Cap. 13 Objetivo fijado

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El capitán Chang una vez que le informaron que la operación había sido ejecutada correctamente tomó el teléfono especial que tenía para contactarse con la mafia.
Marcó al número privado que cada semana le enviaban por medio de un mensajero. Debía memorizarlo y lanzar el papel a la basura cada vez que le enviaban el número, así se convertía en inrastreable. Sonó tres tonos y le colgaron. Nunca le cogían el teléfono, este sólo servía para indicar que quería hablar con ellos, la mafia disponía de las herramientas suficientes para devolver una llamada y que pasara desapercibida por cualquier sistema de inteligencia.

Lo llamaron desde el número oculto, el capitán cerró la puerta de su despacho para aumentar la privacidad. Sabía que no habían micrófonos, repasaba su despacho cada día por si acaso, era parte de su rutina de la mañana, dedicaba meticulosamente media hora en revisar toda la estancia y nunca había encontrado nada.

Dejó sonar un par de tonos antes de contestar al teléfono. Una voz de hombre lo saludó desde el otro lado de la línea. Un simple 'buenos días', nunca informaba quien era quien recibía la llamada, pero el capitán sabía a ciencia cierta que era una persona muy íntima del círculo del capo. 

- Tengo al hombre que podrá hacerlo – dijo simplemente.

- Bien. Cuando podremos tenerlo.

- Debe ser entrenado, no es un profesional.
Un silencio se prolongó por varios segundos del otro lado de la línea.

- Explíquese – acabó contestando.

- Dígale a su jefe que se nos ha abierto una oportunidad nueva. Haremos un trabajo limpio.

- No, no es lo que quedamos.

- Oiga! Alguna vez le he fallado? Tenemos algo muy grande entre las manos, soy muy consciente de las implicaciones.

- No continúe hablando. Vengan a vernos mañana.

- De acuerdo, así se lo podré explicar.

El tipo colgó sin siquiera despedirse. Se notaba que estaba molesto con el cambio de planes su interlocutor aunque al capitán eso no le importaba aunque le cabreó un poco, tenía un as en la manga que estos no se esperaban.

Volvió a coger el teléfono, esta vez llamó a She Li, su hombre de confianza.

- Teniente, informe. – pidió sin siquiera saludar.

- Hemos llegado. Ahora está durmiendo, pero en breve iniciaremos.

- Necesito que sea rápido y efectivo. Prométele lo que sea o amenázale si crees que surge más efecto. Han pedido que la entrega se realice mañana, no tenemos tiempo así que no lo malgaste.

- A sus órdenes – contestó secamente.

She Li colgó el teléfono y se dirigió al subterráneo de la casa. En una pequeña habitación se encontraba el pelirrojo dormido en el suelo. Apestaba a orina y a sudor. Sin avisar encendió la luz del cuartucho y le pegó una patada en el bajo vientre.

- ¡Despierta!

- Mierda – contestó cuando pudo recobrar el aliento  mientras se acurrucaba sujetándose el estómago.

- Ponte en pie, rápido, no tenemos todo el día.

- Si querías que fuera rápido no haberme golpeado, imbécil!

She Li se sacó la pistola que llevaba con él mientras agarraba al pelirrojo por el cabello incorporándole.

- ¿Quieres ver algo que te dolerá de verdad? – le dijo pasándole el arma por la mejilla hasta empujarla dentro de la boca de Mo – ¿quieres?

5 AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora