Cástor se acercó a toda prisa a una de las pantallas y pulsó un botón azul.
-¡Hemos recibido una señal de socorro del clan de la Lira, id todos hacia el hangar, partimos de inmediato! -El muchacho que siempre estaba calmado parecía al borde de un ataque de nervios. -Alrisha, salgamos también nosotros. -Miró a la joven piscis con seriedad ante lo que ella no se negó y le siguió corriendo a reunirse con el equipo, iba a ser su primera misión, estaba muy muy nerviosa, sentía que iba a echar el desayuno en cualquier momento.
En los hangares se encontraba todo el equipo, no llevaban los uniformes que normalmente usaban sino cada uno llevaba unas prendas distintas.
-¡Wow! -Le brillaban los ojos, aquellos trajes eran alucinantes.
-¿Te gustan? -Preguntó Mali sonriendo. -Son nuestras armaduras de batalla.
-¡Son como la transformación de un superhéroe cuando está listo para entrar en acción! -Interrumpió Regulus.
-Son geniales. -Sonrió.
Elnath entró la primera en la nave ocupando el puesto de piloto con Cástor a su lado.
-Abrochaos todos. -Ordenó mientras preparaba todo para despegar la nave, antes de arrancar miró a sus compañeros para que estuvieran listos y tras comprobarlo despegó.
-Cástor ¿conseguiste algún mensaje? -Preguntó Tegmine una vez salieron de las barreras de Milky Way.
-No, sólo vi la luz roja en su territorio y salí corriendo sin pensarlo dos veces. -Desvió la mirada, no solía ser tan temperamental.
-Ya veo, espero que lleguemos a tiempo y poder ayudar. -Respondió con seriedad.
El viaje no fue demasiado largo, gracias a la gran velocidad de la nave en poco más de quince minutos estaban sobrevolando el territorio en cuestión, se podían ver todos los edificios blancos.
-Aterrizaré a un par de kilómetros de la capital para tener algo de ventaja para un ataque sorpresa. -Comunicó Elnath. -En ese momento, una pantalla se abrió frente a Cástor. En ésta había una joven de cabellos rosados, parte de su cabello estaba recogido en dos moñetes mientras el resto caía sobre sus hombros.
-¡Señorita Vega! -Cástor suspiró de alivio, parecía sana y salva.
-Cástor, chicos, me alegro de veros. -Sonrió. -Venid pronto, por favor, este ataque es muy extraño. Estoy en el bosque que hay al norte de la capital, me estoy escondiendo por si acaso.
-Entendido, Vega, voy a aterrizar justo allí. -Respondió Elnath. -Agarraos que allá vamos. -Con sumo cuidadosamente realizó la maniobra de aterrizaje en un claro que había entre la espesura, era una piloto de primera. Una vez la nave tocó tierra firme todos bajaron de ella, la princesa Vega, al ver la nave había ido corriendo hacia el lugar del aterrizaje con cuidado por si algún soldado la encontraba.
-¡Chicos! -Alzó la mano en la cual portaba su arco como saludo.
-Menos mal que estás a salvo, Vega. -Sadalsuud fue la primera en acercarse, se conocían desde que la pequeña había nacido.
-Todos lo estamos, es extraño. -Contestó.
-¿Cómo? -Preguntó Alrisha.
-Oh tú eres nueva ¿verdad? Soy Vega, princesa del clan. -Le tendió la mano amigablemente.
-Así es, soy Alrisha del clan Piscis. -Asintió sonriendo. -Y ella también es nueva en el equipo, Polaris la princesa del clan del Oso.
-¡Encantada, Polaris! -Se giró hacia sus compañeros. -Venid, vamos a ir a la antigua capital. Les dijo bastante seria, os explicaré lo que está pasando, es bastante extraño. -Suspiró adentrándose en el bosque con ellos.
-¿Qué ha ocurrido? -Preguntó Spica, era muy extraño que en un ataque de Cassiopea sobreviviera gente, nunca dejaban escapar a nadie, el ataque en Fische fue una excepción.
-Veréis... -Suspiró Vega. -Aparecieron de pronto, no eran un grupo grande y no eran soldados de Cassiopea... Eran Altair, Alshain, Libertas y Tarazed, los mercenarios del clan del Águila.
-Pero Vega... ¿Estás segura de que eran ellos? -Antares se había puesto pálido de pronto, conocía a esos cuatro, había viajado con ellos durante varios meses y no eran mala gente, eran gente justa y amable ¿por qué alguien como ellos iban a estar con Cassiopea? No entendía nada.
-Sí, cuando llegaron Lyra sintió la energía de Aquila y les vi usar su metamorfosis, eran ellos sin lugar a dudas... Pero nos dejaron escapar a Tragoúdi, Lyrae y yo pudimos evacuar a toda la ciudad, no nos atacaron más que para echarnos de palacio... Ha sido raro. -Se paró frente a un árbol y comenzó a entonar una nana haciendo que del tronco apareciese un portal. -Venid por aquí.
-¿Un portal? -Alrisha lo miraba con curiosidad.
-Sí, esto va a Tragoúdi, la antigua capital del clan de la Lira. -Respondió entrando en el portal para que todos fuesen tras ella.
-¿Una capital subterránea? - La muchacha del clan Piscis no entendía por qué los de la Lira tenían dos capitales.
-Sí... Tras la formación de los ochenta y ocho clanes, después de la muerte de los guerreros que liberaron a Plejadë los descendientes fueron olvidando cómo todos juntos habíamos sido la liberación del planeta y empezaron a invadir territorios desencadenando así la Segunda Gran Guerra. Uno de los clanes más afectados fuimos nosotros. No sabíamos pelear, nuestra magia reside en nuestra música, así que huimos para evitar la masacre de nuestro pueblo cuando fuimos invadidos por nuestros vecinos del clan del Centauro, entonces la gente de nuestro clan descubrió que en el bosque había una cueva subterránea bajo Leier. Gracias a la magia de creación de nuestras canciones nuestros antepasados pudieron construir una ciudad en la cueva subterránea, allí nuestros antepasados pasaron ocultos toda la guerra hasta que pudieron salir de nuevo.
-Comprendo... -Estaba muy sorprendida de oír aquello. -Pero esto está muy bien mantenido.
-Sí, durante generaciones decidimos cuidar Tragoúdi por si en algún momento lo necesitábamos y bueno, parece que ha llegado el momento. -Vega continuaba guiándoles por el pasillo de piedra hasta que la cueva se hizo más y más grande dando lugar a una hermosa ciudad. Los edificios estaban sobre colinas, eran todos completamente blancos, con columnas, la gente parecía feliz aunque estuvieran siendo invadidos por Altair y sus compañeros.
-Ahí arriba está el palacio. -Señaló la colina más alta sobre la cual se alzaban los dos edificios más grandes de la ciudad. -Lyrae nos espera.
-¿Hay que subir tan alto? -Se quejó Póllux. -Estoy muy candado, jope
-Tranquilo, hombre. -Se rió ella. -Vale que la ciudad tenga como unos diez siglos o más pero la hemos adecuado la ciudad a la tecnología actual. Detrás de la colina hay ascensores de cristal para subir hasta la parte de arriba, venid, por aquí se llega antes. -Dieron un largo rodeo hasta llegar a la parte de detrás de la colina donde como efectivamente Vega había dicho se encontraban los ascensores, no eran demasiado grandes, por lo que tuvieron que hacer varios grupos para ocupar ambos y poder subir hasta la cima de la gran colina donde se encontraban los dos gigantescos panteones que eran el palacio y el templo de Lyra, la benevolente diosa del clan y la protegida de la princesa. Al llegar todo el grupo un fornido hombre muy alto y ancho de espaldas, la túnica que llevaba dejaba al aire parte de su fuerte pecho. Llevaba el pelo rosa, de tono algo más oscuro que el de la princesa recogido en una trenza que caía sobre la tela de la túnica blanco inmaculado, de la mano portaba una lira dorada con hermosos tallados en ella.
-Dios, menudo hombre. -Tegmine se le quedaba mirando de arriba a abajo comiendo al hombre con la mirada.
-Vos debéis ser la reencarnación de la diosa Afrodita. -Sin que nadie se hubiera dado cuenta el hombre se había acercado a Elnath y se encontraba arrodillado frente a ella tomando su mano. -¿Cómo os llamáis, bella dama?
-E-Elnath. -Se había puesto nerviosa, no era la primera vez que la gente se fijaba en ella, en especial los hombres, pero no le hacía mucha gracia.
-Oh, la princesa del clan Tauro, las palabras sobre vuestra belleza no están a la altura de la realidad, mi señora. -Sonrió encantador.
-¡Lyrae! -Vega le miró con reproche antes de darle un capón con fuerza. -¿Puedes dejar de intentar que cada persona que te atrae un mínimo físicamente acabe en tu cama? Por el amor de los dioses, eres el maldito rey del clan ¿tanto te cuesta comportarte como tal? -Los dos hermanos se llevaban bastante bien, y no podía negar que el mayor fuera un buen rey, el pueblo le adoraba, pero se dejaba llevar demasiado, se podía decir que había pasado noche con la mitad del reino, mientras viera algo de belleza en la persona le daba igual hombre o mujer.
-Uno tiene una misión en la vida y no se puede huir teniendo semejantes bellezas aquí. -Guiñó un ojo hacia Antares que puso cara de asco.
-Lo que tu digas, hermano. -Bufó pasando de él. -Vamos dentro, tendremos que hablar qué hacer con el ataque de los mercenarios del Águila.
-Claro, claro. -Al instante se puso serio. -Pasad, pasad. -Les guió dentro del palacio llevándoles hasta una sala en la cual había una mesa de piedra alargada, también contaban con varias sillas por lo que todos pudieron sentarse.
-Vega nos ha contado el ataque a Leier. -Algedi tomó el mando de la reunión.
-No todo. -Interrumpió ella. -No conté que además de dejar escapar a todos los ciudadanos sólo parecían tener interés en mí.
-Con que ahora sólo van a por los elegidos ¿eh? -Se llevó los dedos a la barbilla.
-Probablemente estén desesperados ¿no os parece? -Explicó Spica. - Ahora tenemos a un miembro de los doce clanes del Zodiaco, su principal amenaza y no pueden hacer nada por evitarlo ya que el hecho de que Alrisha consiga o no ser la duodécima elegida no depende de ellos. Entonces su única opción para minar la fuerza que podamos conseguir es hacer daño a potenciales aliados del equipo como es aquí Vega.
-Puede que tengas razón, Spica, es una buena opción. -Contestó Algedi.
-Iré a hablar con ellos. -Antares se puso en pie. -Conozco bien a Altair, a Alshain, a Libertas y a Tarazed, no son mala gente, tiene que haber alguna explicación para su comportamiento y para que estén del lado de Gamma.
-¿Y qué que les conozcas? -Respondió Spica tajante. -Están aquí, han atacado un clan inocente y eso es un hecho, son nuestros enemigos.
-Tras perderlo todo, Rigel me acogió, él estaba formando su pequeña resistencia que ahora es Fallen Stars, yo no sabía nada de la guerra, gente importante para mí había muerto ante mis ojos por mi maldita culpa, y él me mandó con Altair, su mejor amigo. Los cuatro me acogieron como uno más de su familia, me entrenaron, me enseñaron a pelear, son la gente más honesta y honrada que he conocido nunca. Me cuesta creer que de la noche a la mañana se hayan convertido en unos asesinos como son el resto de Cassiopea. Lo siento pero no pienso creerlo hasta que lo vea con mis propios ojos.
-Está bien, Antares, entiendo que estés dudando. -Tegmine, ya que al fin de al cabo era la líder del grupo había decidido tomar una decisión. -Igual el clan del Águila tiene una justificación, igual no, no lo sabemos sin hablar con ellos, es posible que más soldados de Cassiopea vengan aquí y estaremos perdidos, propongo formar grupos y dividirnos ¿qué os parece?
-Creo que es una buena idea. -Alrisha no solía tomar parte en las reuniones, se limitaba a escucharles y asentir.
-Vale, en la ciudad hay cinco portales, debemos cubrirlos porque son la forma de entrar a la ciudad aquí abajo. -Contestó Vega. -Necesitaremos gente para cubrirlos.
-Algedi, Póllux y Castor, Mali, Kaus y tú, Vega ¿os parece bien? -Preguntó sin tener ninguna queja como respuesta.
-También necesitaremos dar una vuelta a la ciudad por si acaso hay alguien que no ha podido escapar, si hay algún herido habrá que atenderle. -Propuso la pequeña Sadalsuud.
-Eso te lo encargo a ti, Spica, Elnath, Sheratan y yo iremos contigo para protegerte.
-Entonces eso nos deja a Antares a Alrisha y a mí para ir al castillo a por ellos. -Regulus parecía emocionado por tener el papel principal de la misión.
-No perdamos más el tiempo. Hay mucho que hacer. Antares se puso en pie.
-Antares, Regulus, Alrisha. -Vega se acercó a ellos. -Hay uno de los cinco portales que he mencionado antes que deja cerca del palacio, os llevaré a él, os será más sencillo llegar desde allí, me encargaré yo de cuidarlo. -Sonrió.
-¡Claro! -Reg respondió la sonrisa con ánimo. -Vamos para allá.
Les guió hasta una fuente que había al pie de la colina en la que estaban. -Parece absurdo pero es aquí dentro. -Comenzó a tararear abriendo el portal, haciéndo visible para ellos el otro lado del mismo, la ciudad. -Lo veréis nada más salir, tened mucho cuidado, por favor, es peligroso.
-No te preocupes, estaremos bien. -Respondió Antares cruzando sin darle mucha importancia. Al otro lado esperaba a sus dos compañeros, la ciudad estaba desierta, se notaba que todo el mundo estaba protegido bajo tierra pero era siniestro no ver a nadie siendo poco más de las once de la mañana.
-Eso de ahí debe ser el palacio. -Señaló Alrisha al pasar desde el portal, era muy similar al que habían visto abajo
-Venga, vamos. -Antares echó a correr hacia allí, no podía perder ni un minuto más, quería acabar con aquello cuanto antes. Según se acercaron analizó el lugar, no parecía que hubiese guardias, ni un sólo soldado de Cassiopea.
-Buah, no nos lo pueden estar poniendo tan fácil. -Se rió Regulus aferrando la empuñadura acabada en la cabeza de un león de su espada.
-Reg, no. -Antares le detuvo poniendo la mano sobre la suya. -Esperadme aquí, voy a hacer una investigación rápida y os informaré para que entréis ¿queda claro?
-¡Sí! -Contestaron a coro ambos mientras Antares desaparecía de su campo visual.
-Tranquila, en el clan Scorpio son unos asesinos de primera, los más sigilosos de Plejadë, An siempre ha sido muy bueno en este tipo de situaciones, sólo queda esperar a que nos diga que vayamos. -Regulus sonrió orgulloso, sabía mejor que nadie sus habilidades.
-"Chicos, podéis entrar, está desierto". -La voz de Antares resonó en sus cabezas.
-¿Qué ha sido eso?- Preguntó Alrisha confusa.
-Llevas el comunicador que te dio Cástor ¿no? Nos permite comunicarnos por algo así como telepatía, es genial para las misiones. -Se rió Regulus. -Venga, vamos a entrar, que nos está esperando. -La cogió de la muñeca tirando de ella para entrar en el palacio donde el escorpión les esperaba, en medio del pasillo.
-Vamos a la sala del trono, he visto a Altair y Alshain, pero no me han visto, parece que podremos hablar con ellos. Es esa habitación de ahí. -Tomó aire antes de abrir, tenía miedo, podía encontrar que quienes le habían acogido años atrás ahora fueran unos asesinos.
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Fallen Stars
FantasyEn el mundo de Plejadë la paz de los distintos clanes se ve amenazada por la sanguinaria organización Cassiopea. Para hacerles frente los doce elegidos por los Dioses del Zodiaco deben unir fuerzas y así evitar la destrucción de su planeta.