Capítulo 6: Intercambio de palabras

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"Un ataque desprevenido.

Un ataque que me tomo con la guardia baja, así se cataloga tú carta.

Siendo palabras frescas, palabras de aliento que embelesan mi alma lúgubre y deteriorada.

Sincerarme atraves de tinta y papel, la ironía caló hondo en mi pecho, ya que no esperaba respuesta ha mis palabras cansadas y despechadas, tus palabras. Me atraviesa una extraña sensación al saber que estás ahí, puede que no en cuerpo pero si en alma.

Puede que esté divagando.

Puede que solo este inconcordando.

Pero tus palabras me seducen, ¿puedo confiar realmente? La duda me atraviesa cada vez que pienso en tus letras, en tus palabras dulces como la miel, encantadoras igual que una joven dama enamorada.

Será que me equivoque en dudar de ti, puede que me equivoque más en confiar, pero ya lo he escrito, la soledad siempre me acompaña y como dijo un sabio alguna vez.

Uno de los mayores miedos del hombre es la soledad...

Att: N. D"

Respondió ha la carta que le envié

Vaya, esa no me la esperaba.

Levante la vista de la carta y frunci el ceño.

La carta no es tan larga como las anteriores, es más pequeña y sofisticada, además que duda de que pensar así que... Así que eso quiere decir que quiere saber si soy de fiar.

Sola ha mitad de la noche, con una tormenta afuera que amenaza con derrumbar cualquiera casa o arquitectura que este con la guardia baja, respondí la carta de "N, D" .

Me sigo preguntando si es hombre o mujer, aveces pienso que seria más sencillo si lo supiera. Aunque dudo que me lo diga, puede, que si y también que no. Muy linda contradicción.

Si es mujer, puede que sea mucho más sencillo hablar con un ser de mi propio sexo y especie. Más sencillo saber que temas abordar y así no sacar una estupidez. Aunque creo que es mujer.

Si es hombre experimentare que se siente invadir un territorio desconocido, todo lo que desconozco Hasta cierto punto. Aunque no creo que lo sea.

Después de escribir la carta, la doble y metí en el sobre, tome un paraguas y corriendo la deje en el buzón para regresar al interior seco y cálido.

- Pobre de quien esté afuera sin paraguas - lance al aire mientras sacudía el paraguas y lo dejaba en su lugar.

Después de eso, me dirigí ha mi habitación con intenciones obvias.

"La duda es un gran veneficio para lo desconocido.

Yo soy una desconocida, y ese veneficio es algo me otorga el hecho de serlo.

Puedes confiar en mí, puede escribir tus secretos, tus sentimientos, tus dolores y ambiciones. Te aseguro que no pienso hacerte daño, aunque yo lo diga.

Siento haberte atacado cuando tenga la guardia baja, sinceramente yo tampoco estaba decidida en escribir esa carta. Pero cuando lo hice lo hice con toda mi alma.

Att: L, W"

Dejó la carta descansar en su regazo, mientras observaba las llamas de la chimenea, mientras estas se retuercen en su naturaleza destructora.

Con el rostro sin expresión alguna guardo la carta en su sobre, la dejo sobre la mesa y escribió.

Si confiar era lo que ella deseaba de su persona, eso era lo que obtendría.

Escribió durante un largo rato, rato en que se perdía en el limbo, en el cual no encontraba las palabras adecuadas para expresarse. Podía tener todo lo que deseara, ecepto la paz, la paz de la que tanto hablan y de la que tanto se escapo de sus brazos.

Con los ojos llorosos, liberando las penas que tanto le dañaban y consumían su triste corazón escribió sin expresión, mientras estaba agonizando su alma su cuerpo seguía vivo y joven. Limpio con un pañuelo sus ojos oscuros, tan oscuros que se confundían con el negro tenebroso de la noche, afilados y fríos. Sin emoción alguna la cual una pared de hielo le deje ver su verdadero sentir.

Suspiró al dejar la carta en el sobre lista para ser entregada.

Con los párpados pesados por el cansancio, pero la mente tan despierta que le torturaba su descansar. Se puso de pie y camino hacia su alcoba, para dejarse caer en su lecho, cerraron los párpados y frunciendo el ceño al ser su cabeza invadida por un dolor en ambas sienes, abrió ambos ojos, se sentó al borde de la cama y en su mesa de noche tomo unas pastillas a secas.

Se dejó caer nuevamente en la cama con su brazo izquierdo sobre su frente mientras los medicamentos surgían efecto y se deja guiar por morfeo.

Al día siguiente, aproximadamente a las diez de la mañana, estaba dejando la carta ha la chica que respondía sus cartas.

La dejo en el buzón para así emprender nuevamente su caminata hacia un lugar calmado, camino por el centro de la cuidad y al ver hacia la multitud en un despiste se quedo ahí como una estatua observando la multitud, la normalidad de la sociedad.

Tan agena y egoísta hacia los demás, sumergida en sus propios problemas y asuntos que sin importa le nada sigue con su camino.

Observó hacia su alrededor y se dio cuenta que tanto la sociedad como su persona, eran muy inestable, muy fracturada, desecha y extraña.

Un sensación que no supo identificar le asalto, no sentía nada casi siempre y el hecho de sentir algo le extrañaba mucho. No supo identificar el sentimiento, así que como vino se fue y lo dejo de esa forma sin darle muchas vueltas al asunto.

Retomó su andar y espero que cuando allá vuelto, su respuesta le aguarde en ese pequeño compartimento de metal que recibía las cartas que escribía al igual que las que le dedicaban a su solitario ser.

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⏰ Última actualización: Sep 18, 2019 ⏰

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