Capítulo 2.

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Nico Di Angelo iba caminando por los, ya vacíos, pasillos de Hogwarts. Junto a él estaba Annabeth Chase, quien iba mirando atentamente cualquier movimiento fuera de lo común. Pues, eran las 12 de la noche, los alumnos ya tendrían que estar dormidos, en sus habitaciones. Pero, Dumbledore los había citado en su despacho para hablar sobre su plan. 

Los dos semidioses divisaron la gárgola del despacho de Dumbledore a unos metros de allí. Caminaron rápidamente hacia ella y dijeron la clave.

—  Grageas de todos los sabores. —  pronunció la rubia. 

La gárgola se abrió, dejando paso para que ambos se subieran. Ya en el despacho de Dumbledore tocaron la puerta, ésta se abrió, dejando ver a un Dumbledore con un pijama a rayas azules y blancas. 

—  Pasen chicos. —  dijo abriendo la puerta del todo. —  Los estaba esperando. 

Ambos semidioses pasaron admirando la habitación. Las paredes eran de un color azul cielo, algo desgastado por los años, las paredes estaban llenas de libros de cualquier tipo, hasta muggles. El escritorio de caoba oscura estaba lleno de papeles, frente a él dos sillas, detrás de el se encontraba un tipo balcón del cual salian dos escaleras una de cada lado. 

En el centro de la habitación había una mesa ovalada de caoba oscura, con un recipiente de vidrio lleno de grageas. Los semidioses caminaron por la habitación, sentándose en unas sillas de caoba con el respaldo y el asiento en un azul oscuro. El silencio inundó la habitación. Di Angelo jugaba con sus dedos, Chase admiraba la habitación y Dumbledore miraba a ambos con cautela.

— Bien, los eh citado aquí para hablar sobre el plan. — empezó a hablar Dumbledore. — ¿Qué tienen planeado? — preguntó poniendo sus manos entrelazadas en el escritorio en frente de el.

—  Teníamos planeado hacernos amigos de Potter y así estar con él. — habló la rubia. 

—  Pero como Ethan, Claire, Julie y yo somos de Slytherin, el trabajo más duro será de Percy e Annabeth. Nosotros solamente lo cuidaremos de lejos, mientras que ellos lo cuidaran más de cerca —  dijo Nico. Mirando al director frente a él. 

Dumbledore asintió.

—  Bien, cualquier cosa pueden llamarme. — dijo Albus. —  Ah y por cierto, una sugerencia. Tengan cuidado con Umbridge. Puede ser muy chismosa a veces.

— Lo tendremos. — dijo Annabeth.

— Dumbledore — lo llamó Nico. — ¿Por qué los semidioses y magos no se toleran? Nunca nos contaron esa historia.

— Señorito Di Angelo, buena pregunta. —  Dumbledore se paró de su asiento — Les contaré. Hace siglos, una diosa menor llamada Georgina, la cual no era inmortal. Pues, los padres Afrodita y Hermes, decidieron que hasta que alguien tome su cuerpo no obtendría sus poderes. Un día Georgina se enamoró de un mago llamado Stefan Démov. — dijo caminando por la oficina. Ambos semidioses escuchaban atentamente. — Todo iba bien, hasta dos años después, cuando encontraron a Georgina con una espada clavada en el corazón, en la casa de Démov. — tomó una gragea violeta, que con suerte no era de un sabor malo. 

Annabeth y Nico escuchaban atentamente, pues, nunca les habían contado la historia. Sabían de la diosa menor muerta, pero no toda la historia.

— Todos estos años, los dioses culparon a los magos, diciendo que Stefan había ascesinado a Georgina. —  suspiró y miró el reloj pegado en la pared. — ¡Por Merlín! Mira la hora, vayan a la cama chicos. 

Los semidioses saludaron a Albus y salieron rápidamente de allí, caminando hacia su sala común. 

— ¿Tú crees que Stefan haya matado a Georgina? —  preguntó Nico cuando ya estaban cerca de la sala de Gryffindor. 

—  No lo sé, pero voy a averiguarlo. —  dijo Annabeth. —  Nos vemos mañana, Nico. — saludó entrando a su Sala común.

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N/A: Corto, lo sé. Pero no me venía inspiración. Pero, a partir del capítulo 5 las cosas se ponen interesantes :D

Nos leemos el Miércoles, CHAO :3

Semidioses en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora