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Y le dije que quería besarlo, entonces lentamente comenzamos a acercarnos, nuestros labios se fusionaron, nuestras lenguas en goce, lo tenía en dónde debía ser; deslice mi mano por mi pollera, saqué mi navaja, la clavé en su pecho, mantuve firme pero bruscamente sus labios contra los míos, ejerciendo fuerza desde su nuca.

Retorci mi navaja en su pecho, haciendo círculos, tragando sus últimos suspiros, sintiendo sus músculos débiles; terminando con su cadáver sobre mis brazos y su sangre en mis manos.

Yo soy La LocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora