Photographs (you're taking now).

Sin decir Adiós

Las hojas de otoño caían suavemente por todo Londres. Finalmente, el día de la boda entre Graham y Sara había llegado lo cual a ambos los tenía nerviosos.

Sara había contratado a una estilista personal para que fuera a su casa a hacerle el peinado y de paso arreglarle las uñas. Por su lado, Graham solo tenía puesto uno de los smokings que su padre le había dejado en el clóset antes de devolverse a Alemania. Recostado sobre el borde de la puerta viendo como arregablan a Sara, sintió una mano en su espalda que lo sobresaltó.

— ¡Qué estupidez todo eso!— Dijo Clarice recién levantada con el cabello revuelto.

Graham asintió cansado de la situación. Sentía como si un elefante estuviera sobre su pecho el cual no lo dejaba respirar libremente.

— ¿Cómo está Damon?— Preguntó dándose vuelta para verla cara a cara.

— Está durmiendo... Pobre, anoche escuché que lloró un poco y habló dormido.

— ¿Qué dijo?— Su cara se tornó triste.

— Era como si tuviera una conversación con alguien. Solo decía cosas como "Claro que sí", "Te extraño" o "Está bien, lo haré".

— Debe extrañar a su abuelo.

— Eso mismo pensé— Dijo cruzándose de brazos— Bueno, me iré a bañar. Lo último que quiero hoy aparte de ver cómo te casas con Sara es que me regañe por no estar lista.

Graham rió por lo bajó caminando hacia la habitación de Clarice para echarle un vistazo a Damon. Al entrar, lo vió en posición fetal sobre la colchoneta, completamente destapado y con la boca un tanto abierta. Fue una escena dulce para él ya que normalmente lo veía frío y serio.

Sentándose en la cama de su sobrina, siguió mirándolo con ternura dándose cuenta que Damon comenzaba a despertarse por todo el ruido que había en la casa proveniente de todas las personas que estaban trabajando en la boda, la cual sería en el jardín.

— ¿Graham? ¿De nuevo tu?— Preguntó mientras abría sus ojos un tanto fastidiado por la luz del sol.

— Es mí casa, Damon, ¿qué más esperas?— Sonrió consintiendo sus rubios mechones.

— Mmm— Puso su mano en el mentón— Quizá que me des un beso de buenos días— Graham se sonrojó al instante poniéndose tenso y nervioso por la situación— Es una broma, Grah— Rió sentándose lentamente.

— Créeme que lo haría— Confesó rápidamente.

Ambos se miraron con pesar y un tanto de chispa. Sin importarle nada, Graham tomó de las mejillas al rubio besándolo suavemente. Damon se dejó llevar por aquello sintiendo como los labios del castaño se humedecian más y más. Abrazándose fuertemente, Damon logro que Graham cayera sobre sí en la colchoneta sin interrumpir ni por un segundo aquel momento.

— Te... Te amo, Damon— Comenzó a decir Graham desesperado apretando sus manos contra las de él y dándole besos en el cuello.

El rubio soltó unos sus es gemidos lo cual calentó a ambos mucho más. Siguiendo con su tour de besos, el castaño desabrochó uno por uno los botones de la camiseta que Damon vestía. Él, por su lado, apretaba y arañaba su espalda de placer mordiéndose el labio mientras se dejaba llevar por todo lo hermoso que se sentía eso.

Todo parecía ir perfecto, ambos lo querían lo anhelaban, más en un momento Damon escuchó gente hablando en el jardín lo cual le recordó el día que era. Eso lo desanimó a tal punto en que hizo que Graham se detuviera.

— ¿Qué pasa?— Preguntó sofocado y con los labios rojos.

— Hoy te casas, Graham— La tristeza y el vacío en su mirada eran inminentes.