LA FUERZA DEL REY (capítulo 2)

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-Odín-

-tranquilo no te haré daño-

El joven pelinegro asintió mientras cerraba los ojos con fuerza y sus manos se aferraban a las sabanas; dos lagrimas traicioneras rodaron por sus ojos al sentir aquella intromisión mientras sus piernas se aferraban a la cintura del rubio quien sonreía besando sus labios para calmar el dolor.

-eres hermoso-

-cállate-

Sonrió al ver como sus mejillas se teñían de rojo mientras empezaba a embestirlo, le diría todas las cosas cursis que le gustaban al otro por mucho que lo negase; Laufey tenía aquella personalidad tsundere que le encantaba.

Conforme habían pasado los años se daba cuenta que el cuerpo de su amigo cambiaba, se volvía hermoso a sus ojos por mucho que intentase mirar la belleza de alguna chica asgardiana estas le parecían insulsas a diferencia de Laufey.

Y pese al duro golpe que se gano tras robarle su primer beso el de cabello negro (en su forma humana) había regresado y le había devuelto el beso mientras sus mejillas se coloreaban, tenía que ocultar aquello o su padre lo mataría, era un hombre justo, pero quería un heredero pronto presionando al príncipe pese a que su madre intentaba persuadirlo todo lo que pudiese.

Su madre, por todos los dioses esa mujer era un ángel; no le armo un escandalo cuando los cacho a él y a Laufey besándose y con las manos en lugares inapropiados y lo principal no le había dicho a su padre; eso sí su madre le pedía que hablase con él, si amaba al heredero de Jotunheim.

-perdón, te lastime-

Miro al chico que observaba su pecho notando algunas marcas rojizas que en el momento de pasión había hecho su compañero, él simplemente negó mientras besaba sus manos, a veces sus poderes de hielo se descontrolaban y terminaban marcándolo, pero era feliz así-

-estuvo bien, eres apasionado-

-imbécil, aun sigo sin entender porque te quiero-

- ¿eh? ¿admitiste que me quieres? –

-tsk, solo lo diré una vez más; te quiero Odín-

El rubio sonrió mientras besaba apasionadamente al otro; sus cuerpos juveniles les permitieron un par de rondas más donde Odín llenaba con su semilla el interior de Laufey, horas después y cubierto por la oscuridad el chico de cabello negro regresaba a su habitación mientras sonreía tontamente estaba enamorado.

Al llegar a esta su sonrisa murió en sus labios cuando miro a su padre sentado al borde de su cama, trago seco mientras observaba el temor en ojos de su madre; su padre era bueno, pero cuando se enojaba podría ser un verdadero demonio.

- ¿Dónde estabas? –

Apretó los puños mientras tomaba aire, su rebeldía presente no le iba a dejar intimidarse; miro a su padre mientras lo enfrentaba.

-con el príncipe de Asgard-

El golpe que siguió lo descolocó mientras escuchaba a su madre gritar, la mujer detenía al hombre para evitar que este lo volviese a golpear; toco su mejilla mientras una lagrima resbalaba por esta, dio media vuelta mientras huía de su hogar, una vez afuera silbo a la nada y un gran dragón blanco apareció.

-Shiro, llévame a la montaña-

Trepo a su lomo mientras el dragón alzaba el vuelo para llevar al príncipe a su nido, cuando este era niño lo había salvado y cuidado, ahora estaba a su servicio. Ambos llegaron a una cueva bastante alejada en Jotunheim y oculta por un frondoso bosque.

REMENDANDO ERRORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora