Capítulo 1

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Es que la verdad, ya no recuerdo cuando fue, cómo pasó o donde, pero el barco lo recuerdo, "El venganza de la reina Natalia" Cada día, sueño con el mismo barco, sueño con los pasadizos, cada detalle, cada rostro, primera, segunda y tercera clase, todos siguen en mi mente, cada parte del hermoso (y maldito) barco se queda grabado en mi memoria.

Todo comenzó con el boleto, dorado como el cabello de un ángel, el boleto de primera clase que te aseguraba todas las comodidades de extremo a extremo del susodicho barco, todo estaba de maravilla, salvo por conseguirlo.

Mi nombre, es Sebastian, quien si no se han dado cuenta, me he quedado corto con el apellido y es que no lo tengo, ya hace muchos años que no lo digo y se me olvidó, o eso es lo que les digo a las personas que me lo preguntan, la verdad es que en mi vida he tenido muchos nombres al igual que los apellidos, pero siempre me ha gustado el nombre Sebastian, de calle en calle se me conoce como "El Buitre" siempre viendo cual será mi presa, desde pequeño me las he arreglado yo solo, no hay persona en el pueblo que no haya pasado por mis habilidades, ni persona que me haya atrapado si presumir se me permite.

Pero bueno, el punto de toda esta historia, es que por mis venas latían dos pasiones, de las cuales nunca me arrepentiré de haber logrado una de ellas y perder la otra.

La noche antes de que partiese el barco, me quedé mirándolo a lo lejos, desde las colinas se veía que era grande y hermoso, un enorme barco que, si bien podía albergar al menos mil pasajeros, yo no estaba entre ellos, vamos que ni el boleto de tercera clase, donde ibas a dormir con ratas y personas a punto de morir, era lo bastante accesible para una persona que no tenía donde caerse muerto.

Pero yo no me daba por vencido, si algo tiene Sebastian que nadie se lo quita es la suerte, si contara las veces que he pasado por gua tibia las situaciones más tensas y terribles, me faltaría tinta y hojas, la suerte siempre me acompaña y aún en ese momento, algo me decía que ese barco, sería la salida, no solo de este pueblo, que si bien es cierto, nunca me habían atrapado haciendo cosas indebidas, las sospechas no se hacían esperar, y para que me miren como gallinazo hambriento, mejor ni pensarlo.

— ¡Conde! ¿Dónde estás perro que no te oigo ladrar?

Pero a veces, la suerte se me acababa de rato en rato, y esa era una de esas veces, el patrón, el patrón que siempre me acogió y confió en mí, está de más decir que era el único que se había metido en problemas por mis fechorías y ningún momento me dejó de lado, no lo quiero, me trata de lo peor, pero como él dice ... Nadie se mete con mi gente.

El patrón solo me decía perro cuando estaba muy ebrio o muy feliz, y es que me trataba como uno, silbándome y dándome palmadas en la cabeza de cuando en cuando, claro está que por el dinero que recibía, me tocaba menear la cola y hacer caso.

— ¡Conde! Vente perro que hoy tomarás conmigo, mujeres y alcohol nada faltará, porque hoy es mi último día aquí ... Vente perro.

Entré a la casa del patrón, donde el ya me esperaba sentado en su mueble favorito, y en sus pies un cojín de mala muerte, donde diariamente me tenía que hincar de rodillas, y esperar que me diera la orden de pararme para poder cumplir mis tareas. Antes de poder hincarme por completo, el patrón cara alegre me dijo.

— Siéntate como persona hoy mi querido Conde — Me señaló el otro mueble que estaba justo frente al suyo, con incredulidad lo quedé mirando, pues nunca me permitía sentarme dentro de la casa.

— Vamos Conde, que es una orden, te sientas y beberás conmigo hoy, hoy es mi último día, mañana el barco de la marina de Plata, tendrá un nuevo pasajero, y uno de primera clase como debe ser, y adivina quién es.

Pensé que el patrón me sorprendería conque uno de los mas ricos del pueblo había comprado uno de los billetes de primera clase, o que alguno de sus conocidos hayan conseguido de milagro uno de segunda o tercera clase. El patrón, aunque dinero tenía, ni reuniéndolo todo podría haber comprado uno de tercera clase, aunque le cueste admitirlo, no tenía lo suficiente.

Pues bien dicen que en boca cerrada no entran moscas, de tanta palabrería que se me estaba formando en la cabeza, del bolsillo de la parte de atrás del pantalón, el patrón sacaba lo que parecía era un resplandor dorado, aunque ya lo había visto, nunca tan de cerca y es que vamos gente de nuestro nivel, que era muy bajo entre los bajos.

— Pero señor, ¿Dónde ...

— Conde, Conde, Conde, un idiota en un juego, ya lo sabes en cartas nadie me gana y que me caiga muerto si es que no es así.

Pues confianza no se tenía y mentiroso si era, tal que así después de que dijese la última palabra, nos quedamos en silencio por un minuto, claro está por si el patrón se le ocurre viajar a las aguas del profundo sueño.

Pues de ahí en más, tragos y mujeres, mujeres y tragos, el orden no importa, pero llegaban y no paraban, la noche se hizo eterna, al menos para mí, aunque como ya les he dicho, la suerte no me abandona, tan grande era la alegría del patrón, que aunque bien es cierto yo me hubiera puesto igual, desde que llegó la primera mujer para festejar, el patrón se olvidó de mí, el solo bebía y festejaba, nada más.

Antes de que todo pasara, se llevó su premio y lo guardó en su lugar secreto, que de secreto para mí no tenía mucho, atrás de la casa, hay un pozo, que cuando uno se acerca, no ve el fondo y piensa que hay mucha agua al fondo, pero no hay nada, el fondo solo contiene una bandeja, que el patrón la mete cuando quiere ocultar algo, el creía que no me daba cuenta, pero el era el único que no podría ser víctima de mis fechorías.

Pero ya se los dije, tenía en ese momento dospasiones, la primera irme lejos, empezar de nuevo, como un hombre libre, comoun hombre bueno, sin peleas ni robos, solo un hombre ... Antes de que saliese elsol, el patrón y las mujeres yacían tirados en el suelo, y el sol indicaba quepocas horas faltaban para que aquel majestuoso barco, aquel símbolo de fortalezay renacimiento, albergara a más de mil personas dispuestas a cambiar de rumbo,de vida, poder ser quienes quieran, poder hacer lo que quieran, "El venganza dela Reina Natalia" estaba a solo unas horas de recibir a un nuevo pasajero, unoque toda la vida estaría en deuda con su patrón ... Sebastian.

Memorias de Alta MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora