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El sol caía directamente sobre los árboles yacentes en el parque, la suave brisa invadía el silencio formidable que se apreciaba en tal lindo panorama.
Era de día, los pájaros silbaban junto al compás de sus cantos, iluminaban los oídos sinfónicos de algunos pequeños que caminaban tranquilamente por los senderos, sin importar su lejanía o proximidad, andaban jugando como todo infante que eran.

— Uno...dos...¡y tres! —La inocencia puede verse de distintas formas, en especial la de un pequeño niño repleto de gozo y alegría.

Su nombre.
Sonic Matthew, poseía ojos verde esmeralda con un brillo similar a estas gemas, piel melocotón y delicada como la porcelana, sobretodo su pelaje azul eléctrico abundaba serenidad y paz a quién lo viera; un niño de apenas ocho años andaba recorriendo el lugar expectante de todo lo que en el había; desde los más pequeños insectos hasta los árboles más grandes.

— Cerezos...mis favoritos —admiraba cada parte de la naturaleza, estaba eufórico por al fin de salir de la escuela y dar un ligero paseo por el parque.

Shadow Dathony, un niño no mayor a nueve años con pelaje azabache y ojos céntricos y encantadores semejandose a unos rubíes preciosos, moreno y con un mechón blanco y suave oculto en su pecho; veía anotando todo en una pequeña libreta de apuntes forrado de un gris oscuro y toques escarlata.

— ¿Hm? —al fijarse en la presencia del otro chico, dejó sus juegos para acercarse hasta él —. ¡Hola! Mi nombre es Sonic, ¿Cuál es el tuyo?

— Hola...mi nombre es Shadow, un gusto azul —despegó su vista de aquellos apuntes para fijarse en el susodicho.

— No te había visto antes...¿Eres de por aquí?

— Mi mamá y yo nos acabamos de mudar a esta ciudad, antes vivíamos en Metrópolis.

— Oh genial, yo siempre quise ir a visitar esa ciudad...se ve tan linda en los comerciales...

— Créeme, prefiero vivir aquí en Station Square, que en aquel sitio.

— ¿Enserio?

— Si, aunque...no conozco a nadie aquí, ni siquiera sé si podré hacer amigos...

— ¡Seguro que lo harás! Eres muy simpático nadie aquí podría resistirse a ser tu amigo, puedo garantizartelo profesionalmente —estaba tan seguro de sus palabras que en vez de parecer un niño, parecía un hombre al enfrentarse en una situación peligrosa, le causó cierta gracia al bicolor.

— Jaja...si tu lo dices, debo irme, ¿Volveré a verte?

— ¡Claro! Mi casa no está muy lejos de aquí, si quieres algún día podré ir a visitarte con mis papás, llevaré galletas..juguetes y todo para que podamos jugar —más parecía emocionado el cian al tener una pequeña conversación con aquel azabache, le dedicaba una de esas cálidas y lindas sonrisas propias de él.

— Eres muy agradable Sonic, esperó verte pronto ¡Adiós! —sin más que decir, el oji-rubí se despidió del contrario tomando rumbo de vuelta a su casa.

— ¡Adiós Shadow! Guau que lindo chico... ¡ah! Es verdad, debo ir rápido a casa, hoy harán espagueti con albóndigas, ¡¿Cómo pude olvdiarlo!?

Disparado salió el cobalto en dirección a su casa.
Mientras por otro lado, el pelinegro caminaba sereno aún procesado su acercamiento con el azulado.

— Shadow cariño —alzó la vista para ver a una señora todavía joven llamarlo desde la otra calle.

— ¡Hola mamá! —presuroso pero precavido, se acercó a la mujer para darle un abrazo medio por la cintura.

— ¿La has pasado bien mi pequeño, qué tal la escuela, hiciste amigos, conociste personas nuevas? —típica madre, acariciaba la cabecilla de su pequeño preguntándole sobre su día.

— Si mamá, además ¡Hice un amigo! Su nombre es Sonic, es el primer niño que me ha hablado desde que venimos aquí.

— Me imaginó, serán buenos colegas en un futuro —le habló cariñosamente mientras iban directo a una morada no tan alejada de su paradero.

— Si mami, yo igual lo esperó...

❝Conociendo al Suicida❞│Sʜᴀᴅᴏɴɪᴄ│AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora