Bakugou regresaba de una de esas estúpidas clases que se había visto obligado a tomar debido a esa estúpida regla de que no era lo suficiente "amable" para ser un héroe, estaba de mal humor así que su caminar era pesado y murmuraba groserías cada tres pasos.
El patio que había frente al edificio de dormitorios del 1-A de la academia Yuei debió estar muy silencioso porque de no ser así, perdido en sus pensamientos, hubiera pasado desapercibidos aquellos ligeros gimoteos entre los arbustos.
Se paró en seco a causa del sonido, al principio pensó que lo pudo haber imaginado pero en cuanto presto mayor atención pudo escucharlo claramente. Regreso sus pasos y localizó con facilidad el lugar del que provenía y no solo eso sino que logró escuchar mejor aquel curioso murmullo. Alguien estaba sollozando entre los arbustos.
Se adentró entre los arbustos tratando de hacer el menor ruido posible, para evitar asustar a quien fuera que estuviera ahí, traspaso varios árboles y al fin pudo dar con el autor de aquel llanto pero aquella revelación solo le causó un impacto mayor.
Por un momento llego a pensar que quizá sus ojos lo engañaban e incluso llegó a tallárselos tratando de borrar aquella deprimente visión, pero aquel cuerpo regordete y cabellera castaña eras inconfundibles.
— Cara redonda — la llamó, pero de inmediato se arrepintió.
La chica dio un pequeño brincó y lo más rápido que pudo trató de cubrir sus lágrimas.
— Bakugou-kun — le saludó con una falsa sonrisa que de alguna forma hizo rabiar al chico —. ¿Qué haces aquí tan noche?
Bakugou metió las manos en sus bolsillos frunciendo el ceño como era su costumbre, logrando intimidar a la chica que dio unos pasos hacia atrás con sus manos en el pecho.
— ¿Sucede algo malo? — Preguntó tartamudeando, pero Bakugou respondió con un gruñido que la hizo dar otro paso hacia atrás.
— ¡Eso debería preguntarlo yo! — Bramó el chico con su habitual tono de pocos amigos — ¿Qué haces llorando aquí en mitad de la noche?
— Yo no estaba…
Uraraka trató de negarlo, pero pequeñas chispas que estallaron en las manos del chico le hicieron retractarse, por lo que solo esquivó su mirada y sonrió con tristeza.
— No es importante. Vayamos con los otros, están haciendo una pequeña reunión. Hay refrescos y Satou-kun horneó unos pastelillos deliciosos.
Pero al acercarse la chica con intenciones de regresar a los dormitorios, el chico le cerró el paso dando un fuerte puñetazo en uno de los árboles al mismo tiempo que salían llamas alrededor de su puño, cosa que hizo gritar a Uraraka de la sorpresa.
— ¡No me jodas! ¡Si estabas llorando es porque era importante para ti!
Uraraka se sorprendió ante las palabras de su compañero, que nunca mostraba preocupación por nadie más y lo miró directo a los ojos en busca de alguna señal que pudiera indicarle que le estaba tomando el pelo; por su parte Bakugou también estaba sorprendido por sus propias palabras, miró los grandes ojos de la chica frente a él, aún enrojecidos parecían destellar como un millón de estrellas, o quizá eran las lágrimas.
Bakugou esquivó su mirada avergonzado, golpeó una vez más el árbol con fuerza y dio media vuelta.
— Tienes razón, no es de mi incumbencia — dijo mientras empezaba a alejarse, pero la chica lo sostuvo de la parte baja de su uniforme.
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Sentimientos entre arbustos.
Fiksi PenggemarLa curiosidad es un instinto natural del ser humano. Cuando una persona se topa con una situación que rompe con su concepto de la normalidad puede reaccionar de una forma muy diferente a su propia personalidad, guiada solo por el impulso de la curio...