Esa noche habló con Inés por teléfono, para ponerse al día y contarle las novedades. Le contó que el pequeño Tomi estaba adaptándose bien a su nueva vida, pero que a ella aún le costaba estar ahí. Todo la llevaba al pasado y el pasado siempre dolía.
-Tienes que seguir adelante niña. Debes perdonar, no puedes mirar hacia adelante si estás encadenada al pasado. Si no lo haces por ti, hazlo por Tomás. El debe querer ver a su hermana feliz. Se que has pasado por mucho, pero ten presente que todo pasa por algo y si la vida te quiso devuelta allí por algo es. Tal vez una nueva vida te espera, ese muchacho, Fernando, parece amable-Bel sonrió-perdona a tus amigos, ellos quieren ayudarte. Ha pasado tiempo, debes pensar que eran adolescentes, y bien sabemos que a esa edad todos cometemos errores, dales una oportunidad.
Las palabras de Inés la habían hecho reflexionar. No estaba lista para una nueva vida aún, mucho menos para un romance, pero le gustaba la idea de conocer mejor a Fernando y tener amigos, después de todo, se sentía muy sola aquí. Y realmente estaba cansada de estar enojada. Así que pensó en llamar a Lucas más tarde.
Ya había pasado una semana desde que estaba en Mar del Plata. Así que Cecilia le avisó por teléfono que iría a visitarla para ver como estaba Tomás. Cecilia le agradaba, pero se asustó cuando ésta le comentó que iría con un hombre del juzgado.
Bel ordenó todo y horneó unas galletas. Vistió a su hermano con su ropa nueva y lo perfumo. El pequeño se veía adorable.
Cuando la tarde llegó. Cecilia y el hombre del juzgado aparecieron tras la puerta.
-Señorita De La Torre, soy Juan. Yo trabajo en su caso-se presentó el hombre. Tenía al rededor de sesenta años y un desagradable olor a viejo. El le daba mala espina. Se puso nerviosa rápidamente.
-Tranquila Bel-Le susurró al oído Cecilia tras saludarla con un beso en la mejilla-esto es parte del protocolo. Las personas del juzgado deben chequear todo antes de darle la custodia de su hermano. Esto funciona de esta manera.
El hombre comenzó a recorrer la casa y mientras observaba las habitaciones anotaba en su cuaderno. Bel no pudo ver que escribió. Pero aquello le daba mucha curiosidad.
¿Acaso Le gustaba lo que veía?
A la casa aún le faltaban muchos arreglos. Pero se veía mucho mejor que antes. Al menos no olía a cigarrillo.
-¿Señorita?
-Dígame-respondió Bel, nerviosa. Algo le decía que aquel hombre iba a regañarla por algo.
-¿Está usted casada?
¿Por qué le preguntaba eso?
-No señor.
-Mmm. Que lástima.
Bel miró a Cecilia intentando comprender. Esta llevó sus manos a su rostro.
-Lo siento Bel. No creí que en este caso crean necesario que tengas una pareja. Pero algunos trabajadores sociales tienen muy en cuenta el ambiente en el que crecerá el niño. Si son tradicionales y conservadores, como creo, es el caso. Prefieren que el niño crezca con una figura maternal y también paterna-le comentó Cecilia, en voz baja para que el trabajo social no las oiga.
-Oh no. Pero yo estoy soltera. Y pienso estarlo por mucho tiempo-confesó Bel. Ella realmente no quería saber nada con involucrarse con alguien de ese modo. Mucho menos casarse. Eso jamás estuvo en sus planes.
-Juan, le puedo asegurar que Tomás estará bien conmigo. Soy su hermana. Lo quiero y voy a cuidarlo como si fuera mi propio hijo. Le daré lo mejor de mi en todos los aspectos. Lo juro-afirmó Bel.
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Inconfesable ©
ChickLitBel tiene un secreto. Bel no confía en nadie y no quiere enamorarse. El mismo día en el que su mejor amigo le rompió el corazón, algo más sucedió, un secreto que Bel tiene bien guardado, ese día ella se rompió para siempre y se marchó sin mirar atrá...