5

33 6 0
                                    

Ámbar

Dos palabras: agonía total. Eso es lo que me provocaba el estado de Max y mi cobardía lo empeoraba todo.

–Si él se rinde yo también lo haré– le dije a April cuando hablamos por teléfono.

–No, no lo harás por que el no lo hará, por que se que los dos son fuertes y los dos tienen un motivo para seguir luchando– respondió enojada.

Hasta hace 5 meses tenía claro mis objetivos, era optimista, pero ahora ya no sé que hacer, las opciones se me agotan, si Max se rinde todo mi futuro se va a la mierda, todos mis sueños, yo planeé una vida junto a él, pero de que sirve si él no estará.

–Ya me tenias preocupado– la dulce voz de mi abuelo me trae de vuelta a la realidad.

–Hola abuelo, perdona por no venir la semana pasada, tuve mucho trabajo en la editorial– le sonreí.

–Eso es bueno, las oportunidades no se presentan dos veces– me agacho para poder darle un abrazo puesto que esta en silla de ruedas
–Claro, pero no hay que perder lo importante de vista y para mi eres más importante que cualquier cheque de dinero.

–Cuando hablas así parece que estoy escuchando a tu madre– me siento en una de las sillas y tomo su mano la cuál esta temblando
–Es por que tu me educaste como a ella y te lo agradezco– suspiro –prefiero ser como ella antes que como él.

–Las cosas pasan por algo, tu eres mejor persona que él.

–¿A venido de nuevo?– el niega con la cabeza –Mas le vale.

Mi padre, no, el señor que me procreo, se había enterado de que mi abuelo estaba aquí y vino a exigirle que le diera las pertenencias de mi madre por que una vez que mi abuelo muriera ya no serian de nadie, según él pensaba darles un buen uso. Pff, claro, su buen uso significa dinero de por medio, alcohol y mujeres. Sí, en eso se gasta su vida después de haber abandonado a su hija.

–Deberías hablar con él.

–Yo no tengo nada que hablar con ese señor y si insiste en querer llevarse las cosas de mi madre por ser su esposo entonces tendrá que enfrentarme en un jucio.

–No es bueno guardar rencor hija, tampoco te digo que hagas como que nada paso, es solo que debes perdonar y seguir adelante, el odio consume a las personas.

–Pero es tan difícil.

–Nunca dije que no lo fuera, no lo vas a lograr a la primera pero intentarlo ya es un inició– me sonríe.

Sus manos tiemblan mucho al igual que su cuerpo, sé lo que es y me aterra, verlo así y no poder hacer nada me da impotencia, los tratamientos funcionan puesto que no a avanzado mucho la enfermedad pero no tengo idea de cuanto tiempo tarde así.

Después de esa tensa conversación decido cambiar el tema, platicamos de cosas sin sentido, estar con él hace que me olvide de mis problemas, intente convencerlo de que vuelva a su casa conmigo pero se negó de nuevo, luego me pregunto por Max a lo que yo respondí con un "esta bien" pero se que la realidad es otra. Ya en casa me di un baño, luego cene algo ligero por que últimamente no tengo hambre y me fui a dormir.

Te extraño, chico clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora