Tal vez en otra vida

Parte 3. No quiero volver

¡Un viaje en el tiempo! - Pensaba confundida - Pero ¿Cómo? Tengo que volver o llevarán a la abuela a la hoguera, siempre han creído que es bruja ¿Cómo regreso?
Bajó corriendo las escaleras y el rechinido del escalón la hizo detenerse, en ese instante recordó algo, había guardado una caja debajo de ese escalón ¡por eso rechinaba! fue a la cocina por un cuchillo para levantar la madera pero solo encontró un tenedor, regresó al escalón, con dificultad logró sacar la tabla y ahí estaba la pequeña caja dorada, la tomó en sus manos, corrió nuevamente a su habitación y ya en la cama sacó de la caja un pequeño pomo de cristal con un brebaje verde traslúcido, se veía tan hermoso; un manuscrito al fondo de la caja llamaba su atención pero tenía miedo de leerlo, suspiró y decidió que no había otra opción.

Querida Julia:

No hay forma sutil de iniciar esta carta, sabes que todo lo que hago es porque te amo, siempre serás mi nieta favorita, sé que no eres feliz aquí en este tiempo y esto que estamos haciendo será nuestro pequeño secreto. Lo que no debes olvidar es que *es temporal* en algún momento tendrás que regresar y cuando eso pase las cosas cambiaran, nada podrá ser igual es por eso que debes saber porqué tenías que casarte con Richard y debes saber quién eres en realidad.

En ese momento hizo una breve pausa, la cabeza le daba vueltas, no sabía si realmente estaba preparada para la verdad. Bajó a la cocina para preparar algo de comer, en realidad no tenía hambre pero cocinar siempre había sido la mejor manera para relajarse y pensar con serenidad, sabía que debía aprovechar esos últimos instantes de felicidad y tranquilidad, algo dentro de ella le hacía sentir que su tiempo se estaba agotando. Sentada en la barra de la cocina mientras esperaba que las galletas estuvieran listas, comió un sándwich lo más lento posible, cada dos bocados bebía un sorbo de jugo de naranja directo de la botella; una y otra vez pensaba - No quiero volver - pero sabía que ya no podía postergarlo por mucho tiempo.
Así que antes de terminar de leer la carta decidió plasmar su última pintura, pinceladas tristes y opacas cubrían el lienzo poco a poco, en esta ocasión los colores gris, negro y café eran los protagonistas pincelada tras pincelada, lágrimas rodaban sobre sus mejillas mientras en la esquina inferior izquierda escribía con letras diminutas

No quiero volver...