Mi despertador no dejaba de sonar, así que me levante y cuando vi la hora marcaban las cinco y media, el vuelo salia a las seis veinte y rápidamente abrí los ojos, corrí yendo hacia el lava manos, saque la ropa que iba a usar, tenía que ser algo presentable porque para mis padres era muy importante dar buena impresión ante cualquier persona nueva y más si se trataba de hacer algún tipo de tratos o citas.
Sujete mi cabello dandole forma en media coleta, lo ondule un poco y lo decore poniendo me un gran moño en mi cabeza, tome mi pequeña maleta y salí corriendo mi madre ya se encontraba con el chofer, subí al auto. Partimos en dirección al aeropuerto y mi madre solo me invadía de preguntas haciendo me poner más nerviosa de lo que ya estaba.—¿Trajiste todos los papeles?—
—Si—
—¿Los acomodaste conforme la lista?—
—Ya están listos —rodé los ojos
—¿Lavaste bien tus dientes? —asentí —No quiero que vayas a ensuciar durante el vuelo tu ropa, te quiero casi intacta.
—Madre, todo ya esta hecho —fruncí el ceño —No puedo ser perfecta.
—Por el día de hoy debes de serlo, te parezca o no cariño.—
—¿Podrías cerrar un poco la boca durante el resto del camino?. Tu voz pone mis nervios de punta. —ya estaba enfadada y comenzaba a fastidiarme mi propia madre.
—Cuida esos modales Madeleine, no quiero verte actuar de esa manera en unas horas —me señaló con el dedo índice —Tal vez y te ponga de buen humor la sorpresa que te tengo en el aeropuerto.
—¿Sorpresa? —comenzaba a cuestionar me a mi misma, ¿seria tal vez uno de sus regalos ″finisimos″?
—Te hará buena compañía durante el viaje —traía una gran sonrisa mi madre
—¿Compañía? Pero quien...
—Vamos apresurate a bajar —me interrumpió ignorando mis preguntas.
Bajamos del coche y caminamos hacia el interior del aeropuerto. Nos dirigimos hacia la sala de espera y caminando seguía mencionando en mi mente a quien rayos había invitado mi madre.
—Saluda al gran Robert Jones —se encontraba sentado el estúpido de Robert y sin más no poder lo salude con hipocresía y una exagerada sonrisa.
—Hola Maddie como has estado —tomo mi mano y la beso, y discretamente limpie mi mano en mi vestido el contacto que hubo entre nuestras manos.
—Que tal Robert —levante ambas cejas.
—Tiene una hija preciosa señora Collins
—Gracias Robert —lamento decirlo pero mi madre le sonreía como estúpida, solo con el hecho de darle buena impresión a el y su familia ″Jones″.
Tomamos asiento y esperamos,llego el momento en que nos llamaron para nuestro vuelo por medio del micrófono y poder subir al avión.
Mi madre tomo asiento junto a mi y comenzaba otra vez a fastidiar, pero ahora solo eran comentarios tontos sobre Robert.
—No creas que no alcancé a notar cuando limpiaste tu mano.—
—Sabes que nunca me ha dado buena espina Robert, así que no me obligues a tratarlo de perfecto modo —mi vista se dirigía hacia la ventana del avión
—Madeleine, sabes que tu padre y yo queremos el mejor futuro par ti, así que dejate ayudar aun que sea un poco. —comencé a carcajear ante el comentario de mi madre.
—¿Es en serio? ¿Ayudar en mi futuro? ¿Y con ese patán? —arqueaba mi ceja mirándole —Gracias por querer hechar a perder mi futuro, que buen ejemplo a darme. Así que... no gracias, prefiero estar sola a que con alguien como él.
—Su padre esta entre las mejores empresas de Inglaterra y su familia ocupa un gran puesto en...
—Ya me se toda la historia, no gastes tu saliva Olivia—
—Queria recordarte que tan beneficiada saldrias si tu te casaras con el.
—No me interesa, y no es de mi gusto gracias y sino es molestia, tomare un descanso durante lo poco que queda del vuelo —gire mi cabeza hacia la ventanilla y cerré ambos ojos pero no me duró mucho el gusto.
Sentí que mi madre se levanto del asiento y cuando gire mi cabeza hacia donde estaba, encontré una cara no de mi agrado.—¿Te puedo ayudar en algo?
—¿Como has estado mi querida Maddie?
—Fuera de lo normal, ¿y tu?
—Pues ya sabes, tengo una vida muy alocada, siempre en movimiento de viaje en viaje y estudiando para darme ciertos lujos.
—Tu nunca te has ganado nada a tu esfuerzo —frunci el ceño —Todo es gracias a tu padre
—¿Que tanto sabes de mi vida?
—Lo básico, una persona tan básica como tu es fácil de conocer a leguas —le Sonreí sarcástica.
—¿Cuando será el día que me dejes de odiar y te dejes querer Maddie?
—Ay Robert, en realidad sueñas en grande ¿no? —rodó los ojos
—¿Qué tendría que hacer para ganarme tan si quiera un poco de tu cariño? —tomo mi mano y la quite sin dudarlo —Bueno, si es que tienes sentimientos.
—Solo pierdes tu tiempo Jones —le guiñe el ojo y me gire por completo hacia la ventana.
—No me daré por vencido Maddie, así que no estés tan tranquila que próximamente estaré más cerca de ti —hablo mientras se levantaba y se retiraba.
Me quede intranquila ante lo último que me dijo.