03. Gran Desafío.

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La chimenea de los Potter cobró vida por un segundo llenándose de flamas verdes, el castaño que estaba en la sala levantó la vista, una delgada y bien formada rubiecita apareció, sus ojos azules se posaron en él, el silencio fue un poco incómodo para ella, no era un secreto para él el interés que ella sentía hacia él, y contrario a lo que Lily siempre había pensado, Alice Longbottom no era una chica irresistible para todos los hombres, James Sirius Potter simplemente le veía como la amiguita de Lily.

—Buenos días –saludó Ginevra Weasley entrando a la estancia.

—Buenos días señora Potter –sonrió encantada, yendo hacia ella y saludándole con un beso entusiasta en la mejilla –he venido por Lily.

—Es bastante temprano para que salgan ¿no es así? –frunció el ceño, intentando sonsacarle algo a la rubia.

—Pues sí, de hecho lo es, pero la dejaré desayunar, así el tiempo que tendremos libre no será poco, es un día bastante largo –sonrió.

—Lo imagino –elevó las cejas Ginevra al ver la larga lista en el pergamino que acababa de sacar.

—Iré a despertarla si no le importa.

—Adelante cariño, estás en casa.

—Gracias.

Fue hasta la escalera, observando sobre su hombro al chico sentado en el sofá que no le prestó ninguna clase de atención, desde luego que le dolía, estaba enamorada de James desde... bueno, siempre, y era espantoso no poder ser correspondida, desde luego Lily no lo sabía, no soportaría que se enterara.

—Levántate –ordenó dejándose caer en la cama, cayendo accidentalmente en parte del costado de la pelirroja.

—Vaya, con esos ataques, ni como seguir haciéndome la dormida –frunció el ceño.

La rubia se levantó de la cama, abrió el armario, observó el interior, pensativa durante largos cinco minutos, tomó unos pantalones, pero terminó frunciendo el ceño; sacó algo de su bolso y lo arrojó a la cama de la pelirroja, sacó su varita y la apuntó al contenido del closet, y la ropa desapareció por completo.

—Alice ¡Pero qué hiciste! ¡La ropa de James!

—Ya no está –sonrió.

—Lo sé, la has desaparecido y no me has dejado nada para usar.

—Claro que lo hice –señaló la cama.

—Ni de chiste usaré eso –se cruzó de brazos.

La joven Longbottom se cruzó de brazos, dedicándole una mirada autoritaria, sabía que eso funcionaba bastante bien en la pelirroja que frunció los labios, conteniendo la ira dirigida a la rubia, se quedó unos minutos callada, pensando en todas las opciones que podrían convencerla de devolverle las prendas.

—Bueno, no me gusta la opción, en cambio, si me dejaras elegir algo de la ropa de James...

—Exacto, la ropa de James –aceptó ella –es demasiado alto y fornido para ti ¿no lo has pensado?

—Ah ¿me estás diciendo gordo? –la voz de James las hizo saltar.

Alice lo observó, ocultando bien sus propias emociones, James estaba ahí, recargado en el umbral de la habitación de Lily, con los brazos cruzados sobre su pecho perfectamente marcado y sus bíceps anchos, quería ir hasta él y besarlo tan apasionadamente como pudiera, pero eso sólo quedaría en su imaginación.

—Comparado con tu hermana, sí.

—No es como si fueses más gorda que ella ¿o sí? –Se burló –eres una pequeña niñita todavía, comparada conmigo.

Desastre de Amor [Teddy & Lily]Where stories live. Discover now