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—Despertate, Selene.—Dijo alguien al lado mío. Abrí los ojos lentamente encontrándome a mi mamá.
—5 minutos más.—Dije todavía dormida, tapándome la cabeza con la sábana. Anoche no había dormido casi nada ya que gracias a las vacaciones, me quedaba hasta las 5 de la mañana viendo alguna serie o simplemente boludeando.
Efectivamente, me acostumbré. Acá estoy, primer día de clases, y dormí solamente 1 hora.
—Son las 6:20, entras 7:30.—Dijo tironeándo la sábana, yo hice fuerza para sostenerla. Al ver que no daba señales de vida, agregó:—Dale hija, así desayunas que...
—El desayuno es la comida más importante del día.—Dije al mismo tiempo que mi mamá haciendo que sonría.
—Yo ya me voy a trabajar hermosa, suerte.—Me dijo dándome un beso en la cabeza, al separarse hizo una mueca.—Y bañate.—Habló levantándose de la cama.
Mi propia mamá me estaba diciendo sucia, esto era de no creer. Agarré una de las almohadas y se la tiré, haciendo que le pegue en el pecho, se fue riendo.
Me froté los ojos, me estiré y después de unos segundos maldiciendo mi vida, pensando en que no había preparado ni el uniforme, me levanté.
Haciéndole caso a mi mamá, me di un baño, me lavé los dientes, lo común y después bajé a desayunar.
A los pedos busque todo el uniforme del año pasado. "Preparate el uniforme en la semana porque después te vas a olvidar." Recordé las palabras de mi mamá en mi cabeza.
Soy un desastre.
Metí en la mochila la cartuchera, y unas hojas. Espero y deseo con todo mi corazón que el primer día no hagamos mucho ya que sino, iba a tener que ir pidiendo hojas y mis compañeros me van a querer asesinar.
Agarré mis auriculares, mi celular y mis cosas. Tenía un mensaje.
Martu:
Eu, en 5 estoy
Vamos a llegar tardeSi teníamos suerte, íbamos a llegar justo cuando suene la campana y hagan la formación. Repito, si teníamos suerte.
Me cambié. Pollera a cuadros azul, zapatos, camisa manga corta por el calor y la corbata del mismo diseño que la pollera.
Me miré en el espejo y suspiré. Recorrí con la mirada mi cuerpo y después mi cara. Y mi pelo. Mis pelos, dios. Tenía un desastre.
Desde chiquita siempre me gustaron mis rulos, lástima que había algunos días (como hoy) en los que estos se encontraban en su peor estado, y más después de haberme bañado y secarme el pelo.
Estaban esponjosos y llenos de frizz. Me acuerdo que cuando era chica me decían que me parecía a la princesa Merida, de Valiente. Yo feliz, ya que era la princesa de Disney que más me gustaba.
Me peiné como pude haciéndome unas trenzas simples a los costados y uniéndolas atrás. Agarré mis cosas y bajé cuando me llegó un mensaje.
Martu:
Estoy en la parada.Solíamos ir en colectivo a la escuela, ella vivía a la vuelta de mi casa. Tardábamos unos 10 o 15 minutos en llegar.
—Hola Rasti.—Habló Martina haciéndo que sonría una vez que llegué a la parada.
Me decía así porque el año pasado, estábamos aburridas en su casa y no sé qué pensamos pero nos hicimos una rasta (hechas por nosotras) cada una en la parte de atrás de la cabeza. Me había gustado tanto el resultado que me hice otra más y ella, como era de esperarse, se la sacó.