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IV

Llegué a mi casa a las 5:30 y lo primero que hice fue dejar mi mochila negra en el sillón blanco que se encontraba en la entrada.

Caminé hacia el living encontrándome con mi Mamá, mi tía y mi abuelo.

—Hola Familia.—Hablé con una sonrisa caminando primero hacia mi abuelo dándole un abrazo, hoy a la mañana no me había dado tiempo para saludarlo.

—Hola mi cielo, ¿cómo te fue hoy?—Me preguntó mi abuelo el cuál estaba sentado con una sonrisa mirándome.

—Bien.—Le dije levantando mis hombros. Después de saludar a mi mamá y a mi tía la cual me guiñó un ojo, me senté en el único sillón que estaba vacío.

Empezaron a hablar de temas típicos entre mayores; precios, el gato que tenemos como presidente, etc. Mi abuelo se veía tan feliz, se notaba que la extrañaba mucho a mi tía, a su hija.

—¿Y Sele?, ¿Estás feliz por el grupo que te tocó?—Me preguntó mi tía con un tono alegre, esperando le conteste.

—La verdad que no.—Le dije y suspiré hundiéndome en el sillón.

—¿Por?—Preguntó mi mamá. La cara de mi tía cambió inmediatamente y mi abuelo escuchaba atentamente.

—Me tocó con Tomás.—Hice una mueca y levanté mis cejas para después acomodarme en el sillón. Mi mamá abrió un poco los ojos y la miró a Renata un poco incómoda.

—Ese sin vergüenza.—Habló mi abuelo con asco en su voz.

—Y por eso te puse en ese grupo... ¿No eran nov...?—Trató de hablar mi tía, pero mi abuelo y mi mamá la miraron con una cara de advertencia.—¿De qué me perdí?—Preguntó mirándolos a ambos.

Quizás mentí un poco. Lo de Tomás si me había afectado, y mucho. Me sentía insuficiente para todos y la verdad es que es horrible.

Cuando terminé con Tomás, en esos 5 meses aprendí y crecí más que nunca.

—No hace falta hablar de eso... ¿Alguien quiere té? ¿No? Bueno, Renata, querida, vení un segundo a la cocina que vamos a buscar el brownie de chocolate.—Dijo mi mamá agarrando a mi tía de la mano y llevándosela.

Negué con la cabeza mientras sonreía.

Después de unos minutos volvieron con unos brownies en el plato.

Estuvimos charlando y riendo un rato, extrañaba mucho a mi tía, la casa se sentía vacía sin ella. Miré a mi abuelo el cuál se encontraba con una sonrisa y sonreí por inercia.

Cuando eran aproximadamente las 8 de la noche, convencimos a mi tía de que se quedara a comer.

Aproveché cuando mi abuelo y mi mamá se fueron a la cocina a buscar plata y le hablé a mi tía. Para mí sorpresa, ella fue quien empezó la conversación.

—Perdón Sele, la verdad no sabía lo que pasó.—Dijo y se sentó al lado mío, mirándome, no sabía qué decir.—Si queres te puedo cambiar de grupo...—Empezó a decir y la interrumpí.

—¡Si!—Le hablé feliz, mi cara cambió completamente. Esto fue más fácil de lo que esperaba, pensé que iba a decir que se le complicaba mucho con los papeles e iba a tener que convencerla de alguna u otra manera.

Mi tía rió y se quedó mirándome unos segundos.

—Después de cambiarte de grupo, voy a encargarme de que Tomás se lleve todas las materias.—Habló seria haciéndome reír. La abracé y después de un rato, le dije que quería estar en el grupo de Martina.

 La abracé y después de un rato, le dije que quería estar en el grupo de Martina

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—Pasame las 3 ultimas, rápido.—Le dije a Martina la cuál escribía como la tercer hoja de la tarea. Me pasó la hoja sin dejar de escribir y empecé a copiar todo.

—Cambia las palabras.—Avisó mirando al libro.

—Si, si...—Le dije restándole importancia.

Era una tarea para entregar, la primera nota del trimestre en Historia con una profesora nueva y tenía que dar la mejor impresión posible. Lo que yo hacía era esto: el primer trimestre sacarme todo 8, 9 y 10. Entonces, los profesores piensan que la tenes re clara y no te rompen los ovarios en los demás trimestres, me funciona demasiado.

Junté las hojas, le puse el nombre a todas y se las entregué a la profesora la cuál me miró.

—Muy bien...—Dijo y agarró la hoja para leer mi apellido.—Paz.—Le dirigí una falsa sonrisa y me senté en mi lugar esperando que pasen los últimos 5 minutos de clase que quedaban.

Tocó el  timbre haciendo que todos se levantaran. Me quedé en la puerta esperando a Martina que casi siempre se olvidaba de algo y éramos las últimas en salir.

Esperando en la puerta del salón, vi a Franco Y Valentín saliendo del salón de en frente. El segundo mencionado dirigió la mirada hacia mi, haciendo que yo arqueara una ceja. Me miró por unos segundos con esos ojos azules antes de seguir caminando con su amigo.

Me quedé observándolo hasta que desapareció en la curva del pasillo que daba directamente al patio. Justo en ese momento vi saliendo del mismo salón a Tomás e inmediatamente la pequeña sonrisa que tenía en mi cara se deshizo. Trate de no hacer contacto visual con él ya que, sabía que si hablaba con él iba a ponerme de mal humor y todavía era muy temprano.

Entré en el salón encontrándome con Martina buscando algo en su mochila.

—No encuentro mi celular, Selene.—Dijo empezando a ponerse nerviosa y revolviendo todo en su mochila.

—En tu bolsillo.—Le dije apoyando mi espalda en la pared que estaba al lado de la puerta.

—No...—Dijo palpando sus bolsillos mientras su cara de preocupación se hacía presente, siempre le pasaba lo mismo.—Ah.—Habló relajándose cuando encontró su celular en su bolsillo izquierdo de la campera.

Sonreí mordiendo mi labio y me di cuenta de que ya no había casi ruido en el pasillo.

—¿Vamos?—Le dije y Martina asintió. Cuando quise pasar por la puerta me choqué con algo o mejor dicho, alguien. Me había chocado contra el pecho de alguien. Miré para arriba ya que el chico me pasaba por unos cuantos centímetros.

Era un chico con pelo negro y unos ojos color verde oscuro que si no fuera por la luz que entraba por la ventana, no me hubiera dado cuenta de que eran de ese color. Cuando lo admire con más detalle me di cuenta de lo hermoso que era.

Sus manos se apoyaron en mis brazos y me miró detenidamente. ¿Este chico también era nuevo? Porque jamás lo había visto en la escuela.

—Disculpame.—Habló detenidamente, con los ojos un poco abiertos.—¿Sabes donde puedo encontrar a Valentín Oliva, Selene Paz, Franco Ramírez... el grupo 21.?—Dijo otra vez, soltando mis brazos con delicadeza.—Soy su coordinador.

Aura • WosWhere stories live. Discover now