Solo.

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Las sesiones de intimidad fueron cada vez más frecuentes entre ambos Dioses, día y noche, pasaron todo un tiempo encerrados en aquel departamento, una vez tomándole el gusto al acto, no podían pasar mucho tiempo sin rosar sus pieles al desnudo. Hasta que lo inevitable sucedió, al no usar protección, el pequeño Kaioshin estaba esperando un hijo del destructor, pero él no lo sabía hasta que una mañana, al despertar sobre las sabanas de la cama, toco su abdomen, sintiéndolo ligeramente abultado, un signo muy sospechoso. El felino aún seguía durmiendo plácidamente con el pecho descubierto.

— Hum... — sus ronquidos cesaron, abrió uno de sus parpados notando que alguien le miraba fijamente, arrodillado al lado. — ¿Has estado viéndome dormir? ¿Cuánto tiempo? — pregunto confundido, aun no se acostumbraba a los comportamientos de su pareja.

— Un par de horas... — acerca su rostro serio al ajeno.

— Eres muy raro, Shin. — coloca su brazo detrás del cuello ajeno y lo atrae hacia él, abrazándole, aun acostado. — Aunque aun así te amo. — le besa la frente.

— También te amo, Bills...— susurra con una pequeña sonrisa, viendo hacia abajo — ¿Raro es bueno o malo? — levanta su mirada.

— Es bueno, es parte de tu encanto.

— Bills... tengo algo que decirte... ¿No notas algún cambio en mi...?

— Hum... — le mira rápidamente de pies a cabeza. — No... Je je je.... Te veo más sexy, ¿quieres hacerlo de nuevo...? — le acaricia uno de sus muslos.

— ¡Bills! — lo regaña, haciendo puchero, con sus manos apuñadas. — Ya no podemos hacerlo, porque... Estoy... Yo estoy... ¡Embarazado!

— Espera... ¡¿Qué?! — se sobresalta, muy sorprendido. — ¡Pero, Shin! ¡Pero, Pero! ¡¿Por qué?! — grito alarmado, levantándose de la cama rápidamente, sale de la habitación.

Se da un golpe con la palma de su mano en la frente, a veces no podía creer que el mayor fuera tan 'ridículo con sus reacciones'.

— Ya lo procese, Shin. — entra de nuevo a donde estaba aún el albino sentado. Ahora más relajado, riéndose por lo bajo.

— Si seremos padres. — se levanta también de la cama y se acerca a él, abrazándolo suavemente, viéndole a los ojos, parándose de puntitas. — ¿Quieres un bebé?

— ¡Por supuesto! — corresponde el abrazo. — Aunque, me tomo desprevenido la noticia... Será un niño muy lindo, como tú.

— ¿Tu crees? — sonríe y se ríe ligeramente, sonrojándose. — Mira, puedes sentirlo. — toma la mano ajena y la lleva hacia su vientre, sonriendo con cariño.

— Tenlo por seguro, aún es muy pequeño. — acaricia la zona donde su mano estaba, con alegría.

El embarazo se iba desarrollando normal y sanamente, hasta llegar al hecho de que el menor no podía agacharse o ponerse los zapatos sin ayuda, su vientre prominente era demasiado grande, por lo tanto el felino siempre estaba atento en lo que pudiera necesitar además de que lo cuidaba aún más que antes.

— Las camisas y demás ropas que he comprado en estos meses han desaparecido, ¿No las has visto de causalidad, Shin? — pregunto mirando de reojo al Kaioshin, el cual estaba sobre el sofá comiendo pastel. — Enserio, no se ha dónde han ido a parar. — seguía comentando mientras se vestía con su traje normal de dios de la destrucción, tenía tiempo sin llevarlo puesto.

— No se... Bills... —mintió con algo de nerviosismo, él había estado robando toda prenda que el felino usara y tuviera su intenso olor de alfa, aunque lo estuviera dejando sin que ponerse.

Lo mejor de este universo. (Bills x Shin)Where stories live. Discover now