Una semana larga

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No sabía qué sentir en estos momentos, a lo mejor no es tan malo, intentaba animarme.

-Tía, con lo guapo que es seguro que se te pasa el tiempo volando mirando ese cuerpo súper bien esculpido.- dice mi amiga casi babeando.

-No sirve de nada ser guapo si no tienes educación.- le digo rodando los ojos.

Después de 5 horas interminables nos vamos a almorzar.
Voy conduciendo y cantando "Otro trago" de Sech, cuando Paula me interrumpe.

-¿Y si vamos al Pizza Rogers?, ahí puedes pedirte una pizza sin queso.- me dice sonriendo.

Asiento y conduzco hasta llegar.

Ya esperando la comida oigo mi teléfono sonar, era un número que no conocía, lo descolgué y un hombre me contesta.

-¿Si?, ¿Loreto?.- me dice mientras le hago un ruido para que prosiga.- que tal, bueno soy Alexander, el ayudante de Oliver, él no puede ponerse ahora mismo así que le mandaré su horario.

-Está bien, nos vemos el lunes.- le contesto.

Un par de minutos después reviso mis mensaje y veo que otro número distinto me manda un horario.

Hago una mueca al verlo y apago el móvil, hasta que empieza a vibrar nuevamente.
Era su número, era el propio Oliver quien me mandaba otra lista con el café que le gusta, las hora en las que lo toma y otra lista enorme con sus normas.

Cuando llegué a casa me puse a revisar cada una de sus normas, algunas eran una chorrada pero quiero aprobar así que no me queda otra.

Suelto el móvil y voy a bañarme para luego empezar a estudiar.

Dejo que el agua caliente caiga sobre mí haciendo que me relaje. Después de 10 minutos largos, salgo con una toalla enrollada en mi cuerpo.
Me tumbo en mi cama mirando pensativa el techo.
Fruncí el ceño y corrí hasta mi portátil, al abrirlo entré en mi página de facebook buscando a mi jefe.
Me costó un buen rato encontrarlo, hay demasiados Carver en este mundo.
Por lo que veía tenía una vida de lujos, había estudiado empresariales y su padre le aportó una gran parte de sus empresas.

Seguía navegando hasta que vi una foto con una chica, era bajita, morena y con ojos tan pequeños que no se podía distinguir el color en ellos.
Tenían muchas fotos juntas, eran de hace mucho tiempo, a lo mejor ya no están  juntos, pensé.

Apagué el ordenador y miré la hora, eran ya las 6 y no tenía ganas de estudiar.

Salí a hacerme unas palomitas y ver un maratón de Gossip Girl en la tele. Pasaron la horas y me quedé dormida, mañana será un día MUYYYY largo.

*LUNES 1 DE FEBRERO*

La alarma sonó desde mi cuarto, eran las 7 y tenía que estar a las 8:30 en el trabajo.

Llena de palomitas caídas del bol de anoche salí corriendo hacia el baño, después de una ducha corta me vestí con mis pantalones "mom" y mi top blanco acompañada de una chaqueta roja.

Cogí lo necesario, olvidando de desayunar y me dirigí al Starbucks más cercano, recogí su café favorito y fui directa al trabajo.
Era un edificio enorme, y tenía que estar en la última planta en 5 minutos. Agradecí que nadie tocara el botón del ascensor mientras estaba dentro y pude llegar temprano.
Miré a todos lados y solo había gente corriendo de aquí para allá.

Estaba tan distraída contemplando el lugar que no me había dado cuenta de la persona que me sonreía.

-Hola.- me dice dándome la mano.- yo soy Alexander, hablamos ayer.

Le dedico una sonrisa y el sigue hablando mientras caminamos.

-Mira este es tu lugar de trabajo.- dice señalando una mesa con un ordenador enorme y mil papeles.- y allí, delante tuya trabaja Alejandra, ella está por encima de ti así que ten cuidado, puede ser odiosa.

-Tendré cuidado.- le digo mientras reímos.

Al rato, comencé a colocar mis cosas y noté como todos los allí presentes se pusieron nerviosos, Oliver Carver estaba entrando en ese mismo momento.

Alexander le sigue detrás y me hace una señal para que le siga con su café.
Entramos en su despacho y veo lo sencillo que es para todo el dinero que tiene.

-Señor, aquí tiene a su secretaria en prácticas.- dice mientras dejo su café en la mesa.

Él lo coge y mientras da un sorbo me mira fijamente.

-Muy bien, al menos has dedicado tiempo a leer qué café me gusta.- me responde de espaldas.

-Un gusto, mi nombre es Loreto.- le digo a regañadientes.

Él solo asiente y con un gesto me hace salir de su despacho.

Me siento en mi silla soltando aire por mi boca intentando relajarme.
Una chica entró en ese mismo momento, iba vestida tan apretada que parecía necesitar 3 tallas más, me mira con desprecio e indiferencia y se sienta alardeando.

-Que no se te vaya a subir las prácticas a la cabeza, este puesto es mío y nadie me lo quitará, ¿entendido?.- dice mientras escribe algo en su ordenador.

Le respondo con mi dedo pulgar y una sonrisa.

"Que gente más rara".- pensé

¿Hacemos Un Acuerdo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora