He's beautiful

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    JungKook odia que sus padres tomen desiciones precipitadas sin siquiera consultarle si le parecía, pero también odiaba tener que hacerles caso porque hasta que no se presentará y no cumpliera su mayoría de edad, seguiría a su cargo.

   Como odiaba esa sociedad de mierda.

    Al no tener ni voz, ni voto, fue difícil persuadir a sus padres para que cambiarán de opinión respecto a llevarlo al jodido campamento para Alfas donde lo inscribieron, todo con la excusa de que el ambiente sería bueno para que finalmente se presentará como uno. Vaya que eso le parecía ridículo y al final no pudo salirse con la suya.

     Cuando sintió el auto detenerse y observó por el rabillo del ojo a su madre moverse supo que era el comienzo de su infierno.

— Cachorro mío, portate bien y recuerda que si necesitas algo siempre puedes llamarnos —musito la Omega, acariciando su rostro con sus delicadas y cálidas manos mientras le mostraba una sonrisa radiante.

    Pero JungKook no iba a llamarlos. Oh, claro que no. Podía ser aún un cachorro a los ojos de sus padres pero tampoco era un inocente lobito.

    Sabía muy bien que sus padres harían de todo menos estar sentados frente a la televisión. Los malditos iban a divertirse de lo lindo, visitando cada bonito lugar que había en la ciudad por esas vacaciones. Todo sin él.

    Asintió a lo dicho por la mujer de todos modos y puso su mejor carita de bambi para darle un poco de lástima, no perdía nada con jugar su mejor carta.

     Una pena que no le funcionó porque su padre lo conocía tan bien como para saber sus intenciones. Tomó a su Omega de la mano y le sonrió mientras volvían al auto.

    Finalmente se fueron y Jeon no tuvo más que resignarse, caminando dentro de la primer cabaña que servía como recepción donde fue recibido por una amable Alfa que le asignó la cabaña que compartiría con otros tres Alfas más (cosa que le parecía absurdo porque él ni siquiera sabía si era uno). Aunque se perdió entre las numerosas cabañas, encontró la suya con la ayuda de las indicaciones que logro recordar le dió la mujer de la recepción.

    Sobre la cabaña no tenía mucho que decir, más que era bastante lujosa y estaba seguro que sus padres se gastaron una buena cantidad de dinero en su inscripción; contrario a como creyó que sería el lugar era bastante silencioso (por el momento), tratándose de un campamento para Alfas era una grata sorpresa.

    Suspiró pesadamente y acomodándose la gran mochila al hombro tocó la puerta, escuchando el ajetreo que se armó detrás antes de que fuera abierta y lo recibiera un Alfa vistiendo solo una bata con el cabello de un color rubio escapando de debajo de una gorra.

— ¡Tu debes ser el último Alfa que nos faltaba! —afirmó en un tono alto, una sonrisa cuadrada adornando su varonil rostro — Soy TaeHyung, entrá.

     Murmuró un gracias y pasó, siendo chocado por la mezcla varonil de aromas pertenecientes a cada uno de los Alfas. Aunque le molesto un poco a la nariz, había solo uno que llamaba poderosamente su atención. Un sutil aroma que no llegaba a descifrar debido a que se veía opacado por los otros mucho más fuertes.

    Todo dentro de la casa parecía bastante bien ordenado y eso fue algo que le agrado, era bueno para su ligero trastorno compulsivo del orden.

    Su mirada siguió vagando por la sala. Saludo al otro Alfa que divisó sentado en el sofá, de nombre HoSeok. A JungKook le generaba una extraña sensación de calidez.

     Se sintió bienvenido por ambos Alfas,  incluso conversó un poco con ellos y le ofrecieron jugar a lo que sea que estaban jugando en la TV de pantalla plana. Denegó la invitación lo más cortés posible y subió arriba para dejar sus pertenencias.

Cachorro Jeon | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora