Ducha refrescante

8 0 0
                                        

Despues de despedirse de Pete, Michael se instaló en la habitación.
Abrió la maleta verde gastada que llevaba consigo y sacó la poca ropa que llevaba y la colgó en el armario de la habitación y en varios cajones.
Llevaba unos cuantos tejanos, pantalones cortos, muchas camisetas de las que estaba de moda, unas botas, unos zapatos elegantes, unas cuantas camisas elegantes, sudaderas y un chándal gris.
Y, obviamente, su cazadora de cuero.
Esa era una de las pocas cosas de las que se alegraba haber conservado de su etapa de chef en la escuela de Jean Le-Sorcier.

A continuación, Michael se quitó la mochila y sacó todos sus contenidos.
Entre ellos figuraban varios mapas de Londres e Inglaterra, unas gafas de sol de repuesto, un bloc de notas, varios papeles y una carpeta, unos diarios y un libro.

A continuación, ya con todo desplegado, Michael decidió ir a investigar un poco la habitación.

En lo primero que se fijó fue en la extraña forma de la habitación, que era toda de forma más o menos cuadra excepto por la pared del frente, que era curva y juntaba el frente con los lados y que tenía la pared de cristal, permitiendo así poder tener unas vistas preciosas de la ciudad.

Después se fijó en la cama grande, probablemente de matrimonio, que parecía bastante blandita, así que lo comprobó.
Saltó encina de la cama y, como los niños pequeños, rebotó encima de la cama.

-Sip, la cama es blandita.

Después de esa comprobación, se levantó y se puso a mirar el mobiliario.
Una televisión relativamente grande, con las que podías ver la televisión inglesa. Alomejor podía conseguir la televisión vía satélite y así ver sus programas americanos favoritos. O incluso algún que otro francés. A lo mejor podría hablar con Pete para que le pudiese Netflix en la televisión. Y así de paso le ayudaba con el tema de las tecnologías, ya que no las utilizaba mucho.
También tenía un armario grande con bastantes cajones donde anteriormente había guardado la ropa y una mesa y una silla donde
Habían unos cuantos cuadros sobre las paredes blancas que combinaban con el suelo de parquet oscuro.

Bastante bonita. Simple, pero elegante.

En ese momento Michael se dió cuenta de que estaba sudando. Debía ser por toda esa caminata al sol. Enseguida tomo la decisión de darse una ducha ahora que podía y así miraba como era el lavabo.

Cuando abrió la puerta blanca, un hermoso lavabo apareció.
Con baldosas negras/grises en el suelo y las paredes pintadas del mismo color. Con un lavamanos con cajoncitos y un espejo tambien bastante grande, como de dos personas. Tenia un lavabo y también una bañera y una ducha. Michael pensó que era un desperdicio de dinero y espacio hacer una ducha y una bañera, pero bueno.

A continuación, se quitó la ropa.
Los tejanos desgastados, la camiseta y la chaqueta de cuero con la que había llegado se quedaron apartadas en un lado junto a sus bambas.

Ahora que ya no tenía la ropa puesta excepto de la ropa interior, se podía contemplar un cuerpo moreno musculoso y esculpido debido al hábito de hacer deporte que Michael habla cogido durante su rehabilitación en Nueva Orleans. Sobretodo sus brazos. Bastante fuertes por el básquetbol. Aparte de eso, a Michael tambien le gustaba hacer pesas para liberar estrés cuando no podía salir a correr, así que se le marcaban los músculos de los bíceps y tríceps bastante. Su pecho era más bien aunque si que tenía abdominales. Tenía tambien las piernas bastante marcadas por el deporte como los gemelos bastante fuertes. Pero, a pesar de todo, no era un cuerpo de los de los modelos porque, aunque musculoso, era un cuerpo castigado por las adicciones y lo que estás le llevaron a hacer a Michael cómo cicatrices entré otras cosas. Sobretodo una que viene tenía por encima del ombligo que, sin ser exageradamente grande, eres la que más se veía de todas y que cada vez que Michael se desvestía y la veía le hacía recordar su cuerpo antes de la cicatriz. Su vida antes de la cicatriz. Por eso a Michael no le gustaba, pero ni o tenía más remedio que vivir con ella.

Al final, para no centrarse más en su cuerpo, Michael decidió preparar la ducha ya que lo veía más práctico.
Cogió una toalla, preparó el agua y se desvistió completamente.

Ah, el agua refrescante que caía des de arriba hasta llegar al cuerpo de Michael le hacía sentir mucho mejor. Sentía como las gotas le recorrian la piel y le refrescaban quitándoles esa sensación tan desagradable de sudor de la piel. Era la mejor sensación que podía sentir. Él cogió un poco un poco de champú de esas pequeñas botellitas que te ponen en los hoteles y puso una generosa cantidad que luego pudo en su pelo.
Los mismo pasó con el gel.
Y, en un momento, ya estaba listo.
Salió de la ducha, se secó con la toalla y se la puso en la cintura.

Después salió del lavabo y se puso a mirar los papeles que tenía encima de la mesa.

-Objetivo, conseguido. Ahora a buscar el siguiente.

Dear MikeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora