Todo fue mecánico a partir de ahí.
Despertar cada día en esa casa, en ese país y en esa vida era una tortura.
Estuve todas las semanas antes de comenzar el período en la escuela sin salir de esa casa, que se sentía tan increíblemente vacía como me sentía yo.
Lloraba casi a diario pero, lo más difícil, era resistir la necesidad de llamarlo, de preguntar como estaba, de saber algo de él.
Pues si lo hacía todo esto sería en vano.
Tuve que recolectar todas mis fuerzas para salir de casa el primer día de clases y, si bien el dolor no había menguado ni un poco, todo era un poco más soportable.
Me despertaba cada día con la esperanza de que Dakota ya hubiese superado todo esto.
Con la esperanza, aunque me destruyese por dentro, de que ya no me amase.
Y me dije a mí mismo que el Elliot que había existido en Inglaterra estaría muerto por completo.
Y así fue que comenzó todo.
Elliot el mujeriego, el rompecorazones, el inalcanzable.
Todos los fines de semana había alguien distinto en mi cama, cada vez habían más besos sin sentido, más chicas cuyos nombres ni siquiera recordaba después.
Y el vacío se fue llenando poco a poco.
No volví a practicar lucha, no volví a llorar.
No volví a sentir nada por nadie.
Todo dejó de importar por completo.
Pero hubo un día en que me di cuenta, que mi corazón nunca sanaría por completo. Que todo esto era mi condena, en vez de mi cura.
Fue un día que estaba con una chica y, debido al cansancio, me había quedado dormido.
Me despertó el sonido del televisor.
La chica —Jennifer, si no me equivocaba—, estaba sentada a orillas de la cama, envuelta en el edredón y, lentamente, me acerqué, pasando las manos por sus caderas desnudas, haciéndola dar un salto.
—No sabía que estabas despierto —dijo, sonriendo y dejó un beso en mis labios.
—No sabía que seguías aquí —respondí, burlón y ella rodó los ojos.
—No cambias.
Iba a decirle decentemente que se fuera pero la voz del noticiero en la televisión me hizo congelarme en mi sitio.
«Harry Doncaster, presidente de empresas Doncaster ha por fin conseguido la unión con una de las empresas más grandes de los Estados Unidos»
Sentí todo detenerse y la respiración se me atascó en la garganta.
La chica me estaba hablando, pero ya no podía escucharla.
—Largo —jadeé, separándome de ella, como si tocarla quemase.
—¿Qué ocurre contigo, Elliot?
—¡He dicho largo, maldición! —exclamé, viéndola dar un salto.
Frunció el ceño y, enojada, se levantó de la cama mientras tomaba su ropa, escupiendo improperios que no me molesté en escuchar.
Temblando, tomé el control del televisor y subí el volumen al máximo, sintiendo el ruido perforarme los oídos.
«Se dice que su hijo, Dakota Doncaster, está recibiendo clases privadas en casa. ¿Se estará preparando para volverse la cabeza de la empresa?»
Fue entonces que el corazón se me estrujó en el pecho.
Pues ahí estaba él.
Era un pequeño y simple vídeo de Dakota y sus padres en una especie de reunión de prensa.
Pero era diferente.
Los ojos azules de Dakota no brillaban; parecía cansado, malhumorado.
Y si bien no siempre lo vi de buen humor y sonriente, ese no era el mismo Dakota que recordaba.
«Es tu culpa»
El reportaje terminó, tan rápido como había empezado.
Pero ya el vacío me había consumido de nuevo.
«Es tu culpa»
Me hice un ovillo sobre la cama y sentí, después de mucho tiempo, ganas de volver.
Todos los recuerdos vinieron como ráfagas y ni siquiera me di cuenta cuando comencé a llorar.
Me enredé las manos en el largo cabello y tiré, intentando hacer menguar el dolor.
No pasó.
Temblando, tomé mi celular y marqué el primer número sin siquiera fijarme en quién era. Una voz melosa me respondió.
—Dime, cariño.
Respiré hondo y apreté los labios, haciendo mi mejor esfuerzo para evitar que mi voz temblase al hablar.
—¿Estás libre? —pregunté, escuchando la risa coqueta al otro lado de la línea.
—Estoy en tu casa en diez minutos.
Y me pregunte, luego de que la línea quedó en silencio, si esto dejaría de doler algún día.
Y la única respuesta que encontré fue que no.
******************
LO LOGRÉ
AHHHHHHHHH
Sinceramente pensé que no podría escribir este capítulo hoy pero prácticamente se escribió solo xD
Así que aquí estoy.
PENÚLTIMO CAPÍTULO DE LA PRECUELA AHHHHHH
Sí, sólo queda el final jeje, ¿de qué creen que trate el último capítulo?
Ahora a lo realmente importante.
ESTA HISTORIA HA PASADO LOS 1K AHHHHHHHHHH LOS AMO
DE VERDAD LES AGRADEZCO MUCHÍSIMO TODO EL APOYO Y QUE SIGAN AQUÍ A PESAR DE TODO Y SON LOS MEJORES GRACIAS POR EXISTIR
bueno ya me calmo
Ahora al capítulo xD
Para todos los que tenían dudas sobre si Elliot siempre había sido un mujeriego o cómo había llegado a serlo, aquí está (aunque creo que era bastante obvio).
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Si pudiesen elegir, quisiesen ser Dakota y olvidar todo o ser Elliot y poder recordar cada detalle?
¿Ha cambiado su percepción de Elliot un poco a este punto?
Y bueno ya, me voy.
Los amo mucho mucho 💕
Hasta la otra~
Senpai fuera
ESTÁS LEYENDO
Lo Que Hemos Olvidado [gay/yaoi]
Romance[Precuela de Amnesia] «No todo es perfecto, no todo es lo que parece y el amor no siempre es suficiente. Lástima que me di cuenta de ello cuando ya era demasiado tarde para dejar de sentir»