CAP. 4 Dulces pesadillas

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Otra vez Diana despertó, pero esta vez en un lugar hermoso, lleno de dulces, parecía una bodega llena de apetitosos dulces y postrecillos Diana se sentía aliviada, ya no más pesadillas solo un lugar hermoso.

Y al instante, comió y comió todo lo que quiso, hasta ya no poder más, pero al ver que nunca se acababan los dulces siguió comiendo, ya de gula, estaba obsesionada, cuando por lógica le dió una terrible indigestión.

Cuando de pronto aparte de la indigestión, se comenzó a sentir mareada, comenzó a darle vueltas la cabeza, hasta ver a los dulces que decían, Cómeme, cómeme, y las paletas, le comenzaban a pegar y los dulces también cuando de pronto se caía , estaba atrapada en una red de chicle, era como una de esos sueños locos en donde cosas lindas se vuelven tus peores pesadillas.

Pero los espejos siempre tenían algo que ver en todo, y está vez no sería la excepción.

De los espejos, comenzaron a salir más dulces y más y mas. Hasta que en una paleta la única que tenía envoltorio decía comete los dulces o te aplastan, pues no cabran y morirás aquí encerrada sin respirar, aplastada, comenos a morirás.

Al instante Diana comenzó a comer ya no soportaba, sentía que el estómago le iba a explotar no sabía que era mejor si morir, aplastada, sin respirar, que te explote la panza o de indigestión.

Pero cuando el cuarto estaba casi lleno, dejaron de salir dulces.

Diana ya casi no podía respirar, pero, igual no podía comer, le faltaría el aire.

Aún así comió y comió hasta que pudo llegar a la puerta, salió y obviamente, le dió una indigestión terrible, y de tanto vomitar y desecharlo, se desmayó.

Ahora odiaría los dulces, estaba asqueada, pero aún así lo logró.

Los espejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora