Capítulo 3.

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Rayos de sol entraban por la ventana de la habitación de las cuatro castañas. Julie, quien dormía plácidamente en su cama, se tapó la cara con las sabanas verdes. Pero su acto fue inútil, su compañera, Pansy Parkinson, la sarandeaba para despertarla.

 —  Julie.. Julie — habló Parkinson sarandeando a la castaña. 

— Déjame. — murmuró Julie tapándose la cara con la almohada.

— Bueno, no te quieres despertar por las buenas, lo haré por las malas. — dijo y se fue caminando hacia el baño.

Julie se sacó la almohada de la cara y se volvió a dormir, aunque eso no duró tanto cuando sintió algo helado recorrerle la cara y bajando por su cuello. 

— ¡PARKINSON! — gritó, despertando a Claire y a Astoria. 

— ¿Qué sucede? — preguntó Claire aún dormida.

— Parkinson me tiró un vaso de agua —  dijo Julie frustrada.

— Hablas como si fuera algo malo, ¡solo fue agua! — exclamó Pansy.

— ¡Estaba helada! — gritó Julie, levantándose de la cama. 

— ¡CALLENSE! — gritó Astoria, haciendo que las tres castañas la voltearan a ver. — Ya, paren. — dijo más tranquila.

Claire miró el reloj de mano e hizo una cara de sorprendida. 

— ¡DEJEN DE PELEAR! ¡SON LAS OCHO MENOS CUARTO! — gritó, haciendo que las cuatro empezaran a correr por toda la habitación.

[…]

— ¿Crees que el Ministerio está interfiriendo en Hogwarts? — le preguntó una rubia a Hermione Granger.

— Estoy casi segura de que el Ministerio mandó a Umbridge para que controle Hogwarts, Annabeth. — dijo Hermione en un susurro.

— Así que — fue interrumpida.

Una señora regordeta, con ropa rosa chillón y cara de sapo entró al salón callando a cualquiera que pudo estar hablando.

— Buenos días, niños. — dijo parada en la puerta. — Título Indispensable de Magia Ordinaria — dijo escribiendo en un mini pizarrón con su varita. — Mejor conocido como TIMO. Estudien mucho y serán recompenzados, fracacen en esto y las consecuencias podrían ser.. severas. — dijo lo último en un susurro.

Cuatro pilas de libros volaron hacia las tres filas, dándole uno a cada alumno.

— Su instrucción previa en esta materia a sido terriblemente inconstante. Pero afortunadamente desde ahora seguirán un curso de magia defensiva aprobada por el Ministerio cuidadosamente estructurado.

Todos miraban los libros como si fuera una broma. Hermione Granger levantó la mano, mientras ojeaba el libro.

— Si, querida. — dijo Umbridge mirándola.

— Aquí no hay nada de como usar hechizos de defensa. — dijo extrañada.

— ¿Hechizos de defensa? — soltó una pequeña risa infantil. — No sé para que necesitarías hechizos de defensa en mi clase. — dijo caminando hacia ella.

Hubo un silencio incómodo el cual Ronald Weasley rompió.

— ¿No usaremos magia? — preguntó confundido.

— Van a aprender sobre hechizos de defensa de forma segura y sin riesgos.

— ¿De qué nos serviría? Si nos atacan sería un gran riesgo. — dijo Harry Potter.

— Deben levantar la mano para hablar en mi clase. — dijo Umbridge caminando hacia la pequeña tarima donde estaba el escritorio.

— En la opinión del Ministerio, el conocimiento teórico será suficiente para que pasen sus exámenes. Que, después de todo es para lo que sirve el colegio. — dijo sonriendo.

— Pero, ¿Cómo nos preparará para lo que existe en el exterior? — preguntó Harry.

— No hay nada en el exterior. ¿Quién imaginarías que atacaría niños como tú? — dijo Dolores mirándolo.

— No lo sé, tal vez Lord Voldemort. — dijo Harry irónicamente.

Los murmullos empezaron a inundar el salón. Cosas como "No puedo creer que lo haya dicho" o "¿Cómo es que lo dijo?" se escuchaban de parte de los estudiantes.

Umbridge se veía enojada.

— Les explicaré — dijo casi susurrando. — Les han dicho de que cierto mago tenebroso está al acecho, nuevamente.. — dijo caminando hacia Harry. —  Eso. Es. Una. ¡Mentira! — dijo pausando entre cada palabra.

— ¡No es mentira! Lo he visto, luché con él. — dijo Harry indignado y enojado.

— ¡Está castigado, señor Potter! — exclamó la bola rosa caminando de nuevo hacia la tarima.

— Según usted Cedric Diggory murió solo por que sí — exclamó Harry.

— La muerte de Cedric Diggory fue un accidente trágico. — defendió Umbridge.

— ¡No es cierto! Fue homicidio, ¡Voldemort lo hizo, usted lo sabe!

— ¡BASTA! — gritó la cara de sapo callando a todos. — Lo veré luego, señor Potter, en mi oficina. — soltó una risa infantil.

[…]

Los alumnos comían animádamente en el Gran Comedor.

Un niño de Slytherin se dirigía corriendo hacia su mesa, se acercó hacia Claire, Ethan Nico y Julie quien hablaban animadamente.

— Ethan, Claire, Julie, Nico. — paró para respirar.

— Respira, ¿Qué pasa? — preguntó Ethan.

— Dumbledore los quiere en su oficina, dice que es urgente y que le avisen a Annabeth y Percy. — se fue corriendo a sentar.

— ¿Por qué siento que esto ya lo viví? — dijo Julie irónicamente.

Los cuatro se rieron y caminaron hacia la mesa de Gryffindor.

— ¿Qué hacen aquí? Estúpidas serpientes. — dijo Seamus Finnigan con una cara de asco.

DI Angelo cerró los puños con fuerza. Poniéndose rojo del enojo.

— Tranquilo, amor. No le hagas caso. — dijo Claire calmandolo.

—  Percy, Annabeth. — Ethan llamó la atención de ambos.

— ¿Qué pasa? — preguntó Percy.

— Dumbledore nos quiere en su oficina, ahora. — dijo Julie.

Semidioses en Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora