La chica del museo (Katatkuri x lectora)

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 "- Eres una bruja loca jajaja, no puede gustarte un monstruo como yo

- Tienes razón- dijiste poniéndote en pie estrujando tu buzo- creo que amo a este monstruo."

Recordabas lo que le dijiste a Katakuri y te pusiste roja de nuevo. Ahora estabas dándote una ducha para entrar el calor luego de mojarte en el arroyo.

Luego de haber hecho tal confesión te avergonzaste tanto que empezaste a correr, en dirección a tu casa, pero el gigante de mochi en 3 pasos te alcanzo y te coloco en su hombro como había echo anteriormente, hasta te dio un poco de su bufanda para que no tiembles tanto de frio. Una vez volvieron tu entraste a ducharte no sin antes encender la estufa y dejar secando la bufanda mojada del comandante Sweet.

- Qué vergüenza... ahora que voy a decirle...eres una idiota_____. Espera, pero él no te rechazo. Si le desagradara me hubiera rechazado fríamente, pero aun no me dijo nada. Argg....mejor pienso en otra cosa.

Saliste de la ducha, te secaste y vestiste con una ropa que te habías llevado anteriormente y saliste del baño secándote el cabello con una toalla. Encontraste a Katakuri en el sofá observando la tabla de Akmenra a la que tan agradecida estabas, recordaste que no había comido nada hasta ahora y le ofreciste algo.

- Quieres tomar una taza de té con galletas?

- De acuerdo.

Te pusiste a tu labor en la cocina y en santiamén llevaste una bandeja con 2 tazas de té y galletas, la apoyaste en la mesa ratona justo al lado de la tabla.

- ¿Cuantas de azúcar?

- 3 por favor.

- Aquí tienes.

- Gracias.

Ambos sorbieron el té al mismo tiempo y dejaron salir un suspiro al beber la bebida caliente.

- Reconfortante ¿verdad?

- Ciertamente.- luego de unos segundos de silencio pregunto- ¿Que piensas hacer con nosotros?

- ¿Cómo dices?

- Que harás con nosotros de ahora en más. No pretenderás que nos quedemos todos encerrados en la casa todo el día y salir de noche.... Sera cuestión de tiempo para que mate a los ruidosos esos...

- No te atreverías...-giro su cara para verte y efectivamente su cara demostraba la poca paciencia que tenía- bueno tal vez si...

Te detuviste a pensar mientras mirabas girabas la cuchara en la taza.

- En teoría debo devolver la tabla al lugar donde yo trabajo ahora en la mañana, y debo de llevar las piezas en la forma en la que estaba originalmente, así que...

- Nos volverás muñecos por la mañana.

- Me temo que si-contestaste mientras apretabas con fuerza la taza, sin mirarlo.

- Estoy de acuerdo.

- De verdad?- dijiste sorprendida y mirándolo

- Si,-tomo otro trago de la bebida- no me gusta este mundo, prefiero volver a Totto Land. –