Capitulo 5.

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Capitulo 5.

A primera hora, cuando los rayos del sol todavía no terminaban ni de salir. Un joven de piel acaramelada se encontraba ya ansioso esperando que su tío terminara por fin de alistarse y se dirigieran rumbo a la ciudad.


Anduvieron caminando durante un largo trecho. Fueron un par de horas después que ambos se encontraron finalmente frente a la entrada de la antigua ciudad que era rodeada por una gran muralla de piedra rojiza.

Aquel pueblo planteado por influencias europeas tenía gran parte de sus estructuras y edificaciones hechas a partir de piedras muy diferente al resto de ciudades asiáticas de la región.

El castillo se encontraban justo en la colina, majestuoso, imponente como ningún otro, con su barbacana rojiza gracias a las piedras exportadas de la gran china le hacían lucir como si como si aguardara las puertas del infierno dentro de el. Sus tres torres al fondo de la estructura picudas, altas, terroríficas. Era una vista única que no podría ser vista en ningún otro país oriental, únicamente el capricho del antiguo emperador había logrado esto.

Las calles se encontraban pavimentadas y con grandes arboles bordeando los caminos dando a su vez un paisaje natural pero elegante. La vegetación era de multiples colores, con algunos arboles rebosantes de flores amarillas y otros de flores moradas le hizo preguntarse a Yunho si en realidad acaba de entrar en otro mundo.

Un animal exótico se encontraba ante sus ojos y le miraba como si se tratara de una peste que quisiera aplastar.

"Es solo un animal"

"¿Cómo se llama?"

"Se trata de un camello, un animal exportado de la india. No te acerques de cualquier forma, son animales con personalidades muy extrañas a veces."

"Los animales tienen personalidades?" Pregunto con ingenuidad, So Hyuun asintió.

"Contrario a lo que los humanos piensen, la naturaleza tiene más que ofrecer que lo que ellos quieren ver". Yunho se mordió la lengua ante una pregunta que formulaba en sus labios, pero no se atrevía a hacer. ¿No eres un humano también?

El resto del pueblo era más sencillo y tenía una vista mucho más típica de una ciudad asiática.

A pesar de ser temprano varias personas se encontraban fuera de sus viviendas limpiando fragosamente o dándoles de comer a sus animales a primera hora del día para no retrasarse con el resto de sus actividades.

Tras atravesar gran parte de la ciudad y llegar al centro, su tío se dedicó a caminar sin detenerse a pesar de las quejas no habladas del pobre chico moreno que deseaba poder ver las ropas y los diferentes objetos que sabía que se encontraban a la venta. Tras de un momento milagroso luego de que su tío se distrajera logro escaparse de él y regresar los pasos hacia un puesto que había visto unas calles abajo.

Camino un trecho y se escondió al pensar que había escuchado la voz de su tío, pero no se trataba más que de su propia histeria reflejada.

Asegurándose de que efectivamente su tío aún no se percataba de su ausencia, fijo su vista en el pequeño callejón en el que se había metido, era pequeño y tenía un olor poco agradable. Además de que escuchaba unos ruidos muy extraños que reconocía como el quejido de una chica, preocupado de que tal vez estuviera lastimada camino siguiendo aquel sonido.

Ojalá hubiera dejado su curiosidad a un lado ya que lo que encontró lo dejaría con algunos achaques posteriores. Un hombre mantenía a una joven hermosa contra la pared, golpeándola con su cadera mientras la chica se lamentaba y encogía sus piernas sobre la espalda del sujeto. Observo horrorizado como aquel hombre de piel blanquecina jalaba un poco el cabello cobrizo de la atractiva mujer.

PoisonedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora