Nueva York, 1926, eran las 7 de la noche ya, cuando una delgada figura figura cruzaba las calles rápidamente para llegar a su destino, Credence Barebone, alto y pálido, vestido con un saco de color negro, una camisa blanca con un lazo negro en el cuello que hacía contraste , un chaleco oscuro a rayas que hacía juego con un pantalón a la cintura que se sosteía con un cinturón de cuero marrón con una hebilla dorada que destacaba dentro de su sombría vestimenta y unos botines negros caminaba agitadamente por la calle, dando zancadas por las húmedas y negras baldosas. Cabizbajo, evitaba chocar con las personas que pasaban apresuradas, no quería ningún contratiempo, había terminado con sus obligaciones hace un momento, había repartido , como todos los días, hasta el último volante y recorrido la ciudad en busca de un lugar para el meeting de mañana, estaba cansado, adolorido por los golpes que le propinó su madre hace unas horas y helado por el clima de la ciudad, pero tenía que acudir a su cita con Él esta noche, dió unos pasos más y por fin llegó a su destino.
Con sigilo ingresó en un callejón oculto entre un par de edificios altos para adentrarse en este, a medida que avanzaba en este el ruido de la ciudad aminoraba y sólo se escuchaba el eco de sus pisadas , avanzó unos metros más hasta llegar al final. Se detuvo en seco y se quedó quieto, impaciente en medio del silencioso callejón, aún podía sentir frio, pero los muros lo protegían del viento helado y cortante.
El muchacho giró para observar un cartel pegado en la pared, soltó unas bocanadas de vapor y apretó los puños, provocando con esto que las heridas que tenía en las manos se abrieran y comenzaran a sangrar de nuevo. Su madre le había golpeado con el cinturón como siempre y juraba que esta vez se había enzañado más con él , por el hecho de haber llegado tarde y esta le había ordenado que no se atreviese a hacerlo de nuevo, pero el lejos de acatar las ordenes de su madre, y pese a que le acarrearía otro castigo peor, tenía que verlo a Él, Él le curaría las heridas y le haría compañía un momento.
A Credence le gustaba estar cerca de Él, pese a aquel aspecto serio, soberbio, altivo, cubierto por una gabardina negra que ahondaba el aura de misterio que tenía , el joven podía sentir el calor que irradiaba cuando este se le acercaba. Le gustaba cuando sus manos pasaban encima de las suyas, las manos de Percival Graves siempre estaban calientes a comparación de las suyas que siempre se hallaban frías y húmedas por el nerviosismo y el miedo que le hacían sentir los castigos de su madre.
Graves debía de haberse aparecido hace ya algún rato y el muchacho comenzó a impacientarse dando pequeños pasos y cerrando de nuevo los puños, las heridas comenzaban a picar y por la presión de sus puños las llagas sangraban con más intensidad, algunas gotas empezaban a escurrirse por sus entumecidos dedos, pero, de cualquier modo, a pesar del dolor que se provocaba, ese pequeño lapso hasta la llegada de Graves le permitía a su atribulada mente pensar en alguna excusa acerca del niño que se le había encomendado buscar. Credence se hallaba frustrado por esto también, ya que Graves había puesto toda su confianza en él y sentía que le estaba fallando al no esforzarse más en encontrarlo, Graves había dejado una tarea de vital importancia , o al menos eso le decía él, pero para él eso no era lo importante. Percival Graves era la primera persona que había confiado plenamente en él y no lo había mirado con desprecio, ni se había alejado, ni lo había visto como un loco o un fenómeno.
Aquél hombre lo aceptaba a pesar de saber de dónde venía, de una familia que quería acabar con las brujas, siendo este un mago. Graves le había prometido la gloria y el reconocimiento, además de enseñarle a usar magia, pero a él no le importaba mucho eso, lo que realmente lo llenaba de motivación era la idea de irse con él, de dejar a su abusiva madre e irse a vivir con Graves, así nunca mas se iba a volver a sentir solo y todos esos golpes por llegar tarde a casa y desobedecer habrían valido la pena.
ESTÁS LEYENDO
En las sombras (Percival Graves x Credence Barebone yaoi)
FanficGravence oneshot smut. Simplemente una historia que se me ocurrió mientras volví a ver animales fantásticos y donde encontrarlos. Los personajes no son míos, pertenecen a J.K. Rowling. Espero que les guste.