Quería verte.

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— Supremo Kaioshin, venga a ver esto. — El sirviente del mencionado capto su atención, sacándolo de sus deberes.

Muy cerca de donde estaban ambos se encontraba un bonito florero con muchas rosas rojas en su interior, era sin duda un detalle grande y llamativo, sorprendido camina hacia el objeto, tomando una de las rosas, así como también una pequeña tarjeta que había en el medio de todo, escrita en ella a mano unas simples palabras

'' Deberíamos salir algún día. Tal vez ahora mismo. (; ''

Por instinto vio a su alrededor, nadie estaba despierto en el planeta sagrado, más que ellos dos, si su rutina siempre era madrugar. Sonrió con cierta ilusión, pero no podía dejar aquello ahí, y mucho menos decir de donde vino, él sabía muy bien quien se lo había enviado, mentiría una vez más si era necesario.

— Que hermosas flores, fue un obsequio muy especial de parte de Zamasu ¿He? — Sonrió con bastante simpatía con el florero entre las manos, colocándolas encima de una mesa de té, la Kaioshin recién se había levantado a comenzar su día...— A mí me gustan mucho las rosas.

— Él siempre tiene ese tipo de consideraciones con nosotros. — Contesto con su mejor sonrisa, era cierto que el Kaioshin del universo 10 era un amigo muy cercano y conocido de hace muchos años, que solía mandarles presentes así como ellos a él, sus palabras habían sido creídas sin problema alguno.

Leyó la tarjeta una infinidad de veces entre sus pequeñas manos, apartado de todos, en una zona alejada, dentro de un bosque en su planeta, sentado bajo un árbol. Estaba más que decidido, lo quería ver de nuevo, sin importarle las consecuencias por un momento, estaba teniendo una de esas pocas rachas de felicidad que casi nunca experimentaba en su vida. Apareció inmediatamente donde había sentido la presencia del destructor, en un lugar donde nunca había ido, en la tierra, estaba dentro de un restaurante.

— Pensé que no vendrías, Shin. — junto sus manos y su sonrisa creció al verle. — Vamos a comer juntos, ¿Qué te parece? — Con rapidez tomo una de las sillas que estaba acomodada en la mesa, para que su compañero se sentara en esta misma, una vez hecho, acomodo la silla para enfrente, en un acto de cortesía.

— Gracias, Señor. — Sus ojos seguían con curiosidad los movimientos del felino, observándolo ahora al frente suyo, sentado al otro lado de la mesa. — Usted es muy lindo... — dirige su mirada hacia abajo con una sonrisa apenada, coloca sus manos sobre la mesa un poco nervioso aun evitando verle a los ojos, pero las manos contrarias se posaron encima de las suyas en un parpadeo eso le hizo girar su rostro hacia el felino sorprendiéndose y ruborizándose, el calor de estas era muy reconfortante.

— ¿Crees que soy lindo...? Hum... yo creo que tú eres muy... especial... — Sonríe ahora con galantería. — Y tienes una belleza natural muy inigualable... — La mesa no era muy grande así que la distancia entre ambos era mínima, acerco su rostro hacia delante así como el de su contrario también lo hacía.

Sin darse cuenta, volvieron a besarse, un beso lento y lleno de sentimientos, después de un rato los parpados de los dos se abrieron en un contacto visual cómplice, no había que decir palabra para saber lo que deseaban el uno del otro.

Entraron a un hotel de paso, no muy lejos del puesto de comida en donde fue su pequeña cita, la tarde se fue volando como el viento siendo ahora de noche, la oscuridad reinaba en la habitación que rentaron, estando apagado el interruptor desde que habían llegado. Seguían besándose con pasión y deseo, las manos del destructor recorrían aquel frágil cuerpo del que en esos instantes tenia posesión, aún por encima de sus ropas, estaba haciendo algo que desde hace años deseaba hacer, su excitación era notable, no podía esperar más para hacerlo suyo con todo el amor que le tenía guardado en su pecho. Sentados sobre la cama, disfrutaban de los momentos previos a la intimidad, habiendo desnudado ya la parte superior del Kaioshin sus dedos y garras tocaban la suave piel de este con cariño, aunque aún ambos tenían sus pantalones puestos encima.

— Aun no hemos encendido las luces, Shin... — comento con travesura, levantándose y caminando en dirección del interruptor. — Quiero verte cuando lo hagamos.

— No- no... ¡No creo que sea necesario, Bills! — estaba aún lado de su compañero, tomándole del brazo, tratando de impedir que hubiera iluminación en el lugar pero fue en vano, todo fue visible en un segundo.

— ¿Porqué dices...? — se giró a verlo, quedándose en silencio, sus parpados se expandieron con asombro, estaba viendo muchas marcas de un color verde mezclado con purpura enfermizo sobre la piel clara del Kaioshin, eso lo saco inmediatamente de sus pensamientos lujuriosos, verlo así le causaba mucha rabia, no podía entender como alguien sería capaz de lastimarlo de esa manera.

—...Lo siento... — Hablo por lo bajo, sin querer mirarle a los ojos, su rostro reflejaba tristeza y vergüenza, sentía por dentro que todo era su culpa, cada cosa mala que le ocurría, acostumbrado a pedir perdón la mayor parte de su vida, no sabía que otra cosa más decirle. Su pequeña mano derecha se dirigió a la de su contrario, tomándola con fuerza como si fuera un niño asustado buscando la protección de un adulto.

— Shin... ¿¡Quién demonios te hizo esto!? — Alterado, tomo uno de los brazos ajenos y de ahí giro el cuerpo del albino viéndole la espalda, luego pasó sus manos por el cuello y los brazos, no había lugar de su anatomía que no tuviera un feo moretón o cortada, eran diminutas pero visibles marcas. — ¿¡Estuviste peleando...!? — le miró fijamente a los ojos, necesitaba respuestas para actuar inmediatamente.

— Quiero decirle... pero, prométame que quedará como un secreto, solo así le podré decir. — su vista denotaba aún más tristeza.

Aunque el destructor no entendía nada de lo que ocurría estaba dispuesto a escucharlo y obviamente a ayudarle en lo que fuera, así fue como descubrió que el Supremo Kaioshin tenía un tipo de 'novia' una a la cual ya despreciaba aun sin conocerla, también los malos tratos que sufría, fue comprensivo con cada palabra que su compañero decía, lo último que quería era hacerlo sentir mal pero también se sentía frustrado y aún más confundido al no poder hacer nada, por petición de su contrario, no podía ponerle fin a dicha situación, pero se callaría, no quería perder al quien amaba con locura.

La noche se fue tan rápido como el día, amanecieron platicando sin haber hecho nada más, el deseo de intimar de ambos no era muy alto en esos días, porque todavía no era época de celo, no estaban en esos días donde los instintos dominaban más que la conciencia aún más con un omega que aún no había sido marcado con la mordida de su alfa.



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¡¡¡¡¡¡HAKAIIIIIIIIIIII!!!!!!! ¿? X3

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Bills: ¿Otra vez esta loca...?  - ____-

Autora: Yo lo admiro mucho, Sr. Bills, no sea malo conmigo. ;-;

Bills: Hum, Como sea... Por cierto... ¿Ya le hice las relaciones al Supremo Kaioshin en tu historia fea?

Autora: Ha le interesa saberlo ¿he? 7w7r

Shin: Es usted un pervertido Sr. Bills... u//////u

Bills: ¡NO ES CIERTO! Agh... ¡Yo no soy de esos Shin! Solo es curiosidad. ¿?




Lo mejor de este universo. (Bills x Shin)Where stories live. Discover now