Impro parte 4

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No es capaz de comprender cómo el ser humano puede llegar a ser tan estúpido. Nos aferramos a lo que nos daña aún conociendo perfectamente lo que ello acarrea. Conocemos las consecuencias y el dolor de sentirse un alma incomprendida en un mundo conocido que comienza a parecer extraño.
Podemos conocer la luz y aún así seguir añorando la oscuridad. Tropezar con la misma piedra o ir en contra de nuestros instintos más primarios. En ocasiones la añoranza no es ni un sentimiento profundo y pensado, sino un impulso interior que nos empuja a destruirnos. Aunque hay quien dice que debemos destruirnos a nosotros mismos para poder encontrar nuestro verdadero yo. Quizás sea verdad.

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