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Era un día hermoso de Mayo. Habían salido a tomar sol haciendo un pequeño picnic en la parte trasera de la casa que colindaba a un pequeño arrollo. Sonreía viendo a su hijo corriendo tras una mariposa, ajeno completamente al hecho de  que hacia días que eran vigilados.
Ya habían pasado dos años desde que se habían mudado a esa casa. Era enorme para él que estaba acostumbrado a algo completamente diferente, pero si eso los hacia feliz a ellos, lo hacia feliz a él
De pronto el pequeño cayó y empezó a llorar. Él corrió a socorrerlo. Lo levanto y le limpio sus rodillas lastimadas. Le limpió las lagrimitas que habían brotado de sus ojitos y le sonrió como solo una madre podría hacerlo

- Duede – sollozo
- Mi amor – dijo Neville con ternura – ya paso
- Quedia posha – sollozo  Draco.
- Pero ella quiere volar – dijo Neville señalandola – mira qué bonita se ve.
- Tomo tú – dijo Draco con una sonrisa infantil
- ¿Yo soy bonito? – dijo Neville sonriendo y Draco  asintió entusiasmado – te quiero – dijo apretándolo contra su pecho
- ¿Y a su padre lo quieres? – dijo Lucius sentándose a su lado mientras Neville sonreía sonrojado – hola
- ¿Cómo estuvo tú reunión? – dijo Neville acomodando a Draco en sus piernas
- No lo sé. Ni le preste atención por extrañarlos – y unió su frente a la del Gryffindor mientras ambos cerraban los ojos
- Te amo – dijo Neville
- Posha! – protesto Draco y Lucius conjuro muchas mariposas de todos los colores que volaron alrededor de la familia, haciendo gritar de alegría al menor de los rubios y sonreír a los otros dos

Sus días eran tranquilos y concentrados en el cuidado de su pequeña familia, aunque daría lo que fuera por solucionar el problema de su hijo. Y no es que ya estuviera cansado de cuidarlo, sino todo lo contrario, daría lo que fuera por volver a ver sanó, aunque quizás eso representara el fin dé su relación.
Estaba seguro que si Draco volviese a ser él mismo, nunca le perdonaría tomar el lugar de su madre

Una tarde en la que estaban cerca del arrollo, Lucius y Neville reían por lo bajo abrazado, mientras Augusta  leía un libro muggle

- Ni se te ocurra Lucius Malfoy – sentencio Neville – o dormirás en el sofá tres meses
- No podrás vivir tres meses sin mi – dijo Lucius con una sonrisa arrogante
- ¿quieres comprobarlo? – reto Neville contra los labios de su pareja – aun tengo el consolador que use las semanas que no viví aquí – y sonríe mientras Lucius gruñe por lo bajo
- Te amo – susurro Lucius mientras Draco reía a carcajada jugando con sus mariposas
- Mama, mama – dijo este corriendo hacia la pareja – ¿pedo juga co e nino de otos boñitos? ¿Pedo? ¿Pedo? Po favo
- ¿Qué niño? – dijo Lucius mirando hacia todos lados
- Che… ño  a – dijo Draco extrañado después de buscarlo con la mirada – che fe. Ño a – y los adultos se miraron entre si
- ¿Dónde estaba el niño, mi cielo? – dijo Neville sentando a Draco en su regazo y mirando de reojo a Lucius
- A ti – dijo Draco señalando hacia las rocas
- ¿Cómo era? – pregunto Augusta
- Eda moñito – dijo Draco sonriendo – teñia su cabelo revoto y chus ojosh edan tomo… tomo tos anbodes
- ¿Cómo los arbóles? – dijo Neville y Draco asintió –. Abuela, tú y Draco regresen a la casa. Lucius y yo tenemos que ver algo
- ¿Podo i? – dijo Draco
- No mi amor – dijo el castaño – ve con la abuela
- Vamos mi amor – dijo Augusta mientras Lucius lo colocaba en su cochecito– te serviré un pedazo enorme de pastel
- Pasted – dijo Draco feliz y se fueron
- Es Potter – dijo Lucius sacando su varita
- ¿Cómo supo donde vivimos? – dijo Neville sacando su varita también
- No lo se, pero no creo que este aquí solo para saludar – dijo Lucius – Revulus – dijo lanzando un hechizo alrededor, pero no había nadie
- ¿Y si Draco lo imagino? – dijo Neville
- No tiene memoria – dijo Lucius – ¿Cómo le hizo para dar una descripción…?
- ¡La capa! – dijo Neville y salió corriendo rumbo a la casa muy seguido de Lucius con varitas en alto
- ¿Dónde esta Draco? – dijo Lucius entrando en la casa mientras Augusta bajaba también con su varita
- Lo deje en… – dijo la mujer pero la pareja paso corriendo por su lado, por lo que los siguió lo más rápido que pudo
- ¡Draco! – exclamo Lucius al entrar a la recámara de su hijo. Desarmado y arrodillado en la alfombra, con el rostro totalmente empañado por las lágrimas, frente al menor de los rubios, estaba Harry Potter, el héroe del mundo mágico, llorando como si hubiese perdido lo más importante de su vida. Lucius iba lanzarse sobre el moreno pero Neville lo detuvo indicándole con una seña que guardase silencio
- Perdóname – suplicaba Harry – todo es mi culpa. Debí… debí… perdóname – repetía dejando llevarse por su dolor
- Draco – dijo Neville corriendo donde este y alzándolo en brazo – mi bebé. Gracias Merlín – susurraba con los ojos cerrados mientras lo apretaba contra su pecho – gracias
- Hijo – dijo Augusta acariciándole el cabello a Draco – ¿estas bien, mi cielo? – mientras Neville le besaba el cabello al rubio
- Mamá ¿po que lloda? – dijo Draco haciendo un puchero – no quedo te llode. Cantate pa che no llode
- Ya mi amor – susurraba Neville
- Aléjate de mi familia – exigió Lucius sin bajar la varita
- ¿Por qué? – susurró Harry miro a Lucius y Augusta – ¿Por qué? – miro a Neville
- Voldemort – es todo lo que este dijo y sintió como Draco se estremeció en sus brazos mientras Harry cerraba los ojos
- Ven dragón – dijo Augusta
- Mamá – dijo Draco aferrándose a él
- Winki – llama Neville
- Ño – suplico Draco aferrándose más a él
- La ama llamo – dijo la elfina
- Ve con la abuela – dijo suavemente Neville intentando entregárselo a la elfina
- Ño – dijo Draco –, quedo i con ochito boñito. Ño quedoo che ete tiste
- Draco, obedece – ordeno Lucius
- Vamos cariño – dijo Augusta – Comeremos helado
- ¿Le pondas dall…? – dijo Draco
- Galletas de coleres con sabor a chocolate – dijo Harry
- ¿Tambem te guta las dalletas de cololes ton sabo a chocodate? – dijo Draco sonríe
- No – susurro Harry llorando – saben asquerosas. Solo los niños bobos comerían eso
- Idota – dijo Draco y le saco la lengua
- Vamos – dijo Augusta y se fueron
- ¿Cómo llegaste aquí? – dijo Lucius sin bajar la varita
- Desde que Neville nos dijo sobre un ataque que habían sufrido Narcisa y Draco – explico Harry – los he estado buscando. Quería…
- Yo sé lo que querías – dijo Lucius – asegurarte que los malditos mortífagos recibieron su merecido
- Draco era mi novio – interrumpió Harry – lo estábamos escondiendo por miedo a esto. A que Voldemort tomara represaría. Ese día, en la mansión, le suplique que se fuera conmigo, pero tenia miedo por ti y Narcisa, no quería que les pasara nada
- ¿Cómo se que no es una trampa? – dijo Lucius y Harry lanzo su varita a los pies del hombre
- Lucius… – susurro Neville
- Yo… – dijo Harry y miro a Neville
- ¿Como se que no me estas tendiendo una trampa para mandarme a Azkaban? – dijo Lucius
- Déjame verlo – suplico Harry – por favor. Solo unos minutos… solo… – Winki apareció entro en la sala
- ¿Qué pasa Winki? – dijo Lucius – estamos discutiendo algo importante
- La ama Augusta lo llama amo Neville – dijo la Elfina – el amito Draco esta muy inquieto. Llama mucho al niño de ojos bonitos
- Déjame verlo – imploro Harry
- Winki – dijo Neville – dile a mi abuela que baje por favor, y que traiga a mi hijo
- Neville – protesto Lucius – no me parece…
- Enseguida amo – dijo el elfo y desaparece
- Dejare que veas a mi hijo – dijo Neville ignorando  a su pareja – pero no nos moveremos de aquí ¿esta claro? – sentencia
- Gracias – dijo Harry emocionado
- ¿Draco te había visto antes? – pregunto Neville intrigado
- Yo… – dijo Harry
- ¿nos llamaste? – dijo Augusta – Potter, buenos días
- Señora Longbottom – dijo Harry nervioso – disculpe las molesti… – pero quedo en silencio en cuanto su vista se cruzo con la de Draco – hola – dijo con voz suave y una media sonrisa
- Hoda – dijo el rubio sonriendo – ¿da no va a lloda?
- Quizás un poquito – dijo Harry
- Tene otos boñitos – dijo Draco – no llodes
- ¿Te gustan mis ojos? – pregunto Harry y Draco asiente – los tuyos lo son mucho más. Son igual que el cielo y el mar
- Pedo tu peo es dado – dijo Draco – padeche un ñido de pajaditos
- ¿quieres tocarlo? – dijo Harry
- ¿Pedo mami? – pregunto Draco y Neville asintió, lentamente lo toco y Harry se estremeció – e shuave. Quei te…
- No me lo lavaba – dijo Harry sonriendo
- Ti – dijo Draco sonriendo – edes muy boñito – dijo y escondio su carita en el pecho de Neville
- Dame tu mano – dijo Harry y unió sus palmas – Draco ¿Qué te hicieron mi…?
- Potter – interrumpió Lucius
- Seño ocudo – dijo Draco moviendo las manos – pfff. Y depo le lancho un dayo vende a mi mamá Nantita  y ella se queo quetita en e pisho – y sus lagrimitas cayeron – y depo oto dayo a me, y oto, y oto. No quedo. No quedo - empezando a llorar
- No… no… – susurraba Harry moviendo la cabeza negativamente
- Ya mi amor – dijo Neville
- Lo estas alterando – dijo Lucius molesto – lárgate. Fuera de mi casa ahora
- No quedo, mamá – decía Draco aferrándose a él – No quedo
- Tranquilo, mi cielo – decía Neville intentando calmarlo – tranquilo
- No quedo, mamá – decía Draco
- Sal de aquí Potter – ordeno Lucius
- Hijo llévalo a su habitación – dijo Augusta y Neville lo hizo al instante
- ¿Cómo permitiste que le hiciera eso? – grito Harry – eres un maldito infeliz. ¡Es tu hijo!
- Harry, cálmate – suplicaba Augusta – esto no ayuda en nada
- Mereces que te… – dijo Harry tomando su varita nuevamente
- ¡Hazlo! – exigió  Lucius – ¡hazlo! ¡Mátame! ¡Se que lo que hice no tiene perdón! Creí ciegamente y fue mi peor error. Lo perdí todo. Lo merezco
- No te atrevas – dijo Augusta interponiéndose entre ambos hombres
- Salga de allí - exigió Harry
- Lucius es la pareja de mi nieto – dijo Augusta – y ahora Draquito es  mi bisnieto. No permitiré que los lastimes. Así que adelante. Si quieres llegar a él, tendrás que matarme a mi primero
- Salga de ahí – repitió Harry
- Supongamos que salgo – dijo Augusta – ¿Qué harás? ¿Mataras a Lucius? ¿Dejaras a Draco sin padre justo cuando más lo necesita? Ya perdió a su madre, ¿le robaras también a su padre? ¡Por Merlín! ¡Es solo un niño! Ya ha sufrido bastante
- Al único culpable lo tiene detrás suyo – siseo Harry
- Y si no bajas esa varita también lo serás tú – dijo Augusta – ¿Podrás con eso en tu corazón? ¿Le causarías semejante herida a Draco? Es su padre – la varita de Harry tembló entre los dedos del héroe – déjalo ser feliz ahora. Por favor – las lágrimas de Harry caían sin control – Déjalo.
- Te juro que… – siseo Harry – quiero matarte con mis propias manos. Draco era mi mundo. Es mi vida. Lo amo y me lo robaste. Me lo quitaste todo – ambos hombres se miraban fijamente, uno con los ojos centellantes de rabia, el otro de culpa – me robaste al hombre que amo. No sabes cuanto te odio – y la varita cayo de sus manos mientras él lo hacía de rodillas y Augusta exhalaba



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MamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora