VIII. La noche de los iluminados

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―¡Esta vez no te escapas!―Dice el ser alado a Luccian.

―¿Qué no puedo ver?―Le pregunta la anciana al niño quien no deja de ver de un lado a otro.

―¡Luccian y un ser alado están peleando!―Responde Lukas sin percatarse que estaba hablando de más.

La señora mantuvo silencio analizando lo que acababa de escuchar.

"¿Un ser alado? Está hablando de un ángel, no lo conocía... Primera vez que ve uno pero... ¿Luccian? Un ser invisible que pelea contra un ángel... Entonces... ¿Un demonio? ¿El niño lo conoce? ¿Quién es este niño?" Piensa la anciana de la iglesia mientras mira asombrada al niño.

―¿Me cuentas lo que vas viendo?―Pregunta la señora a Lukas quien va de un lado a otro siguiendo la batalla.

―Luccian está usando sus garras pero parece que ese ser alado lo iguala en fuerza, ¡nunca había visto algo igual! Creí que él era el más fuerte de todos los seres luego de los jinetes―Dice emocionado.

Ella miraba en dirección a lo que veía el muchacho para intentar ver y oír lo que el niño decía ver y escuchar pero sus ojos naturales sólo veían que iba a llover pues el cielo estaba nublado y cada choque de fuerzas entre esos seres sobrenaturales para ella eran truenos y relámpagos.

Por un momento aquella señora anhela en su corazón tener la certeza de qué tan cierto es lo que narraba aquel infante así que le pide a su Dios que abra sus ojos para poder ver lo que estaba pasando y que Su Espíritu le ayudara a discernir lo que estaba aconteciendo.

De un momento a otro sus ojos fueron abiertos, tanto fue el asombro por lo que veía que sus piernas le fallaron y cayó al suelo.

Primera vez veía un angel y un demonio. La anciana, en el fondo, no creía lo que decía aquel infante pero pudo comprobarlo con sus propios ojos.

Mientras que el niño se movía de un lado a otro viendo la pelea, la mujer estaba mirándolo a él y pensando "Cómo rayos algo como eso le podía emocionar a un chiquillo como ese y a ella, quien creía en lo sobrenatural y lo había escuchado toda su vida, la tenía tan perpleja.

―¡Esos niños me pertenecen!―Dice Luccian luego de una larga pelea, que en apariencia, no dictaminaba cuál de los dos iba ganando.

―No me interesa lo que digas, la orden ya está dada―Dice el ángel a Luccian en medio de un choque de fuerzas que hizo temblar la tierra.

―Señor, envía pronto auxilio a este lugar. Que tu angel excelso en fuerza baje con espada desenvainada y nos defienda en el nombre de Jesús― Dice aquella anciana al escuchar las palabras de Luccian, estaba clara que su Dios había dado una orden y que el demonio estaba poniendo resistencia.

De un momento a otro se escucha el aleteo de enormes alas. Una presencia absurdamente poderosa que empezó a iluminar todo el lugar se vio aparecer desde lo alto.

Su apariencia era hermosa y temible, sus alas eran dos veces más grandes que las de aquel ángel con quien estaba luchando Luccian.

―Está es la parte en la que huyes ― Se escuchó la voz de aquel ser poderoso la cual hizo estremecer hasta lo más profundo del demonio.

― Gabriel...―Dice Luccian levantando la mirada lentamente, Lukas pudo percibir miedo en aquel demonio al pronunciar ese nombre.

Luccian no se había percatado que la anciana estuvo viendo la batalla y había clamado por refuerzos.

Su presencia era imponente y temible, Lukas, por su parte, estaba extasiado por lo que estaba aconteciendo. Eran las 6:30pm, durante la pelea todo estaba oscuro y cada golpe estremecía la tierra y hacía al cielo tronar. Sin embargo, al bajar Gabriel, hubo un enorme silencio. Como si el tiempo se hubiera detenido. Su presencia hizo que pareciera que fuera medio día.

Luccian por su parte, no dejó que terminara de descender para decidir huir dejando al niño atrás.

―¡Hey! ¡Cobarde!― Grita el infante al ver que lo estaba dejado atrás. Sin embargo, el miedo era demasiado grande para volver y tomar al niño.

―Y entonces... ¿Empezamos la diversión?― Dice Lukas dirigiendo la mirada a ambos ángeles.

―¡Qué diversión, qué!― Dice la señora tomándolo de la mano. En ese momento alex la mira y la intenta elevar pero en un abrir y cerrar de ojos, el primer ser alado se colocó junto a la señora y extendió su espada al cuello de Lucas.

―¿Estás seguro que podrás con tanta diversión?― Le dice el ángel a Lukas, quien quedó atónito de la velocidad con que se acercó sin él darse por enterado.

La vida de un satanicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora