Capitulo 3: Traición

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Un escudo del Capitán América de juguete golpeaba una pared de legos

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Un escudo del Capitán América de juguete golpeaba una pared de legos. 

- Oh, sí - decía Tony con una playera del mismo. 

- ¡Hijo! - escucho la voz de su padre bajando su cuarto. 

Tony tomo su escudo de juguete mientras bajaba las escaleras, solo para toparse con su padre sentado en el comedor, con un rostro melancólico. 

- ¿Papá? - pregunto Tony al verlo tan decaído. 

- Hijo... Siéntate - ordeno Howart sin levantar mucho la voz. 

Tony obedeció yéndose a sentar junto a su padre; tomando una silla. 

- Hijo - exclamo Stark padre. - Es sobre tu madre. 

- ¿Qué pasa con ella?

- Ella... Ella ya no vendrá más.

- ¡Tony despierta! 

Stark abrió los ojos de golpe en medio de un pequeño grito. 

- Calma amigo - exclamo Bruce tomándole de los hombros. 

Tony volteo, viendo que estaba en la baticueva. Al inspeccionarse noto que tenía un respirador en la nariz, y en su mano derecha le estaban inyectando suero. 

- ¿Cuanto tiempo? - pregunto Tony. 

- Tres días - respondió Bruce. - Tuve que hacer una versión más compacta de aquel imán que te pusieron en el pecho. Ahora es más pequeño, y sin tantos tornillos y cables saliéndole por encima. Ya que esa cosa que te habían puesto se infecto - explico Bruce.- Literalmente te lo sacamos e hicimos uno nuevo. Limpiamos tus heridas e infecciones. Un día más en esa cueva y ya no despertabas.

En ese momento se acercó Alfred con una bandeja de emparedados.

- Amo Tony, debe comer - dijo el mayordomo acercándole la bandeja. 

Tony se sentó con cierta dificultad. 

- Gracias Alfred - exclamo Tony. - Y si me lo permites me quedare con la bandeja. 

Alfred solo sonrió con amabilidad mientras se la entregaba. Por su parte, Bruce volvió a girarse para ir a sentarse en la baticomputadora.  

- Entonces - decía Tony dándole un mordisco a un emparedado. - ¿Te gusto mi traje? 

- Conozco a  varios psicólogos que puedes ir a ver. Viviste una experiencia traumática. 

- Aunque yo opino que se te ve mejor tu propio traje.

- Aún no - respondió Bruce.

- Cielos que deliciosos emparedados - exclamo Tony. - No prefieres cambiar de jefe Alfred. De seguro te pagaría mejor que este judío. 

- Gracias amo Stark. Pero mi responsabilidad esta con el señor Wayne. Pero cuando quiera puede venir por emparedados. 

- Claro - dijo Tony quitándose el respirador y el suero. - Me parece un trato justo - exclamo con cansancio levantándose. - Gracias por ir a rescatarme. 

Iron Man: TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora