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El 9 de marzo el día que desearía nunca haber vivido, todo iba a la perfección, fuiste a estudiar, era un día como cualquier otro, a diferencia que en unas horas todo cambiaria por completo. Esa noticia me partió el alma, todos nos llevamos esa gran sorpresa no lo esperábamos para nada, eras alguien tan sano, nunca creí que eso te pasara.

Por lo que me contaron tus compañeros es que se reunieron, tomaron el metro y se fueron directo a la universidad, te empeñabas tanto y ellos te admiraban por eso, siempre te decían lo orgullosos que estaban de ti, al llegar tus primeras tres clases transcurrieron de lo más normal, después ya no fue lo mismo, te encontrabas muy cansado, eso no era común el ti, dormías bien, tenias toda tu vida bien organizada y nada te salía mal, días antes se te notaba que ibas perdiendo peso, no le di tanta importancia ya que te empeñabas haciendo ejercicio, pero todo eso fue indicio de algo malo, algo que no pudimos deducir hasta que tú ya no dabas más.

Las últimas clases fueron largas y tú cansancio no ayudaba, al llegar a casa, lo recuerdo muy bien verte tan pálido, me preocupaste demasiado, tú solo decías que se te iba a pasar y que en unas horas ibas a estar bien, pero no fue así, lo dejé pasar, pero al verte tan mal, me preocupo mucho y , nos fuimos directo al médico.

En el taxi iba rogando para que todo estuviera bien, el trayecto se hacía eterno ya que nuestra casa estaba un poco lejos, pero después de tanto llegamos, entramos y nos atendieron rápido, al principio pensaron que tus defensas estaban bajas, no se equivocaron en eso, pero los doctores decidieron hacerte más exámenes, pasamos el resto del día en el hospital te traían de un lado al otro, los doctores decidieron que pasarás la noche ahí, me regrese rápido a nuestra casa para poder llevar ropa para que te sintieras cómodo ya que no sabíamos que día te iban a dejar salir.

Trate de apurarme para pasar todo el tiempo a tu lado, tomé todo lo indispensable y me regresé, pasaron los días, no teníamos respuestas no sabíamos que te pasaba, solo tu situación iba caminando y te encontrabas cada vez más cansado y pálido. Finalmente me habían avisado que los resultados ya estaban listos, solo faltaba que llegara el doctor y nos diera los resultados.

Al verlo entrar, serio sin ninguna expresión en su rostro me dió un indicio de que era algo malo y efectivamente así era, nos pidió que nos acomodáramos, tú estabas en tu camilla y yo a la par sosteniendo tu mano. La espera nos estaba matando, los resultados de los exámenes indicaban cáncer.

Será nuestro último adiós  (haechan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora