Cuanto peor me siento más me aíslo.
Echo a las personas de mi lado insistiendo en que no hay remedio y en que quiero estar sola. Lo último que quiero es estar sola. Pero mi cabeza lo busca. Y cuando esa persona deja de insistir confirmo mi expectativa de soledad. Y aunque lo haya intentado, he provocado esa confirmación.
Busco la forma de reptar de vuelta a mi agujero de miseria en el que mi dolor me consume y me rompe el alma. Ojalá poder anestesiarse para la vida. Nadie dijo que dolería tanto. Me siento engañada. No le veo la belleza a todo esto. Al menos no en estos momentos en los que me escondería hasta el nuevo amanecer.
A veces siento que nuestra existencia es sencillamente hermosa por el hecho de poder vivir un aquí y un ahora. Cuantos eventos a lo largo de siglos han llevado a que tus células formen ese cuerpo que da vida a ese espíritu. Eso es bello. Pero cuantos otros eventos han jodido la mente unida a ese cuerpo. Cuantas mierdas más tendrá que soportar y cuantas más podrá enfrentar.