Capítulo 1

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El verano de Stiles no ha comenzado exactamente como le gustaría. No se imaginaba estar cubierto de heridas, tener alguna aún sangrando, y odiar a una persona mayor mucho más que a un Alpha loco, pero claro, ya nada le sorprende.

—Niño, te ves mal. —Murmura el sheriff cuando entra en la habitación de su hijo y lo ve tumbado en la cama, con una bolsa de hielo sobre las costillas y una mueca de dolor e incomodidad en el rostro. —Creo que deberíamos ir al hospital.

—No, no. Por favor, hospitales no. Estoy bien, lo prometo. —Murmura Stiles antes de intentar levantarse de la cama de forma lenta pero segura, al verse como una tortuga incapaz de darse la vuelta, el sheriff suspira y lo ayuda a levantarse con el ceño fruncido por la preocupación. —Estaré bien, papá. Te esperan en la comisaría.

El sheriff suspira de nuevo antes de despedirse de su hijo, dejándolo rebuscar entre su ropa mientras se viste con un poco de dificultad en sus movimientos. Stiles consigue vestirse rápidamente, diga lo que diga el reloj, decididamente no ha tardado cuarenta minutos en ponerse un pantalón y una camiseta.

Con cuidado, se sube a su jeep y conduce hacia la veterinaria de Deaton. Puede que su pseudo mejor amigo no responda a sus mensajes o llamadas, pero eso no signifique que él no pueda entretenerse de otra forma, y ha decidido que este verano quiere aprender más de eso que dijo Deaton sobre él, su chispa.

Al llegar al edificio, entra por la puerta trasera sin tocar, encontrándose a Deaton limpiando las orejas de un gatito que parece bastante enfermo. Stiles hace una mueca de pena y se aleja de la mesa metálica para mirar a los demás adorables animales mientras el veterinario termina.

—Por supuesto, Stiles, puedes pasar. —Murmura Deaton, y Stiles sonríe divertido caminando por el pasillo de las jaulas viendo un montón de gatos y perros hasta que la jaula más alejada y que no conecta a las demás le llama la atención. Dentro de ella hay un pequeño cachorro de lo que parece ser un husky bastante fiero que no debe tener más tres meses. Es bastante hermoso, y le llama la atención su pelaje color crema.

—Hola pequeño, espera, ¿eres un chico o una chica? —Pregunta al cachorro antes de inclinarse brevemente. —Oh, si, un campeón. ¿Cómo estás, cachorro?

El pequeño cachorro aúlla feliz y se acerca a los dedos de Stiles que pasan por las rejas, dejando gustosamente que lo acaricie como pueda. Sabe que no debe abrir una jaula sin que Deaton esté o le dé su visto bueno, pero esta cosita es demasiado adorable para no abrazarla, por lo que abre la jaula y lo saca con cuidado, dejándolo sobre su regazo, acariciándolo y dejando besitos entre sus orejas puntiagudas.

—¡Stiles! —Exclama Deaton sorprendido, apresurándose hacia el humano y el pequeño animal antes de quedarse quieto a mitad de camino, mirando a Stiles con una mirada bastante extraña. —¿Ha dejado que lo alces? ¿Ha dejado que lo abraces?

—Claro que sí, doc. Nunca haría daño a un perrito tan adorable como este. —Dice Stiles antes de abrazar un poco más fuerte al cachorro, temiendo que el doctor le quite al animal de los brazos.

—¿Perrito? No es un perro, es un cachorro de lobo. —Dice Deaton, y en cuanto lo dice, Stiles se fija mejor en los detalles del cachorro, y si, en sus brazos hay un pequeño lobo, no un pequeño perro. —Me lo dejaron en la puerta esta mañana. Está sano, pero no deja que lo toque ni que me acerque.

—Hueles a gato mojado, por supuesto que el lobito no quiere oler eso. —Murmura Stiles arrullando al cachorro hasta que jadea y se aleja del lobo, mirando entre asustado y fascinado. —¡Oh, dios mío!

Deaton se muestra sorprendentemente asombrado, aunque solo lo demuestra abriendo levemente los ojos, pero para el veterinario ese gesto es colosal según Stiles. Y todo porque el pequeño cachorro se ha transformado en un lindo niño de un año que mira a Stiles con un puchero bastante adorable.

El verano de Stiles |STEREK|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora