Sin Salida

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Michael cogió un bolígrafo y la libreta y tachó el uno de los primeros puntos.
Un lugar donde dormir.
También escribió en uno de los puntos más lejanos donde se cuestionaba si podría encontrar a Pete después de la misión.
Obviamente estaba completado.

Vaya desorden.
Michael había comenzado por el final de la lista y se había saltado nosecuantos puntos hasta llegar al de un lugar donde dormir. Obviamente no había comenzado con el buen pie.

-Bueno, eso me pasa por no organizarme bien. Y yo que había intentado conseguir información antes de venir.

Dicho eso, Michael se decidió más que nunca a encontrar a sus compañeros y a acabar su misión.

Se vistió con la misma ropa de antes y salió del hotel.
Ahí comenzaba la prueba de verdad.

Michael abrió,la puerta de la habitación y se puso a caminar por los las pasillos con la intención de salir del hotel.
Aunque, no muy tarde, se encontró con otro problema.
No sabía cómo salir del hotel.
Se había perdido. Michael no había prestado atención cuando se dirigieron a su habitación así k no sabía dónde estaban las cosas. Él vagó por todo el edificio en busca de la salida, pero al final no paró de dar vueltas. Subió a todos los pisos del hotel y recorrió hasta el último Pasillo hasta llegar a la azotea.
Bastante arreglada. No se parecía en nada a la azotea en medio ruinas a la cual solía subir con Pete de joven...
Ahora, toda reformada, parecía una azotea de lujo con piscina y chillout y hasta un mini bar con posta de baile. Era incredible.

Michael investigó un poco por la zona. Era genial. Pero pronto se levantó y se marchó cuando recordó que se había perdido y empezó a entrar en pánico.

Otra vez se recorrió todo el hotel y bajó las cinco plantas hasta llegar enfrente de su habitación. Había vuelto de donde había partido. Él se enfadó tanto que casi le dió un puñetazo a la pared. Pero no lo hizo. Se controló. Respiró hondo y siguió con su búsqueda hasta que se topó con una puerta de metal. Michael la intentó abrir, pero no hubo manera. Se dijo que ya se lo preguntaría a Pete.
Pete!
Él debía saber cómo salir de ese dichoso hotel. Al fin y al cabo, era suyo.

Michael, ya desesperado, buscó por todo el hotel, pero no lo encontró. Volvió a subir y a bajar y a mirar en cada esquina.
Hasta que llegó a su habitación.

-¡¿Otra vez aquí. No hay hay escapatoria de este maldito hotel o que?! ¡¿ Y dónde narices se ha metido Pete?!

En ese momento se escuchó un chirrido provinente de puerta de al lado al abrirse y salió de dentro de la habitación una voz:

-¿Qué es ese ruido, alguien me está llamando?

Era Pete.

Dear MikeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora