Clarice

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Sentado frente al lago que le recordaba sus buenos tiempos de infancia, Damon miraba el horizonte donde nuevamente los patos eran los protagonistas.

Había pasado una semana desde su despido y a pesar de mandar algunos currículums a otras empresas de diseño, nadie había respondido ni siquiera para hacerle una entrevista.

Si las cosas seguían así lo más probable es que tendría que volver a la casa de sus padres, en Essex, una pequeña ciudad a una hora de Londres. Él no quería eso ya que se había esforzado tanto por vivir en la capital y tener un buen trabajo que dejarlo todo sería como hacer una bola de papel y tirar todo a la basura.

Su abuelo lo veía desde la ventana y con un suave silbido captó su atención.

Al verlo le hizo una seña para que entrara a casa ya que el frío se empezaba a sentir más al caer la noche.

Al entrar y sin muchas ganas, Damon se sentó frente al comedor y mordió una galleta que estaba ahí quién sabe desde hace cuánto.

Su abuelo se sentó frente a él. Verlo así de desanimado y preocupado le hacía mal.

— ¿Qué piensas hacer ahora?— Rompió el silencio que había en el ambiente.

Damon miró al techo y suspiró profundamente.

— Nadie responde a mis currículums. Tengo miedo que el mes pase y no tenga con que pagar mí alquiler o mí comida— Se notaba preocupación en su voz.

— Tu sabes que por eso no debes preocuparte, ¿Para qué crees que estoy yo o tus padres?— Intentó aliviarlo.

Sin embargo, Damon hizo un gesto de inconformidad. La idea de independizarse precisamente era para no depender de nadie más que de él mismo.

— Voy a estar bien, abuelo. Tranquilo.— Mintió para calmarlo.

— ¿Cómo vas con las fotos? ¿Ya tienes alguna idea?— Cambió de tema sin mucho afán.

De nuevo Damon esquivó su mirada y colocó su mano en su mentón.

— Si te soy sincero mí mente sigue igual de blanca que el día en el que me diste el sobre— Confesó.

Su abuelo levantó una ceja extrañado por lo que escuchaba.

— ¡Qué raro! Digo, la semana pasada Lauren vino a visitarme y dijo que te vió en su galería.

De repente Damon abrió sus ojos como platos y miró fijamente a su abuelo.

— Y bueno, ella me dijo que tú le habías dicho que ya tenias algo en mente— Prosiguió— ¿Le mentiste?

— ¿Cada cuánto viene ella a visitarte?— Evadió su pregunta.

— ¿Realmente importa?— Rió— Lo importante aquí es que en menos de un mes ya debes tener algo listo y no puedes andar mintiendole a los demás diciéndoles que tienes un súper trabajo ya hecho.

Damon blanqueó sus ojos y terminó su galleta. Se levantó un tanto afanado y abrazó a su abuelo para despedirse.

— Voy a intentar lo mejor que pueda pero por favor no me presiones.

Cuando salió de allí y fue a tomar su moto para irse a casa vió en la calle de al frente como una chica de aproximadamente 15 años lloraba sentada en la parada del bus.

Por alguna razón Damon sintió compasión por ella. No sabía si acercarse o no, pero finalmente decidió cruzar la calle para saber si podría ayudarla.

Se acercó lentamente para no asustarla sentándose a su lado.

— ¿Te puedo ayudar en algo?— Preguntó suavemente.

Photographs (you're taking now).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora