Papá me permitió salir dos semanas después.
Fui a la escuela como cada mañana, moviéndome más rápido de lo que normalmente lo hacía.
Quería ver a Dakota.
Pero en el camino a la escuela un dolor profundo se instaló en mi pecho al pasar por una vidriera, pues lo que veía se parecía demasiado.
Se parecía demasiado a Ethan.
Apreté los labios con fuerza e, impulsado por la frustración, terminé tiñendo mi cabello de rojo.
Y me dije que lo dejaría crecer.
Cuando llegué a la escuela, Dakota estaba esperando en la entrada y sus ojos brillaron de tal manera que me dio un vuelco el corazón.
—¡Elliot! Tú..., ¿qué le pasó a tu cabello? —preguntó confundido y me encogí de hombros.
—¿No se ve bien?
—¡No, n-no es eso! —negó rápidamente—. Sólo me sorprendiste. Te queda muy bien.
Sonreí, viéndolo sonrojarse y, sin pensarlo, lo tomé del brazo, prácticamente arrastrándolo al patio trasero.
Cuando llegamos ahí, simplemente lo tomé de las mejillas y lo besé.
Porque había querido hacerlo desde hacía dos semanas.
Lo besé por largo rato, hasta que se nos entumecieron los labios, viendo el sonrojo crecer en su rostro en cuanto me separé.
—Te extrañé —dije y me sonrió, dejándome sentir esa calidez nuevamente.
—Yo también te extrañé —soltó.
Y verlo sonreír fue todo lo que hizo falta para que mi día fuese mejor.
Hasta que llegó la práctica de lucha libre.
Pensé en saltármela, pero papá definitivamente se enteraría y sería todo peor.
Así que fui al entrenamiento, viendo las sonrisa de Jackson y la mirada de desprecio de Ethan.
Tuve que tragarme todas las emociones que me traía estar ahí.
Terminé con el cuerpo lleno de moretones por luchar con mis hermanos. Ambos "calcularon mal sus golpes".
Y así fue por varias semanas.
Problemas en casa, gritos de papá, desprecio y burlas de mis hermanos.
Ya ni siquiera podía sentarme a la mesa con ellos, pues nadie hacía un plato de comida para mí.
Tenía que esperar que todos salieran de la cocina para intentar cocinar algo.
Muchos días me escapé de casa, simplemente durmiendo en casa de Dakota.
—Elliot, ¿qué está pasando? —preguntó, de nuevo, preocupado, poniendo su mano sobre la mía.
Sentí ganas de llorar, pues no podía decirle nada.
—Son sólo..., problemas familiares.
Suspiró, pero no preguntó nada más, pues sabía que no respondería.
—¿Quieres que ate tu cabello? —preguntó, sonriendo.
Lo observé un segundo, asintiendo, y simplemente me senté en el suelo entre sus piernas.
Le gustaba hacer esto, pues sabía que me relajaba. Sabía que me ayudaba a dormir.
Instantáneamente una sonrisa se plantó en mi rostro al sentir sus dedos en mi cabello, con esa delicadeza que sólo él tenía y poco a poco sentí el sueño apoderarse de mí.
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Lo Que Hemos Olvidado [gay/yaoi]
Romance[Precuela de Amnesia] «No todo es perfecto, no todo es lo que parece y el amor no siempre es suficiente. Lástima que me di cuenta de ello cuando ya era demasiado tarde para dejar de sentir»