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Ámbar

–¡Enfermera!– grité –¡Enfermera!– todos entraron corriendo a la habitación
–¿Qué sucede?– Jay me miro y luego vio a Max. Quedo petrificado –Tiene... Tiene... Sus ojos–
–¡Despertó!– comencé a llorar con fuerza, la enfermera y el doctor entraron y nos sacaron. Todos estábamos en shock, Jay tenía los ojos bien abiertos mientras que yo lloraba de felicidad. Sus padres se abrazaban felices y Emma caminaba de un lado a otro.

Pasaron unos minutos que para mi fueron horas, el doctor dijo que Max ya se encontraba mejor, que había quedado sorprendido por el avance tan radical, lo mantendrían en observación por un tiempo más, luego dio el permiso para pasar a verlo dejando claro que no quería que lo alteraramos.
No, no pase, de hecho me fui a casa April paso por mi, sus padres querían estar con él tanto como yo, pero ellos no querían estar ahí conmigo, así que Jay me aconsejó que mejor fuera a casa, él también haría lo mismo, que mas tarde tendría tiempo de hablar con el a solas pues sus padres estarían muy ocupados.

Estoy muy nerviosa, la verdad que me hubiese gustado estar ahí pero entendí que no sería muy prudente, ahora mismo estoy tumbada en la cama, aunque ya amaneció no tengo ganas de ir a trabajar, tengo una buena justificación para no ser despedida, tengo también millones de preguntas rondando mi cabeza, ¿Seguirá enojado conmigo?, ¿Se habrá desanimado al no verme ahí?, ¿Estará realmente bien?
Y así, miles de preguntas más me atormentaban, preguntas que quizá serían respondidas en unas horas por él mismo. Cierro mis ojos para intentar dormir un poco aun sabiendo que va a ser imposible. Estas horas serán las más largas de toda mi vida.

(.............)

Maldita sea. Estas horas de trabajo me estaban matando, estaba deseando salir de ahí para ir a ver a Max. Al final por mi falta de sueño decidí venir a trabajar. Jason me llamo y me dijo que por eso de las 4 de la tarde los padres de Max no estarían, así que como el lo iba a cuidar tendría mi oportunidad de estar con él.

Llegada la hora esperada me encontraba nerviosa, miles de dudas rondaban mi cabeza. Iba subiendo en el ascensor, cuando las puertas se abrieron la sala de espera me dio la bienvenida, suspire, pronto iba a dejar de verla pues Max se estaba recuperando. Llegue a su habitación y toque la puerta.
–Adelante– respondió Jason.

Cuando entre los dos fijaron su mirafa en mi, Jason me sonrió nervioso y cuando vi a Max el mundo al rededor dejo de existir, estaba sentado en la cama, tenia la vista fija en mi, me examinaba con curiosidad, unas pequeñas lágrimas escaparon de mis ojos. Me aproximé a el con el corazón a punto de estallar y lo abracé como si mi vida dependiera de ello.

–Pensé que nunca ibas a despertar–
–Oye tranquila, estoy bien, no tienes por que llorar– lo miré
–Es que en verdad que...–
–No, en serio, no te preocupes por nada– me sonrió –no me a pasado nada grave así que no te preocupes, no levantaré cargos por el accidente–

¿Qué?

–Sí, sobre eso, creo que primero debo hablar contigo– Jason me habló
–¿Hablarme de qué?–
–Oh, tranquilo, yo me encargo de esto–
–Max...–
–Escucha mis padres me han explicado todo, me han dicho que tuve un accidente y que quede en coma durante un tiempo, así que por el estado de preocupación en el que estas e de suponer que tu eres la chica del otro auto–
–¿No sabes quien soy?–
–Pues sinceramente estoy un poco desorientado en este momento–
–Max, soy yo, Ámbar, soy tu novia, ¿No me recuerdas?– el se sorprendió
–¿Novia?, vaya, lo lamento pero yo no recuerdo tener una novia llamada Ámbar, ni siquiera recuerdo haberte conocido– se rasco la nuca –en verdad lo siento–

Esto tiene que ser una broma.
Sí, eso tiene que ser.

–Max, por favor, deja de bromear–
–No estoy bromeando, lo digo en serio, ni siquiera recuerdo que Jason fuera así de grande, según recuerdo el tiene 17 y yo también– mire a Jason y el asintió preocupado.

Sentí dolor en mi pecho, por alguna razón me sentí asfixiada, un fuerte dolor de cabeza hizo que me mareara, con la vista borrosa intente sostenerme de algo para no caer de bruces al suelo.

–Ám, ¿Estas bien?– Jason me sujeto e hizo que me sentará en la silla junto a la cama de Max. Negué con la cabeza para contestar su pregunta –Necesitas un doctor o algo?– negué de nuevo
–No, necesito salir de aquí–
–Oye Jason, esta pálida– Max se preocupó pero su voz sonaba lejana para mi. Después de todo él estaba lejos, mejor dicho, sus memorias sobre mi, sobre nosotros estaban lejos de él.
–En verdad Ámbar te ves muy mal–
–¡Solo quiero salir de aquí ahora!– me levante con el dolor aun presente.

Antes de irme miré por última vez a Max y no pude evitar que unas lágrimas se me escaparan, lágrimas de dolor y frustración. Salí de ahí lo más rápido posible. Al llegar al estacionamiento busque las llaves en mi bolso, mis manos temblorosas se volvieron torpes tratando de abrir la puerta del carro, mi vista se nublo por las lágrimas y las llaves terminaron cayendo al suelo, pegué mi frente al cristal de la ventana sollozando.

Justo cuando pensé que la tormenta había pasado. Justo cuando creí haber recuperado a Max, lo único que pasa es que él se aleja más de mi alcancé, es como si la vida se encargara de recriminarme por mi error. Golpeé mi frente contra el cristal un par de veces mientras soltaba maldiciones, luego levante las llaves del auto, abrí la puerta y entre.
Una vez dentro repose mi cabeza hacia atrás, la tristeza me invadió con más fuerza haciéndome llorar con más convicción. Era un llanto amargo  cargado de culpa, sentía mi corazón encogerse con cada sollozo.
Llore tanto que en un punto me quede sin lágrimas, lloré hasta sentir no poder respirar, maldije todo lo que pude, maldije al destino, maldije a la suerte, me maldije a mi misma. Solo cuando sentí que ya había sido suficiente respiré profundo, me limpie las lágrimas, encendí el auto y me marche de ahí.

Llegué a casa cansada y deprimida, lo que debió ser un día excelente para mi, terminó siendo un carajo. Me tumbe en mi cama, comenzó a llover.
–Cojones, ¿No tienes otra cosa más cliché ahora?– dije mirando al cielo, un relámpago ilumino el cielo, que mostraba lo último del atardecer, luego la luz se fue –Genial, gracias– la lluvia solo aumento.

Mis ojos ardían, mi cuerpo estaba pesado, sabía que me quedaría dormida en cualquier momento pero no me moví de allí, me quede quieta, contemplando el techo mientras poco a poco cerraba mis ojos para caer en un sueño lleno de recuerdos, tormentosos recuerdos.

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Holi c:

¿Como están?, espero que muy bien.
Lo , e estado ausente por un tiempo, como se los mencioné en otra nota, el internet a escapado de mi alcancé (una gran desgracia :c).

Solo pude escribir dos capítulos pues recientemente actualice "La apuesta" otro de mis libros, así que me e enfocado más en eso pues intento seguir congruentemente mi historia incongruente, , un desastre total.

En fin, no me alargo más, solo gracias por ser pacientes y por seguir leyendo este libro, me ha e feliz saber que mi libro es leído c':
Si les gusta mi literatura loca no olviden votar y comentar. Los quiero.

Besos y abrazos:
                                Kate

Te extraño, chico clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora