«Ella dice que ya no quiere estar mal, que es una buena mujer»
Mateo.
Keyla viene hacia mí y me abraza.
- Te extrañe banda - admite separandose de mi.
- Yo también gorda, te traje un regalo de allá pero lo abrimos en mi casa - le digo y ella asiente con una sonrisa.
Saluda a mi viejo y vamos los tres para mi casa.
Ya en esta, comemos algo así nomás y nos vamos a mi pieza.
Nos acostamos y quedamos en un silencio cómodo.
Ella acariciaba cada parte de mi cara y yo de vez en cuando cerraba mis ojos, la tranquilidad que emitía su tacto, era agradable.
Nos dimos un beso lento para después taparnos, abrazarnos y dormir.
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Perenne × Trueno
Short StorySe había convertido todo tan perenne que decidí dar un paso al costado y decir basta