II

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La odiosa alarma volvió a sonar, esta era la quinta vez que lo hacía, desesperado y con el sueño aún apoderándose de él, Paul levanto su mano buscando aquel molesto ruido, apagó la alarma de un golpe "solo... Cinco minutos más" dijo con dificultad debido al sueño, se revolvió en la cama para volver a dormir, hasta que sintió un fuerte golpe en su espalda "¡Arg!" Exclamó mirando confundido por la habitación.

"ningunos cinco minutos, Paul, te quiero desayunando en diez" Se escuchó a su madre apoyada en el marcó de la puerta y sin una de sus chanclas puestas, le había tirado una de ellas. Dispuso a salir de la habitación del joven.

"¡Eres una agresiva, llamaré a cuidado de menores!" Gritó sentándose en la orilla de la cama y mirando atentamente la chancla de su madre.

"Aún me queda una chancla, niño" se escucharon los pasos apresurados de su madre hacia la dirección de la habitación, el de cabellos oscuros corrió hacia el baño antes de que su madre cometiera un atentado contra su persona.

Era el primer día de clases tras el verano y era un plan que no le divertía para nada, empezando por su peor pesadilla: John Lennon, desde sus dos años, siempre intento acercarse al mayor de forma simpática y amable, dos palabras que John no conocía, dejo de intentar crear una bonita amistad con su vecino a los 5 años, cuando ya pudo hacer otros amigos en la escuela, -como George y Richard, quienes eran como sus hermanos- John se encargo de hacer la vida de Paul un verdadero infierno, sus burlas nunca paraban, pero aún así mantuvo su tranquilidad intacta.

A los siete años, Paul destacaba positivamente en su clase, sacaba las mejores notas y se podía apreciar que su coeficiente intelectual era bastante superior a los de su edad, por lo que decidieron aumentar dos años a su formación como estudiante, todo iba perfecto hasta que aquél día se enteró que iría a la misma clase que su odioso vecino: John.

Bajó a desayunar tras haber organizado su uniforme y sus libros, miró el reloj que envolvía su muñeca y captó que tenía que salir ahora o llegaría tarde, tomó una tostada y la sostuvo con la boca mientras arreglaba su mochila en la espalda "me tengo que ir" dijo como pudo saliendo de su casa y despidiéndose con la mano de su padre y madre.

Los 17 años no le habían sentado nada mal a Paul, que aunque era un chico delgado y sin muchos músculos, tenia cierto encanto que lo caracterizaba y hacía suspirar a múltiples chicas y... Chicos.

Estaba apunto de terminar su tostada cuando unos brazos lo sujetaron de los hombros haciendo que el muchacho saltara del susto tirando su tostada al suelo, se giró con molestia y observó que el culpable de aquello era John, no le sorprendía en lo absoluto.

"¿Te asusté, niño?" Dijo con un aire de superioridad en mayor de los dos

Paul giro sus ojos y se dispuso a caminar lejos del molesto castaño "¿Algún día te cansarás de ser tan molesto e inmaduro?" Dijo pasando con cuidado de no pisar lo que antes era su desayuno, el mayor se apresuró a alcanzarlo con su característica sonrisa de arrogancia.

"En mi defensa" comenzó diciendo el castaño "el mayor aquí soy yo, tengo 19, por si se te olvidaba" acomodó su cabello hacia atrás, acto que el menor no pasó por alto, aunque odiara admitirlo, John tenía un precioso cabello.

"no lo parece, yo soy mucho más maduro que tú" respondió acomodando su mochila, que colgaba de un solo hombro.

Johnny!.." Se escuchó a sus espaldas haciéndolos girar sobre si mismos para ver de quien se trataba, Yoko-Ono, Paul sin quererlo, puso una cara de molestia al ver a la chica de ojos rasgados. Cuando llegó hasta ellos, la chica se lanzó al cuello de John haciendo que este emitiera un sonido de incomodidad "te eche mucho de menos, ha sido el verano mas largo de mi vida ¿Por qué no me llamaste?" Siguió la de pelo negro sin separarse de John

"ehh, Yoko, me haces daño" se quejó el castaño con una mueca de molestia "no tuve tiempo, lo siento" John no sabía como explicarle a la asiática que lo de ellos solo había sido una noche, un error de borrachera, así la veía él, y se sentía mal por aquello.

Paul seguía observando la escena aún con su mueca de asco, se dio cuenta de que ahí no tenía nada que hacer y se marchó dejándolos solos, a veces la gente tan cariñosa le daban náuseas, y mas si se trataba de John, agitó su cabeza ante el pensamiento que había tenido, le daba igual si alguien era cariñoso con John, aunque no se lo merecía, él era un completo imbécil.

Al llegar al instituto, visualizó a sus dos mejores amigos en los casilleros hablando animadamente.

"Hola" Saludó en de pelo negro al acercarse a sus amigos, quienes dejaron de hablar al instante al notar su presencia, George tenía un notable sonrojo de mejillas y Richard sonreía incómodo "¿Qué pasa?" Ladeó la cabeza confundido

"Ho-hola Paul" Saludó Geo de vuelta "nada, solo hablamos" dijo mirando a Richard pidiendo apoyo

"si... Sobre el verano" respondió el de ojos azules rápidamente "¿Qué tal tu verano?" Dijo cambiando de tema, Paul los miró con desconfianza pero decidió ignorar lo extraño que se comportaban

"me la pasé en Liverpool, aburrido y aguantando a la pesadilla de mi vecino" contestó abriendo su casillero y metiendo sus libros y sacando otros.

"¿John?" Preguntó el de grandes colmillos "a mi se me hace lindo" sigue a Paul cuando este cierra su casillero y camina hacia su clase, aunque estaba separado de sus dos mejores amigos debido a su cambio de clase, seguían igual de unidos

"no lo es, John es grosero, maleducado, inmaduro, grosero, testarudo... ¿He dicho grosero?" Geo y Ringo asintieron a la vez "no importa, lo diré de nuevo, es un grosero" dijo entrando por la puerta

"yo también te aprecio, niño" se escucho aquella voz arrogante del grosero e inmaduro John.

Help!  [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora