Fantasma de la Ópera (Villeta x Jeremiah)

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*Advertencia: Erotismo*

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*Advertencia: Erotismo*

Una mujer de exuberante belleza caminaba por las calles desiertas de la capital de Britannia, era un día sumamente frío y la mayoría había decidido resguardarse en su hogar, pero no ella, quien no llevaba más que un grueso abrigo, sin embargo, eso no la detenía y seguía su marcha saludando a las pocas almas que se atrevían a vagar por aquel helado sitio, hasta que, llegó a un antigüo teatro donde emprendió camino hacía dentro y el repiqueteo de sus tacones resonaban haciendo eco.

El sitio estaba vacío recordándole las fechas que eran y que actualmente esté no estaría ocupado; adentro se sentía inusualmente cálido y eso hizo que se desprendiera de su pesado abrigo, dejándola solo con un delicado vestido a la medida, sus medias y zapatos, mientras avanzaba con paso firme hacía arriba del escenario, moviendo con sensualidad su voluptuoso cuerpo.

Al estar finalmente arriba comenzó a calentar, preparándose para ensayar; su nombre era Villetta Nu, el as principal de la ópera británica y una mujer que vivía para los reflectores, nada le importaba más que eso y lo demostraba ensayando y desviviéndose en cuerpo y alma, incluso en los días más sagrados para las familias, como lo eran esas fechas, no obstante, no era de extrañarse, pues ella era una mujer enigmática y, sin una familia con la cual convivir, lo único que podía sacarla de su trabajo era una enfermedad que se lo impidiera.

Después de sentir que era suficiente calentamiento empezó a danzar percatándose de que ya no estaba sola en aquel lugar.

Sus movimientos eran fluidos y provocativos, danzando como si la música estuviese presente y así lo hacía, solo que en su mente, la melodía era fuerte y clara comenzando a cantar como el guión lo indicaba.

(Ella)
~En sueños mi nombre pronunció,
y lo escuche,
es esto un sueño más o al fin te vi,
fantasma de la ópera ya esta,
dentro de mí. ~

De pronto, un viento cálido llegó directo a su oído mientras sentía una mano tomar su vientre y otra recorrer su rostro y bajar hasta su pecho a la par que una inquietante voz masculina seguía el guión, justo donde ella tenía que cortar su diálogo.

(Él)
~Si cantas junto a mí,
mi gran poder.~

Su tacto la enloquecía a medida que aquel sujeto exploraba más su cuerpo y su melodiosa voz llenaba de eco el escenario, retumbando en su mente y haciéndola sentir emociones indescriptibles.

~Influjo sobre ti, podrá crecer,
querrás huir de mi,
dejarme atrás
fantasma de la ópera soy yo
dentro de ti.~

Más que terror Villeta estaba llena de excitación, no era la primera vez que ella estaba en esa situación, cegada por el deseo en aquel escenario siendo presa de aquellas manos expertas, ambos eran uno al danzar, ambos eran uno al cantar, no podía elegir mejor pareja, no podía elegir mejor compañero, hombre o demonio, ella aún no lo sabía, un hombre con una máscara en su rostro, un hombre misterioso, Jeremiah Gottwald, también conocido como "Orange" en la ópera.

(Ella)
~Quien vio tu rostro ya,
terror sintió,
yo soy tu máscara,
(Fantasma) tu genio yo,
(Ambos) tu espíritu y mi voz,
un grande amor,
fantasma de la ópera ya estas en mi interior.~

Cuenta la historia que hace años un gran incendio azotó la gran ópera de Britannia, dejando al actor principal con una gran herida en el rostro y, avergonzado lo cubrió con una máscara dorada, sin embargo, el hombre no volvió a ser el mismo y un día desapareció sin dejar rastro, la historia dice que se le ve aún vagando sin descanso, acechando a los actores con talento para robar su alma, algunos otros dicen que está vivo y vive bajo la ópera en las antiguas vías del tren que pasaban bajo ésta, otros cuentan que vive buscando a su alma gemela y cuando la encuentre se la llevará con él, en realidad, nadie sabe que es verdad y para muchos, una fantasía es, pero, para aquellos que lo han visto, es tan real como ellos, un fantasma, un hombre, un demonio, no se sabe qué es.

~Fantasma, fantasma,
fantasma de la ópera~ (Ella)

Villeta realmente no sabía que pensar de aquel hombre que la hacía vibrar, en sueños lo había escuchado y en ellos se había entregado a él, en cuerpo lo había tocado pero la línea entre lo real y lo imaginario era muy frágil, no obstante, eso no le importaba, desde que lo conoció su alma ardía en llamas, su vida que parecía plana se había vuelto atrevida y traviesa, aquel ser disfrutaba la ópera tanto como ella y eso le bastaba, desde su encuentro su talento no hacía más que desbordar, pues, podía sentir la pasión recorrer la actuación de aquel hombre y por ende la suya, dejando todo en el escenario hasta su razonamiento, quien le advertía de la peligrosidad de aquel hombre.

(Él)
~Tus fantasías son la realidad
que hombre y misterio soy,
un ser mortal.~

El mundo dejaba de cobrar sentido cuando se metía en su papel, nada más allá de ella y él importaba; besos en su cuello la envolvían, el frenesí se acrecentaba, su baile flaqueaba y su canto mengüaba, el eco de los gemidos resonaban, el suave tacto la imnotizaba.

Si aquello no paraba, no sabía que podría suceder, ya que solo en sueños se había entregado a él.

Fantasma de la ópera eres tú (soy yo)
estoy aquí
fantasma de la ópera
fantasma de de ópera.

No obstante, ella no quería ceder, quería llacer junto a él, sentir solo lo que en sueños había sentido y experimentar aquel vaivén prohibido, sin saber si aquel ser era un mortal, desconociendo si aquello era parte de sus delirios o si estaba frente a un demonio del averno, no lo sabía, no lo quería averiguar, sus medias ya no estaban y ella solo lo quería dentro de sí, mientras que él exploraba cada rincón de su ser, aún si eso la llevaba a morir no le importaba, pues solo quería más y más placer, a la vez que él se deleitaba con aquel sonido que ella emanaba instando a que no se callase pues aquello solo lo llenaba más de deseo.

Ese día sería suya, solo de él y para siempre, había encontrado a su alma gemela, aquel ángel digno de la ópera, su musa, su diosa y no la dejaría ir, nadie más podría tenerla, de eso se encargaba él, por algo, él era Jeremiah Gottwald...

(Él)
Canta, canta para mi,
mi ángel de la música
Canta para mí…
canta, canta para mi
canta para mi…

Fin.

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