Mo alternaba los momentos de inconsciencia con los momentos de dolor. Su cuerpo estaba exhausto y tenía la garganta en carne viva de tanto gritar. Sus músculos se hallaban en tensión y un sudor frio perlaba su cuerpo.
Buscaba ayuda en los pocos momentos de lucidez que tenía y se aferraba en su delirio a la imagen de He Tian, imaginándolo que este venía a rescatarlo. Su cerebro ya ni recordaba donde estaba, ni prácticamente quien era. Además, se daba el hecho de que al no poder moverse su espalda se estaba llenando de llagas.De vez en cuando, oía voces distorsionadas y personas entrando en su celda, entonces llamaba a su madre, a Tian, y esos seres distorsionados se reían y le gritaban cosas ininteligibles, pero contra todo pronóstico de lo que le dijo She Li, parecía que si querían mantenerlo vivo, pues le dieron agua para beber en más de una ocasión.
De forma paulatina, después de un incontable sufrimiento, el dolor fue adormeciéndose, poco a poco, pero finalmente quedó como una pequeña molestia y Mo por fin pudo descansar y dormir. Su cuerpo estaba tan cansado, que se sumió en un profundo letargo del que tardaría horas en despertarse.
Mientras estaba así dormido, un par de soldados le quitaron las esposas y lo levantaron de su cama para moverlo a una camilla y devolverlo a la sala de operaciones donde le habían introducido aquel dispositivo. Otra vez los tres médicos se acercaron a su cuerpo, pero al verlo en la lamentable condición en que se encontraba, estuvieron discutiendo con los soldados que lo habían traído, así que decidieron que primero le curarían las heridas de la espalda y de las muñecas, provocadas por las violentas sacudidas de estar dos días esposado, y le limpiaron el resto del cuerpo con agua y jabón.Mo empezó a despertarse poco a poco al notar como su cuerpo era friccionado con esponjas y agua fría. Estaba muy débil y apenas podía abrir los ojos, aunque agradecía que le estuvieran masajeando los músculos con ese paño o lo que fuera y que sus manos hubieran sido liberadas. Como pudo, intentó hablar, pero sólo salió un ronco rugido. Entonces, las personas que estaban atendiéndole pararon de lavarlo.
- Parece que ha vuelto en si.
- Me sorprende que siga vivo, estos soldados son unos sádicos.
- En fin, sabes que no saldrá de aquí vivo igualmente, como dijo el teniente, esto que estamos haciendo es inútil y de poco servirá.
- ¿Crees que no soy consciente? – se notaba que ese doctor no estaba muy de acuerdo con lo que estaba ocurriendo – esta gente es inocente y encima estos desgraciados se ensañan con ellos, ¿se puede saber que gusto encuentran en tratarlos así?. No me parece correcto, y hablaré con el capitán al respecto. Estoy asqueado del comportamiento del teniente Li.
- Yo de ti me andaría con cuidado, doctor Yao. Nunca sabes quién puede estar escuchando.
- Que piensas?, que no lo sé? Llevo veinte años trabajando para el ejército y nunca me había encontrado con alguien como ese teniente, es un puto sádico.- Shhh! Silencio los dos – dijo la persona con más autoridad – no queremos salir de aquí dentro de una bolsa negra. Doctor Yao, proceda a anestesiar al sujeto y usted, doctor Shin, hágame llegar el escalpelo y las gasas. Vamos a realizar la intervención y olvidar este tema lo antes posible. Esperemos no tener que volver a estar en una situación como esta en mucho tiempo.
Los doctores se pusieron a trabajar, Mo notó un pinchazo en su brazo derecho y como volvía a sumirse en las tinieblas. Esta vez, esos médicos habían sido más humanos, aunque no se habían cortado en decir delante suyo que los iban a matar a todos.
Cuando despertó, se encontraba otra vez en su celda, sentía un ligero dolor por la intervención y las heridas que se había causado, pero la habían cambiado las ropas y estaba limpio después de esos dos terribles días. Intentó incorporarse y esta vez sí que pudo. Se acercó a la puerta de la celda y miró por la ventana enrejada. No se veía a nadie. Intentó abrirla, pero evidentemente estaba cerrada. Buscó por la habitación algo con lo que defenderse cuando volvieran, pero sólo estaba el camastro y la silla.
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5 Años
FanfictionHa pasado un tiempo desde que dejaron de tener contacto. He Tian ha vuelto para tomarlo todo aunque Mo Guan Shan no quiera saber nada de el. Ambos tienen mucho que aprender de ellos y de su entorno, pues el mundo de los adultos puede ser incluso má...