La alarma sonó, mi cuerpo estaba ahí, en la cama, tendido. No podía dejar de verlo, de analizarlo. No sé cómo no ha perdido la cabeza, no sé cómo no se ha vuelto loco. ¿Será que me reconoce como parte de él? Al final y al cabo somos lo mismo, solo que estamos separados. No me puedo verme al espejo, pero puedo sentir que somos la misma persona. Estamos conectados, más unidos que padres con sus hijos, más que una pareja eternamente enamorada.
Abrió los ojos, se quedó tendido un rato, mirando el techo como si ahí estuviera esa razón para levantarse. Tras un rato, lo hizo. Fue a la cocina, se calentó agua en la tetera, tostó pan y comenzó a desayunar. Su rostro era inmutable, solo miraba el horizonte mientras se tomaba su café o le daba un mordisco al pan. Las mañanas siempre fueron difíciles. Me acuerdo, cuando éramos uno, que las mañanas eran particularmente difíciles. La mente estaba en blanco, solo procesaba lo que estaba haciendo, así que no había ningún obstáculo para que los pensamientos fluyeran en mi cabeza. Generalmente, llegaban los malos, esos que la primera emoción que te genera es tristeza, eran decisiones que me arrepentía, cosas que cambiaría, lo solo que me sentía o que podría hacer las cosas mejor. A pesar de todo eso, yo mantenía una cara neutral, como si no sintiera nada. Eso le debe estar pasando, esos pensamientos han vuelto.Mientras desayunaba no podía dejar de pensar en la mesera. ¿Estará pensando en mí? ¿Me equivoqué al no invitarla a mi hogar? ¿Debí abrirle, aunque sea un poco, mi corazón? Nunca lo sabré, solo la duda se mantendrá. Estuve en varias relaciones, siempre las terminamos porque nos aburrimos o algo no estaba funcionando. Una vez una me fue infiel, no me importó, no la quería. Una quería casarme conmigo, teníamos 24 años. La rechace al instante, no quería ese tipo de responsabilidades, recién había terminado la u, todavía no tenía un trabajo estable, trabajaba en un burguer.
Hace tiempo que no pensaba en ella. Se llama, o llamaba no sé, Fernanda. Estudió psicología en la uc, era muy inteligente, pasó todos sus ramos con excelentes notas. No sé cómo acabó con alguien como yo, no tengo ni la menor idea de qué parte de mi le atrajo tanto como para casarse conmigo tras dos años de pololeo. La relación, mientras duró, fue bakan. Pasábamos harto tiempo juntos, íbamos a bares, le cayeron bien mis amigos. No me sentía mal cuando estaba con ella, pero cuando me pidió matrimonio me di cuanta de que no quería estar con ella toda la vida,
Ahora, a ella le debe ir bien en su propia consulta cobrando una fortuna por hora, se debe haber casado con alguien destinado al éxito, debe tener 4 hijos, ellos deben estar en un colegio cuico, y no les debe faltar la plata. Tener casa en la playa, auto de último año, comida exquisita, nana todos lo días, futuro asegurado para los hijos, todas esas ideas deben definir su vida. Yo nunca le podría haber aportado a conseguir todo eso, no solo porque no podría por la carrera que elegí sino que no me gustaría vivir así.Terminó su desayuno y se fue a duchar. Tenía que ir a dar clases. Se vistió con una camisa, unos jeans y unos zapatos lustrados, debe odiar vestirse así, yo lo hice. Por lo menos, solo trabaja de 8:30 a 3:30, así puede volverse temprano y cambiarse y dedicarse a lo que en verdad le gusta, la escritura.
Salí del departamento, baje por el ascensor y abrí la puerta de entrada del edificio. Eran las 8:00 de la mañana, enrolé un cigarro y lo comencé a fumar en mi camino al metro. Lo tenía calculado para cuando se acabe el cigarro, justo esté en la entrada del metro. Me puse los audífonos y me fui al metro fumando y escuchando música, uno de los placeres de la vida.
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Seres animados
General FictionEs la extraña historia de un joven profesor de lenguaje para extranjeros, inmerso en el submundo de los artistas, poetas y escritores.