Capítulo tres.

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Taehyung y Jiwoo caminaban de la mano nuevamente

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Taehyung y Jiwoo caminaban de la mano nuevamente. Ambos parecían complementarse muy bien, encajaban a la perfección. La sonrisa amable de Taehyung dirigida hacia la niña que hablaba con emoción sobre su día en la escuela. Era una imagen hermosa de observar, Jiwoo inclusive ya se había encariñado con él, y quién no. Ambos eran totalmente adorables.
Entre su conversación con Jiwoo; escuchó un claxon sonar detrás de ellos, volteó en seguida alarmado. Un auto negro se detuvo a su lado, el conductor bajo el vidrio polarizado y dejó ver su rostro.
-¡Matt! -exclamó Jiwoo.
-¡Hola mochi! -Matthew sin duda se transformaba en un oso de peluche al estar cerca de la niña-. Hey, ¿Nos vamos? -dijo esta vez observando a Taehyung a quien, por alguna razón, la piel se le erizó ligeramente.
-Claro... -Taehyung se acercó y metió a Jiwoo al coche seguido él. Colocó a ambos el cinturón de seguridad y entonces Matthew tomó rubo a la casa de Somin.
Taehyung sonrió sin darse cuenta mientras escuchaba la conversación entre el hombre y la niña. Jiwoo le contaba a Matthew exactamente lo que le había contado a él con anterioridad.
Una vez arribaron a casa, nada más entrar, Jiwoo volvió a correr a su habitación como de costumbre, era algo que ya tenía demasiado arraigado: llegaba, corría a su habitación, se cambiaba de ropa y hacía su tarea para después tener tiempo de jugar todo el día.
-Traje víveres -comentó Matthew al ver a Taehyung entrar a la cocina. El chico tenía buen sazón al cocinar.
-Gracias, nos estábamos quedando sin ellos -Tae abrió el refrigerador y comenzó a sacar lo necesario para hacer la comida.
Matthew, sin darse cuenta, seguía todos sus movimientos atentamente. Sentía como si fuese cayendo lentamente a un barranco sin fondo, pero no había angustia o desesperación, sino amenidad y tranquilidad.
-¡Oppa! -el grito venía desde el otro lado de la casa, aquello había bastado para romper su burbuja-. ¡Necesito ayuda con la tarea! -Jiwoo clamaba la atención de alguno de los chicos. Taehyung se disponía a responder, pero nada más abrir la boca; Matthew lo hizo por él.
-¡En camino mochi! -Matthew dirigió sus ojos hasta Taehyung quién le agradecía con una sonrisa.
Se adentró a la habitación junto con la niña, Taehyung pudo escuchar cómo hablaba con un tono divertido de voz, sin embargo no pudo comprender del todo lo que decía, estaba más concentrado en los ingredientes que utilizaría para preparar la comida. Nada le alegraba más que el ver cómo Jiwoo y Matthew comían lo que cocinaba con un gustazo. Jiwoo solía pedirle desde el primer día que dibujase una carita feliz en su plato, no importaba cómo o con qué, ella quería una ahí.
-¡Mira quién habla mochi! -dijo Matthew mientras alzaba sus cejas y le mostraba a la niña la pantalla de su teléfono. Somin les estaba haciendo una vídeo llamada.
Lo primero que vió fue la rubia cabellera de su pequeña. Aquello bastó para quitarle todo el cansancio de encima, sus ojeras eran visibles y su cabello torpemente recogido en una cola de caballo delataba todas las horas que había estado trabajando. Sin embargo, la enorme sonrisa que se formó en su rostro al ver a Jiwoo le quitaba importancia a todo aquello.
-¡Hola hermosa!
-¡Mamá! -Matthew rió con gusto al ver la felicidad con la que Jiwoo clamaba a la mujer.
-¿Cómo te está yendo? ¿Matthew se ha portado bien? -dijo con ese típico tono de voz que se utiliza al hablarle a los niños, ese que sale sólo. Jiwoo asintió varias veces mientras Matthew susurraba "obvio".
Él salió de la habitación un momento para darles un poco de tiempo exclusivo. En cuanto salió, un delicioso aroma golpeó sus fosas nasales insitándolo a entrar en la cocina.
-no sé qué sea pero seguro está delicioso -comentó en el marco de la puerta, Taehyung sonrió sin voltear a verlo.
-Prueba esto, necesito que me digas si le falta sal -dijo mientras le acercaba una cuchara con un poco de comida. Matthew se acercó al instante y aceptó la prueba.
Junto sus cejas y apretó sus labios con pasión, Dios, era la mejor comida que había probado en su vida. Aunque claro, la gran parte de ésta había comido únicamente comida rápida...
-Perfeto -dijo de una-. ¡Perfecto! -dijo mientras tomaba a Taehyung por los hombros. Por unos cortos segundos Taehyung analizó aquella acción, pero al final decidió reír feliz con la respuesta de Matthew.
Entonces entró Jiwoo con el teléfono de Matthew en sus manos.
-Mamá quiere hablar con ustedes -dijo la aguda voz mientras le tendía el teléfono a Matt. Él lo tomó.
-Bien, volveré en cinco. De momento separa las sílaba que puedas mochi, ¿Bien? -la niña asintió feliz mientras se volvía a su habitación para continuar con su tarea.
Entonces Matthew guío su teléfono para poder hablar con Somin.
-Hola, yo de nuevo -pareciese como si el cansancio se volviese a apoyar de repente en sus hombros nuevamente-. Tendré que ir a América directamente. Tal vez por una semana, no sé.
Matthew y Taehyung se miraron el uno a el otro, Somin tenía pegados los ojos en unos papeles en su escritorio, parecía que los leía de a ratos, como si revisara algún tipo de guión que le indicará qué decir a continuación. Aunque seguramente era la información de su encuentro.
-Hay situaciones que no puedo arreglar por medio de otros sí quiero que se hagan tal y como quiero. En fin... -suspiró. Taehyung por alguna razón se sentía preocupado por Somin-. Por lo que me ha contado Jiwoo esta última semana se la ha pasado de maravilla, gracias a ambos -comentó con una pequeña sonrisa cansada-. Espero poder contar con su ayuda estos días que no podré regresar a casa.
-Claro, yo me quedaré con ella todo el tiempo -dijo Matthew.
-Yo haré todo lo posible -comentó apenado Taehyung.
-No te preocupes Tae, sé que tienes compromisos con tu escuela, lo comprendo perfectamente. Además, aumentaré tu paga porque estoy segura de que de verdad harás todo en tu poder para estar con Jyu -Taehyung sonrió junto con Somin, Matthew palmeó su hombro.
-Bueno, parece que se llevan bien. Eso es estupendo -dijo con suavidad mientras agrandaba su sonrisa-. Debo volver al trabajo, dejo en sus manos mi vida -rió una vez más para posteriormente despedirse y terminar la llamada.

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