Desastre de Amor [Teddy & Lily]

20. Epílogo.

Lily Luna sonrió al ver su reflejo en el espejo del baño de chicas, observó su vestido, a Alice no le había gustado por el simple hecho de que era un tanto sencillo, de color rosa viejo, corte sirena, con flores tridimensionales, aun así, a ella le gustaba como se veía, y posiblemente a Ted también le gustaría, suspiró abatida por el hecho de que su novio no estaría en el baile de graduación ¿podía ser eso peor? Se giró para dar el visto bueno a la parte trasera, el escote discreto de estilo abierto se veía elegante más que vulgar, su cabello pelirrojo estaba suavemente recogido, dejando unos pequeños mechones ondulados fuera, el maquillaje era discreto en su mayoría.

Avanzó por los pasillos un poco lento, no porque el tul del vestido estorbara sus pasos, sino que no estaba del todo feliz por ser el mal tercio entre Alice y Terry, nunca pensó que su último día en el colegio sería tan espantoso.

Llegó a la entrada del gran comedor, Alice y Terry ya estaban ahí, esperándola, la pelirroja sonrió al ver a su amiga enfundada en un vestido de noche de satén mate, de color dorado con lentejuelas, se veía completamente hermosa, y por un momento, sintió lástima de que James no podría ver lo hermosa que se veía.

—Vayamos a disfrutar de nuestra última noche en el colegio –sonrió Terry, ofreciendo su brazo a la pelirroja y a la rubia –seré el tipo más envidiado del colegio.

Buscaron una mesa, mientras se dedicaban a observar el poco movimiento, la música todavía era instrumental, no sabían que grupo habían contratado esa vez, pero suponían que sería uno bueno, como siempre en las graduaciones, cenaron tranquilamente, bromearon y el estrés se les olvidó por completo, Alice saltó de su silla cuando el grupo hizo su aparición, después de todo era su favorito, sujetó a Terry del brazo, arrastrándolo a la pista, Lily se negó con una sonrisa cuando el chico estiró su mano hasta ella; se estiró por su bebida, viendo en dirección a su amiga, le agradaba que alguien fuera feliz en ese momento.

X

El baile tenía al menos dos horas que había iniciado y contrario a cuando llegó, la pista estaba completamente abarrotada, mientras ella se había desparramado un poco en su silla, con su copa de vino en la mano y la pierna derecha cruzada, unos minutos más y se marcharía porque ¿qué punto tenía estar ahí, toda aburrida?

Susurró una maldición cuando la sujetaron por quinta vez en el hombro, no iba a bailar con nadie esa noche, que les quedara claro de una maldita vez.

—Dime ¿me permites esta pieza? –Susurraron a su oído –es mi favorita.

Se giró incrédula, Ted Lupin estaba ahí con una fabulosa túnica de gala, su cabello corto —porque el maldito se lo había cortado—, luciendo simplemente sensual, como era él sin necesidad de todo aquel arreglo, pero ella tenía que admitir que verlo así, incitaba demasiado en ella, tomó la mano de su novio cuando la estiró en su dirección y se dejó ser llevada hasta la pista.

La música era rápida, bastante movida.

¿Entonces por qué ellos estaban balseando? No le interesaba, absolutamente no le interesaba nada a su alrededor, solo la mirada ámbar del chico que la sujetaba de la espalda, mientras sujetaba su mano a la altura de su hombro, le sonrió de lado, socarrón por la obvia cara de idiota que ella estaba poniendo en ese momento.

—Lamento la tardanza –se disculpó aun sin quitar la radiante sonrisa –creí que terminaría mi trabajo más temprano y para ser honesto, me tomó bastante terminar así de presentable.

—Te cortaste el cabello.

—Sí, mi jefe me dijo que necesitaba un corte y...

—Por favor, si es completamente normal en los magos tener el cabello largo –bufó –amo tu cabello, Ted –suspiró –además, recuerda lo que te dije hace un tiempo.