Algo y alguien fuera de lo normal

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Hay un momento en la vida que caes demasiado profundo; esa caída de la cual nunca te levantaras porque ya no puedes más, pues no eres lo suficientemente fuerte para lograrlo en ese momento es en el que piensas "¿por qué a mi? Por débil e idiota ¿Lo merezco? Claro que si ¿por qué? Ya te lo dije imbécil."
Momento en el que piensas que no vales nada que no le importas a nadie, para que estas viva si...pero después de cuestionartelo varias veces,te das cuenta de que eres lo suficientemente inteligente como para cometer tal idiotez porque aunque no tengas ningún propósito en la vida tienes la dignidad suficiente como para cometer tal tontería eso demuestra que aunque seas débil, tonta e ingenua por lo menos tienes inteligencia, tanta que no eres capaz de hacerte cortes en el brazo y después hacerte la víctima.
Pues es así como me siento aunque no lo demuestre por fuera...

¿Donde estoy? Ya lo recordé estoy en mi sueño, vaya que hermosa vista hay desde aquí arriba. Esta cálida brisa es maravillosa y el canto de las aves es mágico, me siento...

-Es hora de levantarse

-¿De quién es esa voz?

-Señorita, ¿qué espera? Despierte

-Ya es hora...





-Ya voy...-me queje.

-Pues señorita apresúrate el desayuno esta listo-dijo la Señora Brown entre melodías.

-Ya va, ya va-bufe, agh levantarse es más difícil que encontrar la razón de todos los matrimonios fallidos de la profesora de algebra.


-Nos vemos, Señora Brown

-Nos vemos preciosa-dijo despidiéndose con un beso en la mejilla; esa mujer es demasiado dulce.


Me apresure a llegar pues no podía volver a tener otro retraso, la directora me mataría.

Acabo de notar que el día no es tan malo, tiene buen clima para ser invierno, los niños del parque parecen pasarla bien aunque sus niñeras no tanto. A veces me pregunto como se sentirá tener una niñera, de solo pensarlo solo me viene a la cabeza la nana mágica o Mary Poppins, pero dudó que esas niñas de secundaria con problemas de moda se acerquen a algo parecido.





-Buenos días alumnos-la señorita Collins se mostraba feliz

-Buenos días-contestamos a coro.

-Alumnos hoy hay un nuevo compañero en esta clase

De repente sentí como que algo no me cuadraba, un sentimiento de extrañeza y temor recorrieron mi cuerpo ¿Acaso es un presentimiento?; solamente me decidí a ignorar mis pensamientos para mirar a través de la ventana y observar el suave movimiento de las ramas.

-Clase es el...-dijo señalando al chico-Vamos no seas tímido preséntate- la señorita Collins solo jalaba la manga del chico para que caminara y pasara al frente, pero sus intentos fueron nulos, porque el tipo estaba más tieso que la estatua de la directora.

-Emm...yo...soy Daniel-dijo intentando no orinarse de los nervios, pobre cachorro se lo comerán vivo.

-Tengan cortesía y saluden a su nuevo compañero

-Bienvenido Daniel

-Bien Daniel toma asiento

-S-si

Daniel miró hacia mi lugar, ya que no sentamos en parejas, y observo que había un asiento libre. En ese momento me tome la libertad de observarlo con detenimiento ya que no se decidía: si sentarse en la banca solo o sentarse aún lado de mi , por supuesto que me da igual, pero el chico parecía niño de 5 años decidiendo si debería escoger el de chocolate o el de vainilla. 

Finalmente se decidió y eligió sentarse al lado mío, en aquel instante todos voltearon hacia Daniel por la mala decisión que el pobre animalito perdido había tomado.

 Según mis compañeros yo emanó un aura terrorífica y tenebrosa, las "oxigenadas" susurraban sobre como un chico tan lindo pudiese sentarse con alguien tan monstruosa y eso obviamente hizo que me odiaran más, yo solo las mire con fastidio y al notar mi mirada sobre ellas, se sobresaltaron un poco y regresaron hablar sobre en nuevo esmalte de uñas que se había lanzado.

Daniel llegó finalmente a su destino y se sentó al lado mío sacando sus útiles y todo lo necesario para la lección, terminando el acto se sentó, me miro y esbozó una sonrisa y yo asentí a manera de respuesta.

-Y como les iba explicando...-decía la Señorita Collins un tanto desesperada, hasta que sonó la campanilla del almuerzo;me sentía un tanto incómoda ya que toda la maldita clase Daniel solamente me observaba, pero por fin tendré un momento de paz.

-Recuerden jóvenes la lección número 4, para mañana.

Con tan sólo decir eso la manada de animales salvajes no lo dudaron ni un segundo y salieron corriendo como si quisieran atrapar a su presa, yo solo tome mis cosas las puse dentro de mi mochila y me retire del salón de clase, Daniel hizo lo mismo.

-Veamos...que clase sigue-iba dirigiéndome a los casilleros a paso lento, hasta que choque con una figura masculina que me atrapo con sus brazos. Yo lo deseaba a que no fuese mi molesto compañero nuevo.

-Disculpa, ¿estás bien?-dijo con una linda sonrisa esbozada en su rostro, demonios es él.

-Si lo estoy-me separé de su agarre y tome mi mochila, necesitaba salir de ahí lo antes posible no quiero intercambiar ni una sola palabra con Daniel.

-Bien

-Bien-dirigiéndome hacia mi destino de repente decidió romper el silencio.

-Emm... T-tu eres la chica con la que me senté en la clase de antes ¿verdad?- ¿En serio? lo dijo como si no me hubiese observado durante toda la maldita lección. Su mirada estaba baja, sus manos se miraban temblorosas, no se si era por el frío o porque yo le causaba miedo.

-Si lo soy-cortante, así sin más.

-U-un gusto, soy Daniel-su mirada regreso a verme y me estrecho su mano.

Las maravillas de un mundo imaginarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora