielo con paciencia, fruciendo su ceño de vez en cuando suavemente por la dedicación, el beta rodeó la estrecha cintura vestida con una gran y holgada sudadera gris con sus brazos delgados acercando su rostro al sedoso cuello desnudo, acariciando con la punta de su nariz la cremosa piel nívea, límpida e inmaculada de allí; sin la marca de dientes de un Alfa que debería tener un Omega.

JeonGguk gruñó cuando ocultó su rostro entre el hueco de su cuello alegando que no podía terminar de amarrar la corbata adecuadamente, pero él no lo soltó incluso afianzó el agarre con fuerza, besando cariñosamente la suave piel disponible a su vista.

Yoongi era un Beta y jamás podría satisfacer al lobo de JeonGguk al ser incapaz de darle la seguridad de un vínculo de ese tipo; jamás cubriría con su olor al Omega deseoso y anudaría en él.

El que fueran capaces de concebir a Sohyung fue un milagro, la tasa de embarazo de una pareja beta y omega es extremadamente baja estipulando que incluso si intentarán por diez años seguidos no serían capaz de procrear vida; su bebé fue ciertamente un precioso milagro que ellos lograron tener, su pedacito de cielo.

El que JeonGguk lo aceptara como su compañero de vida era lo mismo que asumir el ser incapaz de tener mas hijos, aquel valioso e inigualable milagro jamás se volvería a repetir; lo había condenado a ser un Omega odiado por su propio lobo y a una corta descendencia.

Al parecer JeonGguk puedo entender lo que pensaba porque abandonó su camisa y extendió su mano alzando con parsimonia su barbilla, acariciando con las yemas de sus dedos sus pómulos con afecto en su tacto apacible, conectando sus luceros en una mirada que le hurtó el corazón hace años convirtiéndose en su adición que se llevó su alma en un suspiro.

Él de cabellos ébanos era más alto por algunos centímetros y su cuerpo más definido y voluptuoso que el suyo, moldeado con tersos músculos sobresalientes en su piel nevada, con su complexión refinada y afilada con curvas peligrosas que delineaban su sensual figura etérea; sublime, eso era él.

Todo temor inefable que surgió murió en los labios del hombre al que amaba con locura, las palabras se durmieron en sus brazos y volvió a sentir una vez más que ellos no necesitaban eso.

Una mirada que hacía temblar el alma, como si estuvieran conectados desde incontables vidas pasadas; como si el conocerse no fuera una coincidencia si no algo que debía suceder.

Sohyung miraba todo eso con una curiosidad infantil bailando en sus ojos, según Daehyun su Papi Nam le había contado que las personas que se amaban mucho se daban besitos en los labios para demostrarlo, como él hacía cuando con esmero dibujaba y pintaba con sus bonitos crayones que su tío Taehyung le compró para su cumpleaños pasado y se lo regalaba a sus padres para darles su cariño.

¡Él siempre les prestaba sus juguetes preferidos a Daehyun! ¡También lo abrazaba mucho cómo sus papás lo hacen! ¡Siempre comparte sus preciados dulces que le dan sus profesoras! ¡Incluso toma largas siestas juntos al igual de las veces que había vistos dormir a sus padres pegados al otro!

¿No eso era amor? Siempre decían sus padres que se querían mucho.

¿Él también amaba a Daehyun? ¿Entonces debería también darle un besito?.

Por alguna extraña razón desconocida el puro y tierno infante explotó en un adorable rosa pálido que trepó por sus rechonchas mejillas colgándose en ellas. Hundió su carita entre su cuaderno al sentir surgir el incierto sentimiento de vergüenza, pero también uno de realización.

Él iba intentarlo, después de todo el estaba decidido a ser el omega de Daehyun ¡así estarían juntos para siempre!





Awww, ¿No es Sohyung adorable?

Amo el Yoonkook y el Omegaverse.
Aquí tienen bellezas, publicaré pronto lo demás (no sé cuantos capítulos tendrá esto, tal vez tres)

Comenten, besos ~♡

Ethereal #1✧ Yoonkook [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora