Capítulo 2: 27 de Noviembre

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Seúl, Corea del Sur.
Mes y medio antes de la epidemia.

Un despertador junto con un JongDae en un día sin universidad nunca ha sido una buena combinación para ChanYeol y su humor.

Quería despertarse tarde por un maldito día pero su compañero de cuarto, Kim JongDae, se le había ocurrido la maravillosa idea de despertarlo con música a las ocho y media de la mañana. No tenía nada encontra de la música, él amaba la música más que su vida y su hurón, en paz descanse, juntos, pero sus horas de sueño eran sagradas y quién las interrumpiese sufriría las consecuencias.

Empezó a zarandearlo contra el colchón haciendo que rebotara. Pero ChanYeol, ya totalmente despierto e irritado por su pesadez, empujó a su amigo haciendo que cayera contra el suelo soltando una carcajada bastante escandalosa.

Él siguió tumbado en la cama y se arropó de nuevo ya que JongDae había tirado de las sábanas. El otro se levantó del suelo alegremente y empezó a andar hacia su mochila. Rebuscó en el bolsillo principal, sacó libros, cuadernos y carpetas, ahí no estaba. Entonces decidió buscar en el siguiente, esta vez, sacando su portátil para poder mirar en el fondo de la mochila para ver que ahí tampoco estaba. Hizo lo mismo con el resto de la mochila sin éxito haciendo que una sensación de miedo apareciera en su pecho.

También buscó en los pantalones que se puso ayer, como última esperanza de salvación pero tampoco estaba. Soltó un suspiro, harto de su vida de mala suerte.

Siempre le pasaban estas cosas. Guardaba algo importante en algún sitio como su mochila, los pantalones o su abrigo y simplemente desaparecía. La única persona que lograba encontrar las cosas que él perdía era su madre, pero ella no estaba allí.

Un momento, pensó JongDae, ¡el abrigo!

En un último y desesperado intento de encontrar lo que ayer, con el invierno en pleno desarrollo, compró para el cumpleaños de ChanYeol.

Ayer fue a el centro de Seúl exclusivamente para ello, para hacer que una sonrisa apareciera en la cara de ChanYeol, congelandose el el trasero en el camino, y perderlo lo era una opción.

Corrió atravesando la habitación hasta llegar al perchero de al lado de la puerta. Ahí estaban dos abrigos, uno verde oscuro, el de JongDae, y, en una percha contigua, uno rojo exageradamente grande en comparación con el otro.

Rebuscó en los bolsillos de su abrigo, desesperado. En los exteriores no había nada salvo un paquete de chicles de menta, sus favoritos. Y como última opción miró en los bolsillos interiores, encontrando esos dos papeles que había comprado el día anterior. Sonrió triunfal mirando el regalo en sus manos.

Dos entradas para la pista de hielo.

Estuvo hablando con KyungSoo con la intención de pensar en ideas para el cumpleaños de Chanyeol pero lo único que se les ocurrió fue invitarle a patinar. Esta tarde se verían KyungSoo y su novio junto con SeHun y su novio, al que no conocía todavía.

Y no había más regalos.

Suficiente, no soy millonario, pensó JongDae. Y era verdad. Sus padres le mandaban dinero, sí, pero lo justo para las necesidades básicas así que decidió buscar un trabajo a medio tiempo. Lo encontró en una cafetería vintage cerca de la universidad.

A él no le gustaba trabajar allí, al menos no los primeros días, los que fueron monótonos totalmente. Después de una semana sirviendo café, un cliente, que resultó ser habitual, llamó su atención con sus ojos marrón oscuro y esos mofletes que quería atrapar entre sus palmas. Resultó que estuvo de viaje una semana y por eso no fue a la cafetería como solía hacer. Tenía que reconocer que aquel chico se convirtió en su nuevo crush.

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⏰ Última actualización: Oct 06, 2019 ⏰

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